MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El imperialismo y Gaza: “El rey va desnudo”

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Viendo la crueldad inhumana ejercida contra la indefensa población gazatí acribillada por Israel, peón de brega y sumiso lebrel del imperialismo occidental en medio oriente desde su asentamiento en tierras palestinas habitadas por árabes, viene a la mente el aleccionador relato que refiere un reino donde algunos vivales dieron por convencer al rey de comprarse un traje confeccionado por ellos con tan finos hilos de oro que sólo los inteligentes serían capaces de verlo.

 

El viejo topo de la historia encontró en la federación rusa y en la República Popular China nuevos baluartes de una vida más vivible, de auténtica democracia no sólo política sino económica basada en relaciones de producción más humanas y acordes al desarrollo de las fuerzas productivas.

Bajo tal advertencia el monarca y su pueblo por no quedar en plan de tontos, convinieron en que, en efecto, todos eran testigos del hermoso traje y de su “esplendor”. Confiado en eso, no dudó el monarca en pasear sus desnudeces escuchando alabanzas por el hermoso traje que “lucía”, hasta que una voz infantil gritó con todas sus fuerzas: ¡El rey va desnudo! evidenciado el engaño realizado por los vivales a todo el reino.

Y es que por tanto tiempo se nos “inculcó” y “convenció” por todos los medios de comunicación e ideológicos propiedad de las clases del dinero y del poder mundial que el santuario de los derechos humanos, de la democracia, del imperio de la ley, del respeto al derecho internacional, y tantas “virtudes” más, moraban precisamente en el país de las libertades bajo la bandera de las barras y las estrellas, que al serlo, “podía” imponer por la fuerza de sus armas de destrucción masiva al mundo entero sus condiciones porque era su “destino manifiesto”.

Ahora lo vemos tal cual es: todos los días bombardeando hospitales, masacrando familias indefensas incluyendo inocentes niños de pecho y a sus madres, vejando y asesinando a ancianos, médicos, periodistas de ambos sexos, impidiendo la entrada de alimentos, medicinas, artículos de primera necesidad y hasta agua para mitigar la sed en ese desierto, por verdaderos monstruos de maldad.

A tal grado aberrante es la situación que hasta el taparrabo imperial, el Organismo de las Naciones Unidas, condena el genocidio cometido por el Estado sionista con armas proporcionadas por el imperialismo occidental con los Estados Unidos a la cabeza.

Lo vemos bombardeando inmisericordemente refugios de personas indefensas, destruyendo hospitales, masacrando a personas que buscan comida, lo vemos desalojando las tierras ancestrales de los árabes, lo vemos bombardeando a otros países para amedrentarlos, lo vemos celebrando cual chacales las matanzas de familias palestinas, lo vemos presumiendo armamento moderno proporcionado por las clases dominantes del mundo capitalista que gustosas se suman a la borrachera de muerte y destrucción. Se cumplió el vaticinio de los científicos sociales que sostuvieron ante la caída del muro de Berlín que el imperialismo se quitaría por fin la máscara humanista y enseñaría su verdadero rostro al mundo. Él es.

Los más críticos, desde finales de la década de los 80 del siglo pasado, alertaron de la escalada de agresiones y mayor opresión para los pobres del mundo que se veía venir con la invasión ilegal a Panamá para secuestrar al presidente de ese país con el sobado pretexto del narcotráfico, la invasión a Yugoslavia para despedazar a ese país europeo, etcétera, y luego la cascada de agresiones armadas a Irak, Libia, Afganistán, etcétera, que confirmaban la certeza de que sin competencia al frente, es decir, sin la alternativa de organización socialista para mejorar sustancialmente la vida de las grandes masas trabajadoras del mundo, un sistema económico y político que las hiciera valer, se enseñoreaba incontenible la visión supremacista del mundo, el racismo y la xenofobia sin el menor pudor y sin temor a la toma de conciencia de obreros, campesinos y clases laborantes en general, así como de las clases medias, ante la situación real por las que estaba atravesando el mundo y el negro destino que les deparaba en el corto plazo.

Pero el viejo topo de la historia que no se detiene en su incesante devenir y desarrollo, encontró en la federación rusa y en la República Popular China nuevos baluartes de una vida más vivible, de auténtica democracia no sólo política sino económica basada en relaciones de producción más humanas y acordes al desarrollo de las fuerzas productivas, que se enfrentaron, a querer o no, con la vieja visión del mundo unipolar de los grandes ricachos detentadores del parasitario capital financiero, usurero fundamentalmente, que no produce nueva riqueza sino que se apropia de la ya existente mediante el agio o préstamos a interés, el cual ha dejado caer la hoja de parra que le quedaba como supuesto defensor de los valores de libertad, justicia y democracia que antes defendía hasta en el comercio, para revelarse como descarado depredador inescrupuloso, capaz de amenazar a la humanidad entera: o se le somete dócilmente a sus caprichos para consumir todos los recursos garantizando una extinción segura de la vida en el planeta en el mediano plazo, o estalla la guerra nuclear que acabaría más pronto con la vida.

Y aquí estamos hoy, gritando al mundo, para despertar la conciencia de las clases trabajadoras y empobrecidas del orbe entero: ¡¡El rey va desnudo!! El viejo imperialismo nunca fue genuino defensor de los nobles principios humanistas sino del reino de la explotación inhumana de los hombres y los recursos materiales por unos cuantos ricachos, es decir, defensor del reino de lo malo y sus mentiritas. ¡Vedlo, él es!

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