MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El Movimiento Antorchista te recuerda, Che

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En nuestro país y a nivel mundial se viven días sombríos, de angustia, rencor y desesperación ante las injusticias cometidas contra nosotros, los más sencillos. Y no es extraño, pues estamos en tiempos de uno de los genocidios más atroces de la humanidad.

Juntos debemos organizarnos en un partido de nuevo tipo que luche por el poder político y, desde esa trinchera, transforme el modelo económico capitalista en uno social.

Vivimos con la muerte día a día, en la pobreza, con secuestros, corrupción, hambre y enfermedad. Vemos con nuestros propios ojos el enriquecimiento ilícito de quienes nos gobiernan y cómo la brecha social se hace cada vez más grande entre los dueños de los medios de producción y la clase trabajadora. Callarnos no es opción: son tiempos de emergencia y es urgente actuar. ¿Qué hacer? Esa es la cuestión.

La historia nos ha mostrado que combatir cara a cara contra los enemigos de clase es una derrota anticipada. Los imperialistas exhiben su poder económico, manifestado en armas que podrían terminar con una civilización entera en cuestión de segundos.

Ahora son drones con inteligencia artificial los que destrozan edificios; ya no es una batalla cuerpo a cuerpo, sino una guerra económica en la que los más ricos lo dominan todo: la política, la educación, la vida entera. ¿Cómo combatir a esos parásitos que nos matan día con día?

¿Cómo salir del atolladero en el que nos encontramos las inmensas mayorías trabajadoras?

Pensadores fundamentales como Carlos Marx, Federico Engels, Vladimir Ilich Lenin, Mao Tse Tung, Ho Chi Minh, Clara Zetkin, Rosa Luxemburgo, Fidel Castro, Che Guevara, entre otros hombres y mujeres que dedicaron sus vidas a descubrir, entender y dominar las leyes que rigen el movimiento de la sociedad, nos mostraron que la lucha de clases es el motor de la historia.

Es necesario unir una vanguardia revolucionaria que aplique estas leyes a su contexto histórico-social, que las difunda entre la gran masa proletaria: amas de casa, campesinos, estudiantes, profesionistas. 

Juntos debemos organizarnos en un partido de nuevo tipo que luche por el poder político y, desde esa trinchera, transforme el modelo económico capitalista en uno social, donde las fuerzas productivas, junto con toda la población, crezcan en beneficio de las mayorías.

No es tarea fácil. Durante siglos, la burguesía ha encontrado mecanismos para someternos mediante la cultura, la educación, el trabajo asalariado mal pagado, el aparato jurídico-político-ideológico, las guerras, las drogas y muchos otros métodos de opresión.

En palabras del gran comandante Ernesto Che Guevara: “La burguesía ha aumentado su agresividad porque les es muy difícil competir con el ansia de los pueblos por liberarse; ellos tratan de hundir en sangre todo movimiento de liberación”.

Hoy, a 58 años de su muerte física, es urgente reavivar el ejemplo de este gran pensador y revolucionario, hombre congruente entre lo que decía y lo que hacía. Che Guevara: amigo, hermano, padre, hijo, modelo de hombre que no medía el peligro, como lo caracterizó Fidel Castro: “Una de esas personas a quien todos le tomaban afecto inmediatamente, por su sencillez, por su carácter, por su naturalidad, por su compañerismo, por su personalidad, por su originalidad, aun cuando todavía no se le conocían las demás singulares virtudes que lo caracterizaron”.

Hoy, su ejemplo debe servirnos de motivación para ser hombres y mujeres abnegados, valientes, estudiosos, comprometidos, que entreguen su vida por la vida de todos los desposeídos del mundo.

No hay más: debemos ser conscientes, darnos cuenta de que, durante muchos años, generación tras generación, las clases dominantes nos han educado. Nos han convertido en seres que eligen el camino solitario, la autosatisfacción de sus ambiciones, el individualismo; que rehúyen la organización y la vida en colectivo, y se sumergen en la competencia y el ataque a sus semejantes.

El pueblo mexicano ha demostrado que la unión hace la fuerza, que en los momentos más difíciles se une y es capaz de reconstruir lo destruido. Se ha dado cuenta de que la esperanza de construir una cuarta transformación es, y seguirá siendo, tortuosa en manos de quienes nos gobiernan actualmente.

Se hace un llamado urgente a vernos como lo que somos: hermanos de clase; a luchar por acercarnos a la ciencia que explica las leyes de la sociedad; a sacrificarnos por construir una vanguardia que dirija la construcción de una nueva nación; a tomar en cuenta que, más adelante, vendrá el premio: la satisfacción del deber cumplido; a ser conscientes de que avanzar unidos nos llevará a la construcción del hombre nuevo.

No están solos. El Movimiento Antorchista, desde su creación bajo la dirección del gran maestro Aquiles Córdova Morán, hoy y siempre, se ha decidido a transformar las condiciones de todos los oprimidos de este país. 

Al igual que el Che, nuestro movimiento tiene la convicción de lucha; debemos forjarnos una nueva personalidad que dirija, eduque, discipline y forme las virtudes más altas del ser humano. Debemos ser los mejores entre los buenos: ese es el llamado que hace Antorcha y que en su momento hizo el Che. 

La juventud y quien esté decidido a luchar deben prepararse y tomar en sus manos la bandera que nos dejaron los grandes revolucionarios de nuestra época. Es el momento.

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