Las cosas no marchan bien, ni en el país ni en el mundo. Todos habitamos este planeta llamado Tierra, y lo que ocurre en una parte inevitablemente repercute en otra. México no es la excepción. En nuestro país persisten graves problemas sociales como la falta de empleo, los bajos salarios, el acceso limitado a servicios de salud y educación, así como una creciente inseguridad.
Las estrategias de Morena, lejos de ofrecer soluciones de fondo a los grandes problemas nacionales, han demostrado ser insuficientes, e incluso erróneas, para resolver la crisis de empleo, inseguridad, salud y educación.
Estos problemas no son nuevos, pero en el contexto del actual gobierno de la llamada Cuarta Transformación, lejos de resolverse, se han agravado. La administración federal ha fallado en responder a las necesidades más urgentes de la población y ha favorecido los intereses de los grupos de poder económico por encima de los intereses de los trabajadores.
El país atraviesa una etapa difícil, y millones de mexicanos —trabajadores, campesinos, estudiantes— que se encuentran en la pobreza o pobreza extrema lo resienten día con día. En lugar de avanzar, parece que nos hundimos más en un sistema que abandona a la clase trabajadora.
Los gobiernos y partidos políticos que han estado en el poder —tanto en el pasado como en el presente— han servido, en gran medida, a los intereses de quienes concentran enormes cantidades de riqueza. Esa riqueza es generada con el esfuerzo y el sudor diario de millones de trabajadores, campesinos y obreros del país.
A pesar de los discursos de transformación, en México no ha habido un cambio real en el poder político, lo que ha permitido que la clase política se haya especializado en manipular las conciencias, aprovechándose de la falta de educación con propaganda engañosa para mantener en la marginación a los sectores más pobres de la sociedad.
Una muestra clara de ello es lo que ha sucedido desde que Morena llegó al poder en 2018 con Andrés Manuel López Obrador, y más recientemente, en 2024, con Claudia Sheinbaum. Sus estrategias, lejos de ofrecer soluciones de fondo a los grandes problemas nacionales, han demostrado ser insuficientes, e incluso erróneas, para resolver la crisis de empleo, inseguridad, salud y educación que afecta a millones de mexicanos.
Sus soluciones han consistido, en gran medida, en la entrega de tarjetas y dinero en efectivo, una política que lejos de resolver los problemas estructurales del país, se ha convertido en una estrategia para mantener a la población “feliz, feliz, feliz”, pero sumida en la pobreza, el atraso y la marginación.
Estos apoyos, aunque necesarios para muchos, no sustituyen una verdadera distribución equitativa de la riqueza, ni generan empleo digno, ni servicios de calidad, ni mucho menos mejoran la calidad de vida de los pobres. Pero esto no debe desanimarnos, sino hacernos ver que el sistema actual está entrando en crisis y deberá ser superado por uno más equitativo y justo para todos los mexicanos.
Antorcha, desde hace mucho tiempo —en especial nuestro secretario general, el Ing. Aquiles Córdova Morán, líder de los antorchistas de todo el país— ha remarcado en sus discursos que la solución a todo el atraso de nuestro país, que la única salida que nos queda a los mexicanos, es organizarnos, luchar y concientizarnos. El problema no es únicamente la corrupción, sino la pobreza, y combatirla es una prioridad para el Movimiento Antorchista Nacional.
La realidad se impone ante las mentiras de los gobiernos y va abriendo paso hacia un mundo multipolar, en el que el poder no se concentre en uno o en unos cuantos, sino que se distribuya equitativamente.
Para lograrlo, compañeros, debemos apresurar el paso y avanzar cada día para organizar a la clase trabajadora. Los más conscientes y capaces deben unirse en un partido, no de masas, sino de los pobres; un partido en el que sus integrantes estén dispuestos a trabajar por el beneficio del país. Debe ser un partido de nuevo tipo, con miembros capaces de enfrentar la situación actual y de llevar al pueblo trabajador por el camino del progreso.
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