El 9º aniversario de la colonia Manuel Serrano Vallejo no fue una fiesta cualquiera: fue una demostración viva de lo que el pueblo organizado puede lograr cuando la voluntad y la conciencia colectiva vencen la indiferencia y el abandono. Bajo un sol intenso y un viento seco que levantaba polvo en las calles aún sin pavimentar, más de 400 personas se congregaron este domingo para conmemorar nueve años de trabajo, sacrificio y organización popular en una de las zonas más marginadas de la segunda ciudad más importante del estado, San Juan del Río, Querétaro.
“Mientras los gobiernos hablan, el pueblo trabaja; mientras ellos prometen, nosotros cumplimos. Esta colonia es un ejemplo de lo que México puede ser si la gente toma en sus manos su destino”.
El escenario fue un claro ejemplo del contraste que define a México: mientras a pocos metros los fraccionamientos privados lucen calles recién asfaltadas y jardines cuidados, en la Manuel Serrano Vallejo, los colonos han luchado por lo esencial: agua, drenaje, luz, transporte; esos derechos que deberían ser universales. Pero, a diferencia de quienes esperan promesas, aquí el pueblo no se quedó cruzado de brazos, sino que construyó su propia historia.
Hace nueve años, este lugar era un terreno baldío, sin nombre y sin servicios. Las primeras 60 familias llegaron con lo que tenían: cartón, madera, lámina y una enorme esperanza.
Enfrentaron amenazas de desalojo, indiferencia de las autoridades y condiciones precarias. Hoy, esa pequeña comunidad se transformó en un asentamiento firme de más de 300 familias que han levantado casas sólidas, gestionado obras y organizado su vida en torno a la solidaridad.
Gracias a la gestión del Movimiento Antorchista, se han instalado más de dos kilómetros de red de agua potable, 1.5 kilómetros de drenaje sanitario, alumbrado público en las principales calles y un plan comunitario de limpieza y seguridad.
Además, durante el último año se han realizado doce jornadas de faena colectiva, cinco actividades culturales y tres campañas de salud en coordinación con brigadas médicas populares.
Pero no todo ha sido sencillo: el 40 % de las familias aún carece de conexión directa al drenaje y una de cada tres viviendas no cuenta con piso firme. Sin embargo, lo que sí abunda es lo que no se mide con cifras: dignidad, organización y esperanza.
El evento de aniversario fue también un acto político y cultural. Los niños abrieron la jornada con danzas regionales, los jóvenes presentaron una puesta en escena sobre la historia de la colonia y los adultos mayores recibieron reconocimientos por ser fundadores del asentamiento.
En el templete, adornado con mantas rojas y blancas, se podía leer: “Nueve años de lucha, nueve años de progreso popular”. El dirigente estatal de Antorcha en Querétaro, Jerónimo Gurrola Grave, recordó que “esta colonia nació del abandono de los gobiernos, pero creció con la fuerza del pueblo”.
Durante su intervención, criticó la incongruencia del sistema neoliberal, que enriquece a unos cuantos y condena a millones a la miseria, y denunció el doble discurso internacional al condenar que el Premio Nobel de la Paz se haya otorgado a María Corina Machado, quien, dijo, representa la voz de los poderosos que promueven el sometimiento de los pueblos y la intervención extranjera.
El público aplaudió con fuerza. No era un aplauso vacío, sino el reconocimiento de quienes saben que sus vidas son el ejemplo más claro de resistencia y dignidad. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) 2024 y del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), más del 52 % de los mexicanos vive con ingresos insuficientes para cubrir sus necesidades básicas; en Querétaro, pese a ser uno de los estados con mayor crecimiento económico del país, el 31 % de la población vive en pobreza y más del 9 % en pobreza extrema.
En colonias populares como la Manuel Serrano Vallejo, estas cifras se sienten todos los días. Más del 70 % de los jóvenes debe trabajar mientras estudia, y uno de cada cinco adolescentes abandona la escuela antes de concluir la secundaria.
Las causas son claras: salarios bajos, transporte deficiente, escuelas saturadas y la falsa promesa de una educación gratuita. Mientras el gobierno presume macrodatos y “crecimiento económico sostenido”, las familias siguen sobreviviendo con menos de 150 pesos diarios por persona.
Y, sin embargo, en medio de esa precariedad florecen las muestras de solidaridad: comedores comunitarios, cooperativas, brigadas culturales y el impulso educativo promovido por el Movimiento Antorchista, que ha logrado llevar círculos de estudio y talleres culturales a decenas de colonias de la zona. Durante la jornada del aniversario se presentaron cuadros de danza folclórica y números musicales.
“Dijo el Che Guevara que, si el presente es de lucha, el futuro es nuestro, hoy, gracias a nuestra lucha, estamos conquistando ese futuro y seguiremos haciéndolo hasta tener una patria más justa para todos los mexicanos”, dijo Jerónimo Gurrola.
Esa frase se volvió eco de una verdad profunda: donde hay organización, hay progreso; donde hay unidad, hay futuro. Al caer la tarde, las voces de cientos de colonos se unieron en una sola consigna: “¡Unidad, trabajo y lucha!”.
Esa frase, repetida por generaciones de antorchistas, sintetiza el sentido del aniversario: la conciencia de que sólo el pueblo organizado puede enfrentar las políticas neoliberales que han dejado en el abandono a millones de mexicanos.
Jerónimo Gurrola cerró el evento con palabras firmes: “Aquí está la prueba viva de que la organización popular transforma. Mientras los gobiernos hablan, el pueblo trabaja; mientras ellos prometen, nosotros cumplimos. Esta colonia es un ejemplo de lo que México puede ser si la gente toma en sus manos su destino.”
La Manuel Serrano Vallejo no sólo celebró nueve años de existencia, sino nueve años de conciencia, resistencia y construcción colectiva. En un país donde el individualismo es promovido como virtud, esta comunidad demuestra que la unidad es la única herramienta real del cambio.
Hoy, más del 85 % de las familias participa activamente en las asambleas, faenas o comités de gestión. Y donde hay participación, hay resultados: calles iluminadas, espacios comunes, talleres, festivales.
Cada logro es una victoria del pueblo sobre el olvido. Porque cuando el pueblo está dividido, el poder se fortalece; pero cuando el pueblo se une, ningún gobierno puede detenerlo.
Así cerró el noveno aniversario de la colonia Manuel Serrano Vallejo: con danzas, aplausos, discursos y promesas; pero, sobre todo, con la certeza de que la historia de los humildes apenas comienza. Y mientras la música de los huapangos llenaba el aire y los niños jugaban bajo las luces encendidas, esas que hace años parecían un sueño imposible, una frase resonaba entre todos: “Aquí no hay derrota posible, porque aquí hay unidad, conciencia y organización popular.”
0 Comentarios:
Dejar un Comentario