La industria ha sido, a lo largo de la historia, uno de los principales motores del progreso económico y social. Desde la primera Revolución Industrial hasta la actualidad, su evolución ha transformado profundamente la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos.
Los expertos avizoran que la industria mantendrá un desempeño negativo en los próximos meses, ante el declive en la inversión y la incertidumbre comercial.
A lo largo de los siglos ha impulsado la innovación tecnológica y científica, y también ha sido un generador clave de empleo, desarrollo económico y bienestar social. En este contexto, es esencial reconocer la importancia de la industria como un pilar fundamental para el crecimiento de nuestra sociedad y su capacidad para adaptarse a los desafíos del presente y del futuro.
El impacto de la industria en la economía es incuestionable. Genera empleo directo e indirecto en una amplia gama de sectores, desde la manufactura y la construcción hasta la tecnología avanzada y la energía.
Además, la industria tiene un efecto multiplicador: por cada empleo creado en el sector industrial, se generan múltiples empleos en otros sectores relacionados, como el transporte, los servicios y la investigación.
Este motor de crecimiento no solo se refleja en la creación de puestos de trabajo, sino también en la generación de riqueza y la mejora de la calidad de vida. Las economías con un fuerte tejido industrial tienden a ser más resilientes frente a las crisis económicas y a ofrecer mejores condiciones salariales y laborales para sus ciudadanos. La industria es clave para impulsar el desarrollo económico de los pueblos.
Uno de los aspectos más tangibles del impacto de la industria en la sociedad es la creación de empleo. En un contexto global donde la automatización y la digitalización están transformando el panorama laboral, la industria sigue siendo una fuente inagotable de oportunidades.

La adaptación de la industria a estos cambios ha dado lugar a la creación de nuevos perfiles profesionales y a la necesidad de formación continua.
Además, las industrias ofrecen empleos, lo que a su vez mejora la calidad de vida de los trabajadores y sus familias.
El problema de la industria es cuando decae, cuando frena su desarrollo, como es el caso en nuestro país, pues en septiembre del presente año la debilidad de la industria se acentuó al retroceder 3.3 % anual, afectada por el desempeño de la construcción.
“De acuerdo con el Indicador Mensual de la Actividad Industrial (IMAI) del Inegi, se trata de la mayor caída desde enero, además de que ligó ya siete meses de contracción. La caída en la construcción fue de 7.2 % anual, su peor revés desde enero. Este descenso reflejó la baja del gasto público en inversión, el cual impactó también en la inversión privada.
La minería cayó 3.2 %; las manufacturas retrocedieron 2.3 %, y el sector de servicios públicos descendió 0.2 % respecto a septiembre de 2024” (El Financiero, 12 de noviembre de 2025).
La industria automotriz está sujeta a un proceso de reorganización global que impactaría aún más la manufactura en los siguientes meses. La historia no cambiará mucho hacia el cierre del año.
Los expertos avizoran que la industria mantendrá un desempeño negativo en los próximos meses, ante el declive en la inversión y la incertidumbre comercial.

“Los subsectores con mayores caídas de enero a septiembre son: Servicios relacionados con la minería -29.1 %; Construcción de obras de ingeniería civil, -26.7 %; Extracción de petróleo y gas -7.6 %; Fabricación de prendas de vestir -7.5 %; Industria de la madera -7.1 %; curtido y acabado de cuero y piel -6.6 %; Fabricación de equipo de transporte -4.9 %; Minería de minerales metálicos y no metálicos -4.5 %; Fabricación de muebles y colchones -3.8 %” (El Financiero, 12 de noviembre de 2025).
Entre enero y septiembre, la industria acumuló una caída de 1.8 % anual con respecto al mismo periodo del año anterior, y este es su primer dato negativo desde 2020. Hacia los últimos meses del año, las condiciones no son optimistas, de acuerdo con los expertos.
Ante todo lo expuesto anteriormente, le corresponde al gobierno federal no dejar caer la industria, ya que se dejarían de crear empleos bien remunerados.
Urge que los trabajadores se organicen y, como un solo hombre, luchen por su liberación total.
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