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Refinería Dos Bocas, más inauguraciones que resultados

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Este 1 de julio se cumplieron tres años de la primera inauguración de la refinería Olmeca en Dos Bocas, ya que en 2022, por estas mismas fechas, el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador arribó a las instalaciones acompañado de la secretaria de Energía, Rocío Nahle, para llevar a cabo el corte del listón.

Dos años después, el 3 de agosto de 2024, nuevamente López Obrador, ahora en compañía de la presidenta electa Claudia Sheinbaum, dio por segunda vez el banderazo de arranque a la producción de combustible.

Con los últimos datos dados a conocer por la petrolera Pemex, avalados por Fuelpricing, la operación de Dos Bocas se encuentra al nivel más bajo, es decir, a 18.4 % de su capacidad.

Cabe señalar que, inicialmente, se había proyectado que la refinería iniciaría operaciones en el año 2022, porque en la toma de posesión de AMLO, aquel 1 de diciembre de 2018, en el número 71 de sus cien compromisos como nuevo jefe de Estado aseguraba que se imponía como meta un plazo no mayor a tres años para que se produjera en México “toda la gasolina que consumimos”. Hoy, a tres años de distancia de aquel plazo autoimpuesto y varias veces postergado, tabasqueños y mexicanos seguimos en espera de su cumplimiento.

Desgraciadamente, el problema no son sólo sus escasos resultados, sino la gran cantidad de recursos que ha devorado: el proyecto, que originalmente costaría 8 mil millones de dólares, ha casi triplicado ese costo a 21 mil millones y aun así no ha podido cumplir sus metas. 

Recordemos que, de acuerdo con el propio gobierno federal, fue diseñada para procesar 340 mil barriles diarios de crudo; sin embargo, en mayo del presente año, apenas alcanzó 114 mil 900, es decir, que en ese mes estuvo operando al 30 % de su capacidad.

Además de lo anterior, es posible que el verdadero problema no sea sólo optimizar la producción —que los expertos calculan sería más o menos dentro de uno o dos años—, sino el hecho de que la famosa refinería aún presenta etapas de construcción inconclusas.

Una nota de El Universal del 5 de junio puso en evidencia que Petróleos Mexicanos (Pemex) reconoció en un informe enviado a la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés) que en diciembre de 2024 la refinería suspendió sus operaciones debido a problemas con los parámetros de calidad del crudo, y aclaró que fue a finales de febrero de 2025 cuando reanudó actividades.

La nota agrega que el consultor de QUA Energy, Marcial Díaz Ibarra, ha considerado que Dos Bocas sigue sin consolidarse como una fuente efectiva de refinación y que, si la suspensión de actividades es consecuencia de no cumplir los parámetros de calidad, entonces “debemos seguir explorando para lograr tener un producto de mejor calidad”.

Lo curioso es que, a pesar de que Dos Bocas fue diseñada de origen para procesar crudo pesado, según la publicación que venimos comentando, no pudo trabajar con ese tipo de hidrocarburo, lo que le causó pérdidas por el orden de los 43 mil millones de pesos entre enero y marzo de este año. Con los últimos datos dados a conocer por la petrolera Pemex, avalados por Fuelpricing, su operación se encuentra al nivel más bajo, es decir, a 18.4 % de su capacidad.

Los entendidos en estos temas aseguran que la baja calidad en el crudo pesado o su excesiva salinidad es algo común con lo que las refinerías tienen que lidiar. Para ello cuentan con la infraestructura necesaria que les permite seguir produciendo ininterrumpidamente; sin embargo, ese no parece ser el caso de la refinería Dos Bocas, que tiene que contratar a otras empresas y, en ocasiones, éstas subcontratan a una tercera para hacer frente a la situación, con lo cual se elevan sus costos.

En resumen: si, a pesar de haber consumido cerca de tres veces los recursos que se proyectaron para su construcción y de haber retrasado varias veces el inicio de sus operaciones, a tres años de distancia del plazo fijado la refinería Dos Bocas se encuentra operando a su nivel más bajo y aún carece de la infraestructura necesaria para producir al 100 %, ¿a qué conclusión podemos llegar? Si a esto le agregamos que, para el anterior presidente de la República y fundador de la 4T, “no se necesita ninguna ciencia para sacar petróleo del subsuelo”, ¿es acaso la refinería Dos Bocas una vacilada?

No lo sabemos, pero lo que sí va quedando claro cada día que pasa es que esa forma de derrochar o dilapidar el dinero de nuestros impuestos, esa forma de hacer “obras” y, en una palabra, esa forma de gobernar es algo que no nos merecemos los mexicanos. Urge, pues, que cada uno de nosotros hagamos lo necesario para cambiar esta situación.

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