El pasado 25 de noviembre se cumplió un año más de la muerte del Comandante Fidel Castro, quien durante la mayor parte de su vida se dedico a luchar por la liberación de Latinoamérica. En un discurso pronunciado en la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo que se realizó en Río de Janeiro, Brasil, Fidel decía: “Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre. Ahora tomamos conciencia de este problema cuando casi es tarde para impedirlo”. Fidel hablaba de la progresiva destrucción de la naturaleza que el sistema capitalista venía realizando y que, a pesar de las advertencias hechas por él, no se ha detenido.
Al contrario de lo que comúnmente se dice sobre quien es el responsable de este deterioro de las condiciones materiales de la vida humana, Fidel también tenía claro que no se trataba de un problema en el que todos los habitantes de la tierra tuvieran la misma responsabilidad, pues como lo mencionaba en ese momento “las sociedades de consumo son las responsables fundamentales de la atroz destrucción del medio ambiente”. Hoy se sabe que siguen siendo las sociedades del norte global las que tienen un mayor consumo de energía, lo que se traduce en un mayor consumo de recursos naturales. Para mantener los niveles de consumo deben extraer recursos del resto del mundo. Incluso aquí hay que tener en cuenta que no son “todos” los habitantes del norte global los responsables, según Greenpeace el 10% de las personas con mayor ingreso a nivel mundial son responsables del 25 a 43 por ciento del impacto ambiental. En este sentido, en las sociedades de consumo del norte global, debido a la estructura de desigualdad del sistema capitalista, la gran mayoría de las personas no cuenta con los recursos suficientes para consumir al nivel que lo hacen las grandes fortunas, por lo tanto, su responsabilidad es mucho menor.
Últimamente, incluso desde la izquierda, han surgido posturas que para solucionar el problema proponen detener el crecimiento. Sin embargo, esta postura no toma en cuenta que hay muchos países que se quedarían sumidos en la pobreza si es que se detuviera el crecimiento económico. Por lo tanto, solo serviría para incrementar las desigualdades. Fidel lo plantea con claridad: “Si se quiere salvar a la humanidad de esa autodestrucción, hay que distribuir mejor las riquezas y tecnologías disponibles en el planeta. Menos lujo y menos despilfarro en unos pocos países para que haya menos pobreza y menos hambre en gran parte de la Tierra. No más transferencias al Tercer Mundo de estilos de vida y hábitos de consumo que arruinan el medio ambiente. Hágase más racional la vida humana. Aplíquese un orden económico internacional justo. Utilícese toda la ciencia necesaria para un desarrollo sostenido sin contaminación. Páguese la deuda ecológica y no la deuda externa. Desaparezca el hambre y no el hombre”
Este planteamiento de Fidel, en esencia, lo que propone es hacer una revolución. Está demostrado que a las clases en el poder nos les interesa el medio ambiente, con tal de seguir obteniendo ganancias. Todo el mundo está repleto de desperdicios que la industria genera, una industria de la que solo unos cuantos son los beneficiarios.
Los estados nacionales están al servicio de los intereses del capital, por tanto, es fundamental que el poder pase a manos de las clases trabajadoras del país. Porque también ha quedado claro que las posturas de la izquierda actual no están interesadas en corregir el rumbo.
Recordar a Fidel es al mismo tiempo recordar que es necesaria la revolución, que si queremos asegurar el futuro de la humanidad, es fundamental reorganizar la sociedad.
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