MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El derecho a la vivienda digna y la soberbia de los funcionarios

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A nuestros compañeros Antorchistas en la Ciudad de México, en concreto a los colonos del predio Buena Suerte, en la alcaldía de Tláhuac, la alcaldesa, Berenice Hernández Calderón, les está obstaculizando absurdamente la oportunidad de tener una vivienda digna.

Más de 200 familias habitan desde hace dieciocho años el predio Buena Suerte, ubicado en esa alcaldía. Todas son familias de obreros y trabajadores humildes, cuyos ingresos escasos les impiden tener una vivienda propia.

Las “razones” de la alcaldesa Berenice Hernández son mero pretexto: muestran su soberbia, la cual raya en el sadismo, pues sólo eso explicaría que se sienta contenta al ver el sufrimiento de la gente. 

Hoy viven hacinados en este pequeño espacio, compartiendo baños y tomas de agua, y pese a ello no se desaniman y siguen luchando con la ley en la mano para lograr una vivienda digna. ¿Por qué lo aceptan?, porque no tienen opción, porque así ya no tienen que pagar renta, y todos ustedes saben, compañeros, amable lector, que dejar de pagar renta es una transformación radical en la vida económica de las familias, y por lo tanto en todos los aspectos, pues eso que ahora no se paga al despiadado casateniente se puede destinar a comprar un poco más de frijoles y tortillas, o hasta para enviar a los hijos, que son lo que más queremos, a la escuela para que sean gente de bien.

En estos años, los habitantes del predio Buena Suerte han sufrido no solo las carencias, lo indigno de esta modesta vivienda, y las constantes inundaciones en las que han perdido periódicamente todas sus humildes pertenencias, sino el acoso de los funcionarios, quienes les han torturado con los cortes de luz y de agua, y hasta constantes amenazas de desalojo, siempre sin razón legítima, sino que pareciera que sucede por simple sadismo de quienes disfrutan enfermizamente con el sufrimiento y dolor ajeno.

Tras muchos años de lucha, al lado de sus hermanos de la clase trabajadora, organizados en el Movimiento Antorchista, pusieron la esperanza de acceder a una vivienda digna en el proyecto que vienen gestionando desde hace varios años ante el gobierno central de la capital y el Instituto de Vivienda de la Ciudad de México (INVI), y lograron por fin que el subsecretario de la administración de Claudia Sheinbaum se comprometiera a otorgarles una vivienda, junto con el INVI, que a su vez se comprometió a adquirir el terreno en esa demarcación, para solucionar esta necesidad.

Esta esperanza convertida ya en una posibilidad real gracias a la lucha y la gestión del pueblo organizado, sin embargo, fue cancelada, vil y perversamente cancelada, por la actual alcaldesa morenista, Berenice Hernández, quien se negó a otorgar la correspondiente autorización para la construcción de vivienda popular.

La actitud de la alcaldesa es a todas luces irracional, soberbia e injusta. Irracional porque no existe ningún impedimento real ni legal ni de ningún otro tipo, ni siquiera económico, pues la alcaldía no va a aportar ni un centavo para estas viviendas, los recursos para el terreno los aportará el INVI y la construcción de edificios en condominio estará a cargo del gobierno de la Ciudad de México, como un préstamo a pagar con facilidades por parte de los colonos. 

Berenice dice que no quiere autorizar este nuevo asentamiento porque ya son muchos habitantes en la alcaldía y ya no se puede conectar más gente a los servicios de drenaje y agua. La irracionalidad es evidente, la lógica funciona totalmente al revés: no se trata de poner límite a la población demandante de servicios, sino de ampliar estos hasta donde la demanda lo exija.

¿Acaso va a impedir que nazcan nuevos tlahuaquenses?, ¿va a elevar a ley ese impedimento o impondrá la prohibición de nuevos embarazos? ¿A los que sobran los va a desterrar o los va a matar?

Su “razón” emula al bandido Procusto, quien, según la mitología griega, ofrecía hospedaje a los caminantes, invitaba al huésped a tumbarse en un lecho de hierro, al que lo sujetaba para inmovilizarlo. Si su estatura era inferior a la longitud de la cama, estiraba sus extremidades hasta descoyuntarlo y ajustar su estatura a la cama.

Si su estatura era superior al tamaño de la cama, cortaba sus piernas de forma que no sobresalieran. Ni más ni menos razona la alcaldesa Berenice Hernández Calderón.

Las “razones” de la alcaldesa son mero pretexto: muestran su soberbia, la cual raya en el sadismo, como dije antes, pues sólo eso explicaría que se sienta contenta al ver el sufrimiento de la gente. Ella no causó este sufrimiento, ni es ella quien lo va a resolver, eso lo están resolviendo los colonos y las instituciones gracias a la lucha del pueblo organizado. Berenice, pues, no tiene nada que ver con esta solución, pero es ella quien otorga los permisos y no los quiere otorgar; es ella quien obstaculiza el avance.

Lo injusto de su proceder se muestra no sólo en lo ilegal de la acción y omisión de Berenice, pues viola el artículo cuarto constitucional que dice: “Toda familia tiene derecho a disfrutar de una vivienda digna y decorosa. La ley (es decir, el Estado) establecerá los instrumentos y apoyos necesarios a fin de alcanzar tal objetivo”, hasta aquí dicho artículo, sino en el simple hecho, incontestable y evidente, de que la alcaldesa puede, con una simple firma, dar curso a la solución de la carencia de vivienda de cientos de familias mexicanas. Pero prefiere poner obstáculos y negar a los habitantes del predio Buena Suerte la posibilidad de acceder a esa vivienda digna.

Los colonos afectados, quienes necesitan con urgencia esas viviendas, están de acuerdo en pagarlas a plazos, y Berenice les está robando esa solución y violentando sus derechos. Pero ellos no están mancos, ni están locos, ni están solos, la actitud cerrada y sectaria de Berenice lo único que provocará es que aumenten la intensidad y la frecuencia de las protestas de los colonos de Buena Suerte y de sus compañeros, y por lo pronto ya activó el apoyo de los millones de Antorchistas de todo el país.

Los antorchistas de Campeche también nos sumamos a la protesta nacional, a la exigencia de que la alcaldesa morenista cambie su actitud y deje de obstaculizar a quienes sí quieren trabajar; que, si ella no ha querido o no ha podido solucionarlo, mucho ayuda el que no estorba. Y anunciamos que estamos dispuestos a apoyar a nuestros compañeros, del modo que sea, del modo que ellos nos pidan, pues los antorchistas somos un solo hombre, y los de Campeche solamente estamos en espera de que nuestros compañeros de la Ciudad de México nos lo indiquen.

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