MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

En Oaxaca se reprime al que lucha por acceso a la educación

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La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha dado a conocer, con datos de 2024, que mientras países como Luxemburgo gastan más de 25 mil 584 dólares al año por cada alumno de nivel básico, que es más o menos 507 mil 322 pesos, México invierte solamente 3 mil 513 dólares anuales por estudiante, es decir, unos 69 mil 661 pesos.

El gobierno oaxaqueño no sólo no invierte lo suficiente en educación ni resuelve las deficiencias del modelo educativo, sino que obstaculiza, bloquea y reprime todo intento del pueblo pobre de México de organizarse y luchar para solucionar la situación.

Lo que invierte nuestro país en este importante renglón no es ni siquiera el 25 % de lo que gastan los países de la OCDE en promedio, que asciende a 281 mil 760 pesos. Redondeando los números, podemos decir que, mientras los países que más invierten en la educación de los jóvenes erogan más de medio millón de pesos por alumno al año, y el promedio invierte cerca de 300 mil pesos por el mismo concepto, México gasta menos de 70 mil pesos anuales por cada estudiante; es decir, menos de la cuarta parte de lo que gastan en promedio otros países.

Por su parte, el diario El Economista del 15 de agosto del presente año publica una nota que indica que el gobierno federal gasta más en pensiones que en educación y salud juntos, provocando que de 2018 a 2024 las personas de 65 años o más fueran menos pobres, pero a costa de aumentar las carencias en educación y salud al interior de sus familias; aparte de que 30 % de las escuelas de zonas marginadas o rurales enfrentan algún grado de escasez de profesores.

El último dato que conocemos relacionado con la educación fue publicado por el portal Xataka LATAM el pasado 11 de septiembre; en la nota de referencia, destaca que casi un millón de estudiantes abandonaron la escuela durante el ciclo escolar 2024-2025, ya que dicho periodo cerró con 864 mil bajas en primaria, secundaria y bachillerato.

Y agrega: “De acuerdo con un reporte de Animal Político, los números incluso podrían ser más altos: 994 mil 219 alumnos dejaron sus estudios en 2024-2025. La organización civil Educación con Rumbo calcula que la tasa nacional de abandono en media superior llegó a 30.9 %, un dato alarmante considerando que este nivel es clave para el acceso a estudios superiores y a mejores empleos.

El observatorio educativo advirtió que, aunque la deserción se redujo ligeramente respecto a los picos de la pandemia, ‘no puede interpretarse como un avance’ mientras persistan las brechas regionales, la falta de infraestructura y el abandono de comunidades indígenas y rurales”.

Todos sabemos que esta situación que encontramos a lo largo y ancho del territorio nacional no es nueva, es un problema que se viene arrastrando décadas atrás; y es precisamente este negro panorama el que motivó a los líderes del Movimiento Antorchista a enarbolar, entre las demandas más sentidas de los pueblos y comunidades, la creación de escuelas en todos los niveles.

Pero, como lo reflejan las cifras mencionadas renglones arriba, las comunidades rurales han sido antes, como lo son ahora, las más afectadas por el abandono gubernamental; por lo tanto, el activista de Antorcha se encontraba ante otro problema: la falta de espacios para todo aquel que deseara continuar con sus estudios, ya fuera a nivel bachillerato o a nivel universitario; por lo tanto, este último tenía que emigrar a las ciudades para poder hacerlo.

La solución a esto fue encabezar la creación de albergues estudiantiles, los cuales se fueron instalando en diferentes puntos de la república mexicana, siendo inmediatamente pobladas por decenas de estudiantes provenientes de las capas más desfavorecidas, muchas veces de las zonas indígenas de cada estado.

Esas casas del estudiante fueron un verdadero apoyo, pues brindaban y brindan alimentación y hospedaje a bajo costo; en ellas, el joven que muchas veces habla un idioma indígena y pronuncia mal el español, vence sus limitaciones al encontrar entre los moradores de la institución a otros de su edad que hablan su misma lengua y, por lo tanto, comparten sus mismas costumbres.

Todo ello facilita su integración a las actividades colectivas que le permiten resolver carencias de todo tipo y abrirse paso en un ambiente citadino que no pocas veces desconoce totalmente.

Los albergues estudiantiles han hecho posible que cientos de jóvenes estén cursando actualmente la carrera o licenciatura de su elección; son beneficiarios de esos espacios que, gracias a la mencionada organización y al apoyo de la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios Rafael Ramírez (FNERRR), fueron edificados con lucha y con trabajo, con gestiones ante los diferentes niveles de gobierno y con colectas públicas, y con mucho sacrificio y esfuerzo.

Otros cientos, o tal vez miles, ya son profesionistas o padres de familia que en su momento se beneficiaron de sus instalaciones; muchos más se han integrado ya a la planta laboral y productiva tanto en el campo como en la ciudad, o se encuentran ejerciendo su profesión en instituciones privadas o gubernamentales.

Por todo lo anterior es que causa extrañeza —por decir lo menos—, pero también indignación, coraje e impotencia, que autoridades municipales oaxaqueñas hayan violentado en tres ocasiones los albergues estudiantiles de aquella entidad, una de las más pobres de toda la república: el 23 de enero de 2025 un grupo de golpeadores desalojó violentamente a los estudiantes del Albergue Estudiantil “Villas de Monte Albán”.

El 26 de abril, policías municipales, bajo órdenes del presidente César Figueroa, desalojaron con lujo de violencia y arbitrariedad a estudiantes del Albergue Estudiantil “Juan Manuel Celis Ponce” en Miahuatlán de Porfirio Díaz; por último, el pasado 5 de agosto, un grupo de choque con armas de fuego de grueso calibre allanó el albergue “Villas de Monte Albán” y saqueó una tienda de abarrotes del Movimiento Antorchista.

Lo peor del caso es que, a pesar de que de todos estos acontecimientos ha sido informado el gobernador del estado, Salomón Jara Cruz, no ha movido un dedo para atender la petición. Como consecuencia, los delincuentes se pasean tranquilamente por todos lados sin que nadie los llame a cuentas.

Como le puede quedar claro a todo el mundo que observe de manera desprejuiciada los acontecimientos, el gobierno oaxaqueño no sólo no invierte lo suficiente en educación ni resuelve las deficiencias del modelo educativo, sino que obstaculiza, bloquea y reprime todo intento del pueblo pobre de México de organizarse y luchar para solucionar la situación.

Peor aún, cierra las puertas al diálogo cuando se le solicita su intervención y se le exige castigo a los agresores. Por esta razón, los estudiantes de la FNERRR, acompañados de padres de familia y población en general, estarán buscando en las próximas horas ser escuchados por la máxima autoridad del país, acudiendo a la mañanera de la presidenta Claudia Sheinbaum.

No queda más que esperar que la sensibilidad de las autoridades federales se vea reflejada en acciones inmediatas que lleven a resolver el problema de fondo.

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