Frente a toda la humanidad se están escribiendo las páginas de la historia más atroces y despiadadas de la época moderna; se podría decir que, en pleno XXI donde el desarrollo de la tecnología permite que haya comunicación instantánea a lo largo y ancho del planeta, un acontecimiento con magnitudes mundiales pasa desapercibido. El poder y el dinero lo hacen posible. Como escribió Federico García Lorca, lo importante es dónde se ponen los cañones de la luz, y en este caso sucede lo mismo.
Desde hace meses la embestida de Israel se ha intensificado sobre el pueblo palestino, al grado de que relatoras de la ONU, Tlaleng Mofokeng y Francesca Albanese, han dicho: “Estamos consternados por la masacre de civiles perpetrada por las fuerzas israelíes en la Franja de Gaza. El mundo está siendo testigo del primer genocidio mostrado en tiempo real por sus víctimas”.
“Estamos consternados por la masacre de civiles perpetrada por las fuerzas israelíes en la Franja de Gaza. El mundo está siendo testigo del primer genocidio mostrado en tiempo real por sus víctimas”.
Este hecho que debiera inundar los medios de comunicación para que toda la población se entere no aparece; Palestina ha desaparecido de los noticieros y de las portadas de los diarios en un intento por ocultar y hacer olvidar las masacres que han cobrado la vida de más de 60 mil palestinos a manos del ejército israelí.
Además, se ha convertido en un negocio internacional. El tres de julio de 2025, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) publicó un boletín titulado “Gaza: Muchas empresas se benefician con la destrucción de la vida palestina”, en el que afirma que lo que está ocurriendo en Gaza es un genocidio sustentado en un sistema de ocupación explotadora y de lucro.
También hace referencia al informe elaborado por la relatora Francesca Albanese, quien documentó que, en los últimos veintiún meses, la bolsa de Tel Aviv ha subido un 213 % acumulando 225 mil 700 millones de dólares en ganancias bursátiles, de las cuales 67 mil 800 millones corresponden sólo al último mes mientras el genocidio israelí devastaba las vidas y los paisajes palestinos.
Para algunos, el genocidio es rentable; se han identificado a más de 48 empresas —entre ellas fabricantes de armas, tecnológicas, financieras, de construcción y de energía— que han incumplido sus responsabilidades legales más básicas de ejercer su influencia para poner fin a la violación en cuestión o terminar las relaciones y desvincularse.
Los actores corporativos están profundamente entrelazados con el sistema de ocupación, apartheid y genocidio en el territorio palestino ocupado.
Estas declaraciones tan espeluznantes que revelan el infierno que se vive en el territorio palestino deberían sacudir la conciencia de todo ser humano con sentimientos o con conciencia, ya que, independientemente de las diferencias religiosas o políticas, se está hablando de la pérdida de vida de niños, mujeres, adultos y adultos mayores de formas inimaginables y utilizando mecanismos terribles como el hambre.
Sin embargo, no todos ven en Palestina un genocidio, sino que lo consideran un peligro del que Israel se debe defender y, por ende, aprueban esas acciones; es el caso de Estados Unidos, que, a pesar de financiar al agresor con armas y con dinero, ahora tiene el descaro de anunciar sanciones contra la relatora Francesca Albanese, a quien acusa de descarado antisemitismo.
Parece una broma, pero no lo es. Marco Rubio, jefe del Departamento de Estado, anunció en su cuenta de X sanciones contra la relatora especial de la ONU para los territorios palestinos ocupados desde 1967, Francesca Albanese: la campaña política y económica de Albanese contra Estados Unidos e Israel ya no será tolerada. Siempre apoyaremos a nuestros socios en su derecho a la legítima defensa (El País, 9 de julio de 2025)
Aquí surge una pregunta: ¿legítima defensa? Los miles y miles de muertos son palestinos y el territorio que se está desalojando también es palestino; ¿dónde está la agresión hacia Israel? Solo evidencia que ese genocidio está aprobado por el imperialismo americano. Es, pues, el imperialismo de Occidente exterminando al pueblo palestino para quedarse con su territorio y con sus recursos naturales.
Si los pueblos del mundo permiten esto, que no se olviden de que entonces los siguientes seremos nosotros, porque no habrá quien sea capaz de defender y alzar la voz por estas injusticias; después será otro país con más recursos naturales y se usará otro pretexto para invadirlo y exterminar a su población. No olvidemos que ese es el modo operandi del capitalismo para expandirse.
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