Jamás había entrado al recinto del Edificio Central de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), pero tenía curiosidad de ver su interior; se presentó la ocasión de manera fortuita en el año de 1980, en mi adolescencia, cuando estudiaba en la secundaria Nocturna para Trabajadores, ahora denominada Sentimientos de la Nación, ubicada sobre la avenida Juárez en la colonia Satélite y puesta a funcionar en aquella época, para aquellos que teníamos que trabajar para continuar con nuestros estudios; y les cuento, que un servidor y otros de mis compañeritos y maestros de la secundaria, fuimos a tomar las oficinas de la Federación Universitaria Potosina (FUP), porque unos porros estudiantiles (cuyos nombres no quiero recordar) de la FUP de aquel tiempo, querían apoderarse de la dirección y administración de nuestra escuela. Conflicto que duró unos meses y motivó el cierre de ese centro escolar, y encarcelamiento-por unos días-de algunos de nuestros maestros, pero esa ya es otra historia; total, que para no hacérselas tan larga, es que durante unos días yo y mis compañeritos “rebeldes”, nos mantuvimos día y noche en los espacios de la FUP y al interior del Edificio Central de la UASLP, para nosotros era algo nuevo y nos causaba asombro en las noches que se cerraba la puerta principal y todo quedaba en penumbras. Las pequeñas lámparas que habían eran insuficientes para alumbrar los grandes espacios y patios, que nos parecían tenebrosos, con sombras que parecían que salían de la fuente hacía los pasillos superiores, y sobre todo, los lugares donde se ubicaban los calabozos, donde los monjes o novicios de ese antiguo Convento Jesuita, hacían sus oraciones o sus momentos de contemplación; pero también nos apretujaba el alma, el temor de que llegaran los porros a desalojarnos o los policías del Convoy del Terror que utilizaba el gobierno despótico del ex gobernador Carlos Jonguitud Barrios, lo que un poco nos reconfortaba era ir a tocar la nariz del famoso busto de bronce de Ildefonso Díaz de León-ubicado en las escalinatas que van a rectoría- para que nos “diera suerte”. Esas fueron las condiciones y a temprana edad en que tuve contacto con mi Universidad, un entorno oscuro.
Una universidad muy convulsa, por la intromisión de fuertes grupos económicos y políticos en la entidad en el máximo centro de estudios. Por una parte, el Grupo Universidad integrado por el liderazgo de las cámaras empresariales, y del Opus Dei local, y por la otra, la clase política potosina, priistas encabezados por el despotismo y cacicazgo del ex gobernador Carlos Jonguitud Barrios. Sendos entes del poder, tenían sus grupos porriles al interior de la UASLP, denominados Los Azules, Los Bronces, Olivos, Mestizos, Los Conejos, etcétera.
Años después con el apoyo del Movimiento Antorchista, e incorporado al grupo estudiantil de la Federación Nacional de Organizaciones Bolcheviques, (FNOB), opuesto a los grupos porriles, ingresé a la Prepa No. 1 de la UASLP, un espacio de la universidad controlado por los porros, donde polulaba el alcohol y droga; maestros “barcos” y “aviadores”, los “viernes sociales”, y la amenaza y agresiones físicas a quienes criticábamos la mala preparación y ausentismo de docentes, y porque también pedíamos mejores condiciones materiales de las instalaciones. Años después de que terminara mis estudios en esa prepa, en 1986, cuando recién había ingresado a la Coordinación de Ciencias de la Comunicación (CCC), cerraron ese bachillerato y también la Prepa 3, por el asesinato del estudiante Jorge Mena, debido a los conflictos entre grupos porriles. En medio de este hervidero de violencia, toma de edificios, y de choque violento entre los grupos fácticos al interior de la UASLP, es que se desarrollaron los primeros meses de vida de la CCC. Los alumnos fundadores de esta escuela sufrimos estos vaivenes -sustitución del rector José de Jesús Rodríguez (Alias El Popo) de aquella época, por Alfonso Lastras Ramírez (Alías el Diablo), y el director de la Coordinación de Comunicación, Jorge González Larios por Raúl Camacho Muñoz- y bandazos y cambios bruscos en la política educativa de la carrera; un día maestros plenamente identificados con el clero y el Opus Dei nos intentaban aleccionar con ideas clericales, al otro, llegaron maestros con ideas del neo marxismo o marxismo revisionista de Antonio Gramsci y Louis Althusser. Por otro lado, las condiciones en que llevamos clases eran muy precarias, estuvimos de manera provisional en la Caja Real, después emigramos al Centro de Idiomas.
“La Historia de la Carrera de Ciencias de la Comunicación fue una constante demostración de fe en sus primeros años”. Afirmó la maestra Adriana Ochoa, actual directora de la Facultad de Ciencias de la Comunicación (FCC) en su mensaje ante egresados de diferentes generaciones en la cena de gala, con motivo de 40 años de la facultad en el Edifico Central de la UASLP, que se llevó a cabo el pasado 20 de septiembre.
