MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Tláhuac, CDMX: sí a conjuntos residenciales; no a vivienda popular

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El pasado lunes 21 de julio, cientos de antorchistas de Tláhuac salieron con decisión una vez más a las calles, en enérgica protesta por la cerrazón de la alcaldesa Berenice Hernández. El motivo: la rotunda negativa de esta funcionaria, a la que la mayoría de la población concedió por segunda vez su voto por la promesa de que ahora sí iba a gobernar en beneficio de toda la población de nuestra alcaldía, necesitada de muchos servicios y obras con urgencia.

Primero están los desarrolladores, primero están los intereses inmobiliarios y primero están quienes tienen poder económico; para los pobres, sólo hay desdén y olvido.

La alcaldesa prometió que ahora sí se vería el cambio en las condiciones de vida para las mayorías de Tláhuac; entre ellas, que las miles de familias más pobres y carentes de una vivienda digna contarían con su apoyo. Sin embargo, las promesas se vuelven humo en boca de políticos insensibles y, sobre todo, enemigos de que la gente se organice y luche por sus demandas más sentidas.

En lo tocante al grave problema de la falta de una vivienda digna y propia que enfrentan los sectores más pobres de la población, salta a la vista el desdén y desprecio con que la alcaldesa Berenice Hernández mira y aborda esta carencia de primer orden

En efecto, por una parte, autoriza la construcción de lujosos conjuntos residenciales, departamentos que tendrán un costo de casi cinco millones de pesos. Hasta el más ciego se da cuenta de que estas viviendas no las puede pagar una familia humilde, una familia de trabajadores.

Por más que trabajaran las 24 horas del día, este conjunto es sólo para ricos. Así queda claro para todo mundo que el gobierno de Berenice Hernández les autoriza, sí, pero sólo a quienes tienen dinero e influencias en los altos niveles de la política; para ellos, todas las facilidades.

Pero cuando se trata de atender las peticiones de la gente pobre, la cuestión varía. La respuesta a la solicitud para la construcción de viviendas para la gente humilde es NEGATIVA. A pesar de que a la alcaldía no le costará ni un solo centavo para estas obras, y que solo se le pide su autorización, a pesar también de que la alcaldesa y su partido, Morena, prometieron que gobernarían primero para los pobres, la respuesta es un rotundo “NO”.

La solicitud de su autorización es para otorgar vivienda digna a familias de escasos recursos económicos que habitan actualmente un predio llamado “Buena Suerte”, ubicado en la misma alcaldía de Tláhuac, donde viven hacinadas, en espacios de 24 metros cuadrados, con construcciones provisionales, baños y lavaderos colectivos, en verdaderas pocilgas, con cuartos construidos con láminas de cartón y, para colmo, en las últimas semanas han tenido que enfrentar inundaciones que ponen en riesgo su salud y su seguridad.

Estas familias no están pidiendo que se les regale nada, sólo la autorización por parte de la alcaldía, pues sus viviendas serían adquiridas a través de un crédito que les otorgaría el INVI. Estas familias merecen un espacio donde vivir de manera segura, estable y humana. Pero, como las autoridades no tienen necesidad de vivir en esas condiciones, con toda la insensibilidad y soberbia de la que son capaces, simplemente les niegan su derecho a una vivienda digna.

Desde hace meses, el Movimiento Antorchista hizo la propuesta de terreno donde podrían construirse dichas viviendas; sin embargo, a pesar de ser este ya un acuerdo y compromiso por parte del subsecretario de Gobierno de la administración pasada de Claudia Sheinbaum, al hacer las gestiones pertinentes para que la alcaldesa de Tláhuac, Berenice Hernández, autorizara la construcción de este proyecto, nos encontramos con un bloqueo total y una obstinación por echar abajo esta disposición de gobierno.

Desde entonces, Berenice Hernández, responsable directa de atender esta demanda, se ha negado a firmar la autorización necesaria para que el proyecto avance, dejando en la incertidumbre a las familias que dependen de ello.

Resulta sumamente curioso y sorprendente que la alcaldesa de Tláhuac se atreva a desobedecer una indicación central de gobierno. Esta situación sólo se explica por el profundo odio que profesa a la organización popular y al hecho de que la gente se organice y exija sus derechos para lograr mejores condiciones de vida y vivienda digna.

Esta aversión sólo se entiende porque ella sabe que Antorcha es una organización verdadera, en donde militan personas honestas y comprometidas con las causas justas, que critican las malas acciones de los gobiernos, sean del partido que sean.

Ante esto, al arribo de la numerosa marcha a la explanada de las oficinas de la alcaldía de Tláhuac, y como ningún funcionario se acercó para atender a los marchistas, no hubo más remedio que instalar un plantón, para lo que se colocó una carpa gigante y todo lo necesario para acampar de manera permanente.

Más allá de las palabras, los hechos muestran que el gobierno de Tláhuac no está interesado en proteger el derecho de los pobres a vivir dignamente. Aunque repita una y otra vez su lema de “primero los pobres”, la realidad demuestra que en Tláhuac primero están los desarrolladores, primero están los intereses inmobiliarios y primero están quienes tienen poder económico. Para los demás, para los pobres, sólo hay desdén y olvido.

Y más contradictorio es que esta política de exclusión contradice el discurso que ha sostenido en los últimos meses la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, quien ha caracterizado públicamente el fenómeno de la gentrificación como uno de los grandes problemas de la ciudad, ya que por esto la población trabajadora es desplazada por el crecimiento desordenado de los precios de la vivienda.

Como solución, ha propuesto una política de vivienda social que proteja a los que no tienen, que garantice que el desarrollo urbano beneficie a todos y no sólo a una élite. Pero mientras Brugada plantea sus buenas acciones, la alcaldesa de Tláhuac se niega a aplicar esas ideas en su propia demarcación.

Exigimos a la alcaldesa de Tláhuac, Berenice Hernández, que respete el derecho a una vivienda digna para nuestros compañeros de Buena Suerte. Hoy no sólo está en juego una firma, una autorización para construir vivienda para los humildes, sino la vida de muchas familias que sólo solicitan un lugar digno donde vivir. Adelante, compañeros.

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