Hoy que las amenazas a nuestra patria han escalado a niveles no conocidos en la época moderna de nuestro país; cuando se nos ha incluido en la lista de países adversarios por el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, cuando a nuestros paisanos se les da trato de criminales solo por ir a buscar del otro lado del Bravo la forma de sobrevivir que no han encontrado aquí; cuando el hijo del mismísimo presidente norteamericano declara que no se descarta una invasión armada a nuestro territorio y, además, se ha declarado oficialmente a los presuntos cárteles mexicanos como grupos terroristas, para poder justificar una “guerra” tipo Gaza, en la que los sionistas masacran niños, mujeres y ancianos y roban impunemente su territorio a un pueblo asentado en él desde tiempos ancestrales; se hace necesario reflexionar.
La fuerza está en nosotros, que somos el pueblo unido, organizado, porque el pueblo no se levanta como un solo hombre espontáneamente, sin que nadie lo eduque.
Sobre todo, porque la invasión ideológica, cultural, de gustos, modos y modas hace tiempo que se viene desarrollando, al grado de que a muchos mexicanos les parece mejor ser “gringos”, olvidando que aquellos quieren el territorio y sus recursos, no a los mexicanos, como lo prueba la actual redada antiinmigrante y el estatus de americanos de segunda que viven los habitantes de estados de la Unión Americana como los boricuas o puertorriqueños.
Recojo y hago mías las versiones emitidas sobre las sabias palabras pronunciadas por el ingeniero Aquiles Córdova Morán, dirigente indiscutido del antorchismo nacional, en ocasión de las clausuras de las escuelas de nivel básico en Tecomatlán, Puebla:
“Es necesario que nos mentalicemos para defender la patria; la fuerza está en nosotros, que somos el pueblo unido, organizado. Porque el pueblo no se levanta como un solo hombre espontáneamente, sin que nadie lo eduque. Para que cada mexicano se vuelva un soldado de la patria, hay que abrirle los ojos y eso no lo está haciendo el gobierno, pero nuestra organización está intentando hacerlo. Y para despertar al pueblo, nosotros hacemos, entre otras cosas, cultura. Y es que, a nivel mundial, existe una campaña para borrar la cultura de los países, porque nos quieren homogeneizar para que olvidemos nuestras raíces, la grandeza sobre la que se asienta México”. Por tanto, el pueblo debe entender que “ser mexicano es ser dueño del territorio donde se asienta México, somos dueños de todo lo que hay en México: sus bosques, sus mares, todos sus recursos”.
Esta campaña tiene como propósito que los mexicanos no recuerden el nivel cultural de nuestros antepasados, “para que olvidemos que lo que hay en México es de los mexicanos, para que cuando alguien se quiera apoderar de nuestros recursos no haya oposición y nos quedemos sin patria. Pero quedarnos sin patria sería quedarnos sin un lugar en el mundo”.
Quienes impulsan esta campaña en contra de las culturas de los pueblos son los ricos y poderosos del mundo, por lo que es necesario pensar críticamente, porque el sistema educativo de nuestro país “enseña la ciencia parcializada, cuando en la vida real es una sola. Deja de lado el aspecto social, es decir, que no vivimos aislados, vivimos en sociedad y dependemos unos de otros. Y ese aspecto no se enseña en las escuelas”.
En México, la información sobre los problemas internacionales se da sesgada. Por ejemplo, “no se dice lo que está pasando en Gaza, que los están matando. ¿Por qué se ha llegado a este nivel de brutalidad?, ¿por qué también en México hay crímenes espantosos? Porque la humanidad entera ha perdido el camino.
La idea de progreso se ha pervertido porque algunos han hecho de eso su propiedad, diciendo: que los demás trabajen para que yo progrese. Por eso todos trabajan, pero no todos disfrutan del resultado de ese trabajo, y aunque hoy se produce más riqueza que nunca, esa riqueza está concentrada cada vez en menos gente. La riqueza no es infinita; si alguien la acumula, en consecuencia, alguien se queda sin la parte que le toca. Por eso unos progresan, pero otros no.
Esa concentración de riqueza ha producido monstruos, porque son auténticas fieras que se han puesto contra el derecho, el bienestar de la inmensa mayoría del planeta; se han convertido en fieras asesinas, sin entrañas, sin sentimientos, sin compasión”
Esa gente no está pensando en trabajar para el desarrollo de todos, solo en el suyo. Es un egoísmo asesino, y no les importa que la gente se muera de hambre o enfermedad; y si no se dejan explotar, la matan, como en Gaza. Los van a sacar a la fuerza de su patria.
El peligro de este tipo de atrocidades cometidas por el gran capital está en que “en cualquier lugar del mundo pueden hacer lo mismo, pueden trasladar sus armas por todo el mundo y ¿quién los va a detener? ¿Y dónde está la fuerza que pare a esos monstruos? Nadie les hace nada. El progreso dejó de ser para todos y pasó a ser de un grupo de poderosos que nos somete para que trabajemos para ellos”.
Por tanto, el pueblo mexicano debe aprender a analizar la realidad de manera crítica, a conocer nuestra cultura y nuestras raíces. “No son palabras, es una manera de empezar a entender qué es la patria, y eso es el territorio nacional, y tenemos que defenderlo”.
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