La tarde del jueves 21 de agosto de 2024, diez balas atravesaron el frágil cuerpo de David Lozano, de catorce años, chalán de mecánico originario de Cajelitos, comunidad perteneciente al municipio de Chilpancingo, capital del estado de Guerrero.
En la escena del crimen —el interior de un estacionamiento público ubicado en la avenida Miguel Alemán, justo frente a la clínica del IMSS-Bienestar y muy cerca del centro de la ciudad— se encontraron doce casquillos percutidos. Ahí quedó el cuerpo del adolescente, en cuclillas, autoabrazándose en un intento vano por protegerse de la muerte, negándose a caer hasta su último aliento, ante la mirada indiferente de personas que pasaban por el lugar y comerciantes que de inmediato cerraron sus cortinas.
Chilpancingo y Acapulco son municipios con alta incidencia y percepción de violencia; Acapulco ha sido señalado como una de las ciudades más violentas del país y en Chilpancingo, la percepción de inseguridad aumentó en 2024.
La falta de oportunidades para estudiar expulsa al mercado laboral a miles de jóvenes que, como David, se ven obligados a emplearse para ayudar al gasto familiar. La violencia truncó sus sueños y dejó a una familia más incompleta, inconsolable.
Horas más tarde, dos personas fueron baleadas en la avenida Lázaro Cárdenas, una de las más transitadas de la ciudad, con saldo de una persona muerta y otra herida. Chilpancingo y Acapulco son municipios con alta incidencia y percepción de violencia; Acapulco ha sido señalado como una de las ciudades más violentas del país y, en Chilpancingo, la percepción de inseguridad aumentó en 2024.
Este lamentable hecho refleja la fallida estrategia de seguridad en Guerrero, estado gobernado por Morena, enfermo de impunidad y teñido de sangre, donde los asesinatos se registran día a día, donde hay robos, desapariciones y desplazamientos forzados de pueblos enteros ante el silencio oficial y cómplice de los tres niveles de gobierno.
En una reciente conferencia matutina, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo informó que Guerrero se encuentra entre las 25 entidades del país que lograron reducir la incidencia de homicidios dolosos durante el primer semestre del año, en comparación con el mismo periodo de 2024.
La disminución fue del 12.3 %, colocándose en la posición número veinte a nivel nacional. Sin embargo, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública destacó que Guerrero se ubicó en el séptimo lugar en homicidios dolosos en junio y en julio escaló al quinto lugar con 134 casos registrados, lo que representa el 6.7 % del total nacional.
En el periodo enero-julio, la entidad sumó 870 homicidios dolosos, equivalentes al 5.9 % del total del país, situándose en el sexto lugar, entre las siete entidades federativas que concentraron el 51.1 % de los crímenes.
El caso del adolescente asesinado no es aislado: es un síntoma grave del deterioro social y del fracaso institucional para garantizar condiciones mínimas de seguridad para la ciudadanía.
Presuntamente, el jovencito había acompañado a unas personas a retirar dinero en efectivo de una sucursal bancaria cercana al lugar. Fue perseguido por sujetos que pensaban que llevaba el dinero y, al intentar ponerse a salvo en las instalaciones del estacionamiento público, fue cobardemente asesinado.
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