MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Valle de Santiago, Guanajuato, otro ejemplo de mal gobierno

image

En todos lados se cuecen habas y, prácticamente en ninguna parte del territorio nacional hay —con sus muy escasísimas y honrosas excepciones— un gobierno estatal o municipal que cumpla la función para la que fue elegido.

Al llegar al poder, muchos se consideran dueños de los ciudadanos y de todos los recursos públicos, y exigen de todos los habitantes, organizaciones sociales y sectores de la sociedad una absoluta adhesión y sumisión. De lo contrario, son declarados sus adversarios y tratados como tales.

Los funcionarios que niegan servicios básicos y luego reprimen a quienes luchan por ellos no sólo cometen una injusticia: cometen un delito contra la dignidad de todo un pueblo.

Y peor se irritan cuando resulta que hay alguien con la disposición de encabezar a sus vecinos para acceder a lo que por derecho les corresponde, pero que les es negado por el funcionario o gobernante en turno, independientemente del color del partido al que pertenezca; entonces no solamente lo ven como un adversario, sino como un mal que se debe extirpar.

Quien exige sus derechos es, para esos gobernantes, el mal ejemplo de los miles, millones de mexicanos que durante toda su vida y la de sus ancestros han vivido trabajando, produciendo la riqueza nacional, pagando impuestos, pero sin disfrutar nada de esa riqueza, siempre relegados y hasta humillados, siempre vistos y tratados como la fuerza de trabajo que mueve una máquina, un vehículo, que deja su sudor y energías en el campo agrícola como jornaleros; como la mano que está obligada a poner en acción la producción, aunque sin el disfrute de ella.

Es hoy el caso del actual presidente municipal de Valle de Santiago, Guanajuato, que, después de obligar a sus gobernados de la colonia Manuel Serrano Vallejo a plantarse de noche y de día para poder contar con los servicios básicos en su colonia, después de negarles atención y soluciones a sus justas demandas y de recibir el legítimo y obligado reclamo, el señor presidente se ofende y se siente agredido por sus vecinos, y como respuesta ha emprendido una campaña contra ellos.

En primer lugar, como también pasa en todos lados —nada nuevo en esos lares—, divide la unidad de los habitantes de la colonia, buscando y comprando a quién o quiénes le hagan el trabajo sucio al interior de la comunidad, pues al final le saldrá mucho más barato comprar la lealtad de esquiroles con veinte o cincuenta mil pesos que invertir dos o diez millones para introducir un sistema de agua potable o drenaje.

Aunado a lo anterior —obviamente, tampoco nada nuevo—, el señor presidente está porfiando en una campaña de calumnias y desprestigio de los dirigentes que están encabezando la protesta social y, quizás lo más delicado, la amenaza reciente de desalojar el plantón permanente; es decir, en lugar de resolver, pretende deshacerse violentamente, con la fuerza pública, de los molestos vecinos que han decidido luchar para mejorar sus condiciones de vida y la de sus hijos.

Pero además, ¿y la ley? Allí, en dicho municipio, ¿no aplican las leyes mexicanas? ¿No vale la Carta Magna? La Constitución mexicana, nuestra ley máxima, nos otorga el derecho a la libre expresión y a la manifestación pública pacífica, así que reprimir una marcha o un plantón pacífico, como es el caso, es violar la ley, es cometer un delito por parte de la autoridad; es pisotear los derechos humanos básicos de acción y defensa social, y los elementales, como el derecho internacional al agua potable y, en general, a los servicios básicos.

Finalmente, organizarse como mejor nos parezca a los mexicanos también es un derecho, y si lo hacemos con el Movimiento Antorchista Nacional, mucho mejor, porque es la única organización del pueblo y para el pueblo, la organización social mejor estructurada y que realmente tiene claro cuáles son las causas de los grandes y graves problemas del país, y también sabe cómo resolverlos.

Antorcha es la única organización que plantea un proyecto de nación a través de la educación política del pueblo. 

Así que este presidente municipal, que ni merece que lo mencionemos por su nombre, representante de los poderosos de su municipio o estado, debe saber que los habitantes de la colonia Manuel Serrano Vallejo no están solos, que cuentan con la solidaridad y el apoyo de miles de sus compatriotas, de miles de antorchistas que, de ser necesario, nos haremos presentes en su territorio, que es el nuestro también, porque somos mexicanos.

Un abrazo para todos los mexicanos dignos que no se dejan comprar ni atemorizar y luchan por un país mejor, que distribuya equitativamente toda la riqueza social que produce toda la sociedad.

0 Comentarios:

Dejar un Comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados *

TRABAJOS ESPECIALES

Ver más

FOTO DEL DÍA