MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Hidalgo: discursos de progreso y migración

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De acuerdo con la retórica gubernamental, Hidalgo es un estado con enorme potencial económico. Tanto el gobernador Julio Menchaca como la ahora presidenta Claudia Sheinbaum han pintado, en diversos foros, un futuro prometedor: corredores industriales florecientes, inversión en energías renovables, un polo de desarrollo que irradiaría bienestar. 

Ante la amenaza que representa la persecución a migrantes por parte de Estados Unidos, la respuesta del gobierno mexicano ha sido tibia y no una defensa férrea de sus ciudadanos.

Sin embargo, esta narrativa optimista choca frontalmente con una realidad cruda y persistente: Hidalgo sigue siendo de las entidades con peores condiciones para los trabajadores y, por tanto, con mayor expulsión de migrantes hacia Estados Unidos.

El potencial de Hidalgo no es una invención. Su ubicación estratégica cerca del centro del país, la disponibilidad de tierra y ciertos proyectos de infraestructura son ventajas reales. Sin embargo, esto beneficia a sectores muy específicos, sin traducirse en mejoras tangibles para la mayoría de la población trabajadora.

Esto se refleja en que persisten problemas estructurales que el gobierno estatal y federal no han abordado con la contundencia necesaria. La oferta laboral sigue siendo insuficiente y precaria; dominan el mercado laboral los empleos informales, con bajos salarios y sin prestaciones sociales.

Los empleos formales generados, a menudo en las nuevas zonas industriales, no siempre cubren la demanda ni ofrecen salarios que permitan superar el umbral de la pobreza. ¿De qué sirve hablar de inversión si los salarios de la inmensa mayoría de los trabajadores hidalguenses no permiten sostener a una familia? 

El trabajador hidalguense, cualificado o no, veía en el salario estadounidense aun con todos los riesgos que conlleva migrar la única vía real para garantizar el sustento básico.

En Estados Unidos viven 420 mil hidalguenses, lo que coloca a la entidad entre las diez con mayor grado de intensidad migratoria. Ante la realidad hidalguense de oportunidades limitadas y condiciones de vida precarias, la migración no es una elección libre, sino un último recurso, una alternativa forzosa y un peligro necesario para miles de hidalguenses, muchos de ellos jóvenes, que se ven abocados a emprender el peligrosísimo viaje al norte.

La vida en Estados Unidos, aun logrando cruzar, suele ser de explotación laboral, hacinamiento, miedo constante a las redadas y la separación familiar. Y ahora, esta realidad ya de por sí dura se ha visto agravada exponencialmente. Con Donald Trump, ante la ilusión de hacer a América grande de nuevo, se agrava la persecución y violencia contra los migrantes, la explotación y el sufrimiento de los migrantes, incluidos los miles de hidalguenses que su propia tierra expulsó, migrantes que durante años construyeron la otrora grandeza de Norteamérica con su explotación y sufrimiento.

Ante esta amenaza, ahora también contra nuestro país al nombrarlo adversario de Estados Unidos, la respuesta del gobierno mexicano ha sido tibia y no una defensa férrea de sus ciudadanos. Debemos entender que la migración es el síntoma de un sistema que no provee lo básico para la población, de gobiernos que sirven a intereses privados y no garantizan una vida digna para los mexicanos en su propia patria.

Una verdadera defensa de la patria radica, de manera urgente, en que se priorice de manera inequívoca la creación de empleos dignos, el fortalecimiento de los servicios públicos, la reducción real de la pobreza y la desigualdad. Sólo cuando quedarse sea una opción real y atractiva, la migración dejará de ser la válvula de escape forzosa para miles y nuestra soberanía nacional será más que solo un discurso.

Esta verdadera defensa de la patria no puede venir de los mismos partidos y élites que mantienen a nuestro país como fiel servidor del imperialismo que nos acecha. Se necesita, con urgencia, la construcción de un verdadero partido de los trabajadores, una fuerza política auténticamente arraigada en las fábricas, los campos, las comunidades marginadas y las filas de los migrantes. Un partido cuya razón de ser sea construir un México más justo para los mexicanos.

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