No hay trabajo, no hay agua, no hay medicinas, no hay seguridad… no hay gobierno. Estas palabras suenan ya con bastante frecuencia en el sur del estado. Apenas hace dos días, Manuel Gastélum, integrante de la nación yoreme-mayo y propietario de diez hectáreas, declaraba en entrevista para el medio Meganoticias: “Estamos batallando mucho. No hay dinero, no hay trabajo, y ahora ni agua para sembrar”.
En el caso extremo de un empleo mal pagado como el de un jornalero en Huatabampo, ¿podemos pedirle que crea que vamos por la senda del bienestar? No lo creo.
Con profunda resignación remataba señalando que muchos de sus vecinos y él mismo tendrían que mudarse a ciudades de Sinaloa o a la frontera para buscar el sustento familiar.
Como tratando de hacer pasar un camello por el ojo de una aguja, no hay semana en que el aparato propagandístico del gobierno insista en que estamos por la senda del progreso y el bienestar. Se fuerza demasiado la realidad para hacerla coincidir con su concepción de bienestar.
La realidad y el peregrinar diario de las familias sonorenses reflejan, en lo inmediato, una situación bastante diferente. Y para no quedarnos con la simple opinión de un ciudadano, veamos lo que dice el propio gobierno y sus instituciones sobre la vida material de nuestros pueblos.
De acuerdo con datos del Sistema Nacional de Información Estadística y Geografía (Snieg), que recaba datos con corte al año 2020, tomo los datos que corresponden a Huatabampo. Con una población de 77 mil 682 habitantes, de los cuales su Población Económicamente Activa (PEA) es de 34 mil 972, el 41 % corresponde al sector primario más industrias, sectores con pagos muy raquíticos.
Para darnos una idea, tenemos que un jornalero en Huatabampo está recibiendo un pago de cuatro pesos por cubeta de chile verde cortado. Así, en un supuesto de que logre hacer cincuenta cubetas, apenas estaría percibiendo un pago de 200 pesos por jornada de ocho horas, bajo los inclementes rayos del sol sonorense.
De sobra se sabe que las tarjetas con dinero que reparte el gobierno no pueden sustituir los ingresos diarios de un empleo. Pero, y en el caso extremo de un empleo mal pagado como el de un jornalero en Huatabampo, ¿podemos pedirle que crea que vamos por la senda del bienestar? No lo creo.
Y en el caso de que alguien pida que ese jornalero se sacrifique más para hacer más cubetas de trabajo, yo preguntaría: ¿es que se añora volver a la época de las haciendas porfiristas?
Por estos hechos, el mismo Snieg, con datos del Coneval, estimaba en 51 % la población en situación de pobreza. De acuerdo con datos del ISAF en 2023, del total de ingresos municipales, apenas el 15 % se destinó a obras, proyectos y servicios para la población, mientras que el 33 % del dinero se iba en pago de nómina y prestaciones.
Por esta misma razón, y siguiendo con el informe del Snieg, tenemos que el 50 % de las vialidades del municipio no cuentan con recubrimiento (son de terracería), el alumbrado público apenas cubre el 19 % de las vialidades, alrededor de 5 200 viviendas queman su basura por no pasar el carro recolector, 5 500 viviendas no cuentan con drenaje, el organismo municipal del agua operó en 2023 con un déficit de 1 millón 10 mil 425 pesos y, aun así, el servicio de agua potable es pésimo y hay cortes cada semana por maquinaria obsoleta.
En el mismo periodo de 2023, el ISAF reporta que el municipio adquirió deuda por 33 millones 200 mil pesos, al mismo tiempo que pagó por deuda pública 37 millones 169 mil 979. Entre pago de nómina y pago de deuda, el municipio devengó el 42 % de sus ingresos, de ahí que cerrara su ejercicio fiscal con déficit.
Es decir, por un lado, la clase trabajadora sin mejoras salariales sustanciales y poco empleo, y por otro, el gobierno municipal con poca capacidad para hacer obra pública y mejorar los servicios. De ahí que tenga razón Antorcha cuando plantea una reforma fiscal progresiva. El Estado enfrenta una grave crisis de falta de recursos económicos. Los municipios están operando con deuda adquirida con particulares que terminan pagando los colectivos pobres.
El gobierno de la 4T debe entender que su discurso cada día es más débil y se destruye con mayor fragilidad al menor contacto con la realidad. De ahí la necesidad de que nosotros, los antorchistas, de seguir organizando al pueblo y encauzar su lucha por un modelo de país verdaderamente al servicio de la clase trabajadora.
Con mejores obras y servicios, con más empleo y mejores salarios, y una reforma fiscal progresiva que haga pagar más a las grandes fortunas millonarias para beneficio de nuestros pueblos y colonias. Hay mucho por hacer todavía. El primer paso es combatir el discurso oficialista y seguir organizando y educando a la clase trabajadora.
Corren aires de mejoría en Huatabampo, o cuando menos es la percepción de la gente. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos y el empeño de la administración actual, debemos reconocer que, sin los recursos económicos suficientes, esa voluntad y esfuerzo pueden quedar en buenos deseos.
Así, por ejemplo, sabemos que desde hace meses en Tesorería Municipal se han encargado de ir enflaqueciendo el personal municipal para ahorrar unos pesos y, por otro lado, no se ha dejado de recurrir a préstamos bancarios para medio sacar los compromisos.
Tanto la administración como sus partidarios deben entender que, sin reforma fiscal, no habrá cambios sustanciales.
Los superhéroes viven dentro de las historietas, nos hace falta más pueblo unido y más lucha de clases.
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