Mientras el gobierno federal presume avances en materia educativa, en las colonias marginadas de Xalapa la realidad es otra. Niños de la colonia Humberto Aguirre Cruz se graduaron en condiciones precarias: aulas de lámina y lona, pisos de tierra, falta de mobiliario, baños insalubres y carencia de agua potable. Estas son las promesas incumplidas de la Cuarta Transformación (4T), que no ha logrado garantizar una educación digna para los hijos de las familias de menores ingresos.
La generación 2024-2025 "Andrés Chávez Pineda" del jardín de niños Berenice Bonilla López y la primaria Manuel Serrano Vallejo celebró su graduación en medio de adversidades. A pesar de los discursos oficiales sobre la "prioridad educativa", estos estudiantes han crecido y estudiado en un entorno donde el abandono gubernamental es evidente y también las profundas brechas de desigualdad social existentes.
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador y ahora el de la presidenta Claudia Sheinbaum prometió una revolución educativa, pero en comunidades como la Humberto Aguirre Cruz, las escuelas siguen esperando aulas dignas, baños funcionales y acceso a agua potable. Mientras se invierten millones en proyectos como el Tren Maya o la Refinería de Dos Bocas, las escuelas públicas en zonas marginadas siguen en el olvido. ¿Dónde quedó el compromiso de la 4T con la educación pública?
Ante la indiferencia gubernamental, son los maestros y padres de familia quienes mantienen en pie estas escuelas. Con esfuerzos comunitarios, logran que los niños sigan aprendiendo a pesar de las condiciones inhumanas. Mientras el gobierno prioriza obras faraónicas, la comunidad demuestra que, sin apoyo oficial, la educación sobrevive por pura resistencia.
La graduación de los niños de la colonia Humberto Aguirre Cruz en Xalapa es un recordatorio crudo de que las promesas gubernamentales no bastan. Ante la negligencia del Estado, la única salida es la organización y la lucha social. Si la 4T no cumple, las familias, maestros y estudiantes deben alzar la voz con más fuerza.
La historia demuestra que los derechos no se regalan, se conquistan. Así como Andrés Chávez Pineda luchó por los campesinos, hoy toca exigir escuelas dignas: con paredes firmes, agua potable y baños que no sean una humillación. El camino es largo, pero cada reclamo, cada protesta y cada acto de resistencia suma.
La única alternativa que le queda a las clases trabajadoras y a sus hijos en esta sociedad injusta es la lucha organizada con sus iguales. Este año, las escuelas antorchistas también adoptaron como su lema de clausura: “divulgar la cultura es defender la patria”, pues para Antorcha la cultura es una arma poderosa de educación política y de formación de mejores mexicanos. La cultura también es una forma de identificación, es aquello que nos recuerda que todos provenimos de la misma raíz, que pertenecemos al mismo pueblo y que compartimos los mismos anhelos, las mismas alegrías, los mismos problemas y las mismas injusticias. La cultura común nos recuerda que como hermanos de la misma clase social, debemos unirnos entre todos para cambiar la injusta sociedad que nos oprime a todos. Por escuelas dignas, la lucha sigue.
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