Afortunadamente en los primeros años de los 90s, se construyeron las instalaciones de la FCC en un predio al poniente de la Ciudad, y con mucho esfuerzo y gestiones, encabezadas por el director Raúl Camacho; se logró su equipamiento, auditorio, cabina de radio, aula de medios y cómputo; quien me invitó por aquellas fechas a conocer las modernas instalaciones. Recuerdo lo conmovedor de esa visita al recorrer por todo el inmueble, acompañando al principal protagonista de tan digna obra, en su rostro y ojos brillantes se reflejaba su orgullo y su alegría, por haber alcanzado tan noble fin.
Hoy que la FCC ha llegado a su etapa adulta, que inició con muchas dificultades y expectativas disímbolas, “como una cosa toda rara, como una carrera sin futuro”, nos refirió Adriana Ochoa, también egresada de la segunda generación de comunicólogos. La trayectoria de la carrera ha ido en ascenso, en el 2015, pasó de ser licenciatura al rango de Facultad; ha adquirido reconocimientos a nivel nacional e internacional en la producción de audiovisuales, productos radiofónicos, libros y publicaciones; pero lo más importante es la aportación de profesionistas de calidad, que ahora trabajan como maestros en la UNAM, en Zaragoza, España; en la industria de redes sociales en Irlanda; y los que nos quedamos aquí, haciendo universidad y haciendo país. Concluyó su mensaje en el convivio de egresados, la directora de la Facultad.
Nuevos retos
En el libro 40 años formando comunicólogos para el mundo (1985-2025), escrito por el doctor Saúl Iván Hernández Juárez. Profesor e investigador de la FCC, la maestra Adriana Ochoa aseguró que el desafío en el manejo y utilización de los medios de comunicación “es fundamentalmente un imperativo ético. Nuestra autonomía universitaria permite liderar esta reflexión crítica y diseñar planes de estudio que preparen no solo profesionales en la técnica, sino en la comprensión ética y el impacto social de la comunicación. Hacer comunicación es crear los espacios para el debate sereno, para el análisis riguroso, para educar y crear una cultura de paz y justicia”.
Bienvenido, pásale Miguel
Me dijo cortésmente, Ernesto Anguiano maestro de la FCC y anfitrión a la fiesta de gala a la entrada del Edificio Central de la Universidad, todo estaba lleno de luces, y ocupé mi lugar en la mesa reservada a los egresados de la primer generación asistentes: Gaby Torres Montero, Socorro Carrizales, Ruth Berrones, Ma. Luisa Buendía, Ana Cristina Fonte, Verónica Patricia Gallardo, Alhelí Martínez Rodríguez, Ma. Violeta Ramos, Domingo Santana Luna, Soledad Solís Zúñiga, Ingrid Wiebet López, Eduardo Sánchez Acevedo, Carlos Gerardo Cortés y Carmen Rivera Gómez. En el evento, había destacadas personalidades, empezando por el rector de la UASLP, Alejandro Javier Zermeño y amigos que no había visto hace muchos años, como Marco Antonio Flores, (Alias el Tadeo) y muchos más. Convivimos, charlamos y bailamos. En ese lugar histórico, y punto de mi primer contacto con mi Universidad, y de fiesta donde se celebraban los grandes bailes universitarios en los años 70s, como el Baile de Bachilleres y de la facultad de medicina, en los cuales, las parejas de baile para llegar al Patio Central, descendían por las escalinatas, las damas por lado izquierdo y los caballeros por el lado derecho, rodeando a la escultura de Ildefonso, todos vestidos muy elegantes. Grandes bailes se presentaban en ese lugar, con la participación de destacadas orquestas como la de Carlos Campos, Ray Conniff, Mariano Merceron y otras, que alternaban con grupos locales, como El Jazz Capri y Premier. Me platicó un amigo, el periodista y escritor Filiberto Juárez.
Salud por los 40 años de la FCC, ha llegado a su etapa adulta. Pero su trayectoria y vida por hacer una mejor comunicación profesional y comprometida con la sociedad, apenas comienza. “Una comunicación que devuelva la voz a quienes se la han robado, San Luis Potosí necesita comunicarse mejor; y nosotros estamos aquí para honrar el camino, para agradecerle a miles de familias mexicanas por su generosa labor cotidiana de sostenernos y abrazarnos de tantas maneras”. Anunciaron alumnos a través de un video que presentaron esa bonita noche llena de luces y de estrellas en el Patio Central, que conmovió a los cientos de asistentes a la fiesta. Hay esperanza en su futura formación profesional, y seguro que honrarán el camino las nuevas generaciones.
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