MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Don Manuel Serrano Vallejo: No al olvido, sí a la lucha

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La semana pasada se conmemoró el duodécimo aniversario luctuoso de Don Manuel Serrano Vallejo, un hombre de 74 años que fue víctima de secuestro y posterior asesinato la mañana del 6 de octubre de 2013, cuando se preparaba para abrir el puesto de periódicos que fue sustento económico de su familia durante 50 años en el municipio de Tultitlán, Estado de México.

Don Manuel sigue viviendo en la memoria y los corazones del pueblo organizado. Ya han pasado doce años de su desaparición física, pero su nombre siempre está con nosotros.

Don Manuel era padre de la luchadora social Maricela Serrano Hernández, expresidenta del municipio de Ixtapaluca, Estado de México, que además dirigía la lucha del pueblo organizado en la zona oriente de la entidad por acercar el progreso que tanto hacía falta a los ciudadanos.

La exigencia de introducción de obras y servicios públicos a sitios históricamente marginados ocasionaba incomodidad a la autoridad en turno, por lo que vino algo que nadie esperaba.

Ante la noticia fatal y en solidaridad por el dolor e incertidumbre de la familia, miles de mexicanos se movilizaron en marchas, cadenas humanas y mítines por todo el país, exigiendo la presentación con vida de Don Manuel.

Su rostro se multiplicó en pancartas, en lonas y cartulinas para exigir la rápida intervención de las autoridades, pero los manifestantes se toparon con un muro de indiferencia y hostilidad por parte del gobierno estatal, que estaba a cargo del entonces priista Eruviel Avila Villegas.

La ley no actuó como se requería y tuvo que pasar casi un año, pues fue en septiembre de 2014 cuando la Procuraduría General de la República (PGR) anunció la detención de varios implicados en el caso y confirmó que Don Manuel había sido asesinado y su cuerpo desaparecido.

Y aquí surgió la pregunta más importante y lógica: ¿Quiénes fueron los autores intelectuales del horrendo crimen? El delito cometido contra el padre de la lideresa fue considerado como una venganza política para detener la lucha del Movimiento Antorchista.

El señor era una persona sencilla; no era un político ni un empresario acaudalado, objeto de secuestro con fines económicos, y los hechos posteriores confirmaron esta sospecha inicial, por lo que ahora es recordado como mártir de la lucha por la construcción de un México sin pobreza, labor que ha desempeñado la maestra Maricela durante toda su vida.

Don Manuel sigue viviendo en la memoria y los corazones del pueblo organizado. Ya han pasado doce años de su desaparición física, pero su nombre siempre está con nosotros: en cada obra, en cada calle, en cada vivienda, en todas las obras importantes que se han materializado con la lucha diaria en la búsqueda de la justicia social.

El tiempo ha dado la razón a los deudos y exhibe el odio irracional e intolerancia contra Antorcha por parte de los enemigos de la organización, que ven en las masas populares un riesgo a sus intereses económicos y políticos; por lo que siempre han intentado terminar con el movimiento social, pero han fracasado.

Doce años después, estamos seguros de que el móvil fue político: esta sigue siendo la única explicación detrás de la crueldad del crimen y la impunidad. La investigación, a pesar de los señalamientos directos contra personajes de la política, nunca ha llegado al fondo; es decir, los autores intelectuales del inhumano acto siguen gozando de la protección oficial en el Estado de México. En consecuencia, nosotros seguiremos denunciando el hecho y exigiendo que se haga justicia a la memoria de Don Manuel: No al olvido, sí a la lucha.

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