MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Colapso del sistema de salud

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“El mayor tesoro de este mundo es la salud”, me dijo recientemente un doctor en el Hospital del Niño en Tabasco. Este comentario contrasta ampliamente con las múltiples quejas de los pacientes que imploran atención a las afueras de los hospitales; los cuales, “si tienen suerte”, escucharán frases como: “espera tu turno” —lo cual se vuelve un largo compás de espera que puede ser desde dos hasta ocho horas—, o peor aún, “regresa mañana, hoy ya no nos damos abasto, y de preferencia llega temprano para que alcances revisión de algún doctor”.

El retroceso social por el recorte al gasto en salud es más evidente si analizamos este presupuesto en función del tamaño de la economía, los recursos por persona o su participación en la totalidad del gasto del Gobierno.

Obviamente se tiene claro por parte del paciente que “esa revisión no incluye medicamentos”. Créeme estimado lector que estoy hablando de situaciones reales que quizás tú ya las hayas vivido en carne propia.

Recientemente publicó el periodista Javier Marín que “un hotelero importante de Tabasco comentaba que sus trabajadores cuando se enferman, van con él y le piden que les adelante parte de su salario para atenderse por problemas médicos, él les aclara que como patrón o como empresa paga sus impuestos al Gobierno de México, lo que les da derecho a ir al seguro social o en este caso al IMSS-Bienestar, para recibir la atención médica, la respuesta de los trabajadores es que si tienen suerte les atienden pero que además no hay medicina, así que ellos escogen mejor ir al sector privado, pagar una consulta de veinte o treinta pesos y finalmente obtener un medicamento para aliviar su problema, están tan conscientes de que el sector público ha dejado de representar una solución para los ciudadanos que prefieren gastar de su bolsa, antes que permanecer horas en largas filas que acaban en pura pérdida de tiempo”.

Para cerrar, narra el caso de un casi octogenario que fue a un hospital del IMSS-Bienestar en Frontera, Centla, porque en la comunidad donde él vive no había quien le atendiera; y comenta “a este señor le encontraron gusanos en la cabeza de una herida que tenía allí y que no supo de alguna manera atenderse; mientras esto ocurre en Tabasco, tres gobiernos de izquierda han sumado ya el ejercicio de la salud y estamos peor; se corre el riesgo, incluso, aunque suene dantesco de morir engusanados”.

En esta situación debemos aclarar que el problema de la falta de confianza en el sector público de la salud no es nuevo y se basa en datos reales como el que se narra anteriormente. Es vox populi entre los tabasqueños que continuamente se quejan de falta de atención médica y casi nula atención en medicamentos.

Ya ni qué decir si se trata de medicamentos especiales, para enfermos de cáncer o alguna otra enfermedad crónico-degenerativa. Así las cosas en el Edén del sureste.

Sin embargo, para comprender todo lo que hoy sufren los tabasqueños debemos hacer un poquito de historia, porque ciertamente desde hace tres sexenios que la izquierda gobierna en Tabasco, la atención de la salud se fue agravando hasta entrar en coma, ya que desde la administración de Andrés Granier Melo, que terminó con un desastre en salud, la herencia de deudas estratosféricas de este sector se sumaron a las del sexenio de Arturo Núñez, al cual el propio AMLO criticó de no atender con justicia social a los tabasqueños; por su parte, Adán Augusto López Hernández prometió pagar las deudas a los trabajadores de sus antecesores.

La llegada del covid-19 dio margen a que una parte del presupuesto se fuera a compra de vacunas, dejando fuera la inversión que tanta falta le hacía a los hospitales públicos, así como a la adquisición de medicamentos para diversas enfermedades que sufre la población, de tal manera que tampoco en este tiempo se enderezó el problema de salud. 

Hoy, aunque el Gobierno actual anunció un presupuesto de más de seis mil millones en materia de salud, enfrenta un grave rezago histórico que le dejaron sus antecesores y una falta general de confianza en los hospitales públicos.

Por otra parte, debemos tener claro que las malas políticas implementadas en el sector salud tienen su origen desde la programación del presupuesto de la federación en materia de salud. Según el CIEP (Centro de Investigación Económica y Presupuestaria) “Históricamente, el gasto en salud ha mantenido una brecha presupuestaria de más de tres puntos del PIB.

Esta diferencia se debe a que, a nivel internacional, la sugerencia de inversión mínima en el sector salud es de 6 % del PIB y México invierte menos de la mitad de ese porcentaje”. El retroceso social por el recorte al gasto en salud es más evidente si analizamos este presupuesto en función del tamaño de la economía, los recursos por persona o su participación en la totalidad del gasto del Gobierno.

Por su parte, organismos como México Evalúa comentan que “los 881 mil millones de pesos (mmdp) que propone la SHCP significan un 2.4 % del PIB. Esto es 0.4 puntos menos a lo aprobado en 2024 (2.8 % del PIB) e inferior al 2.6 % alcanzado en 2010.

Desde esta perspectiva, se trata de un retroceso de más de quince años para el gasto en salud. Además, el recorte nos aleja más de la meta del 6 % de gasto en sanidad pública que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Sin un presupuesto alineado a las mejores prácticas internacionales, difícilmente se alcanzarán los niveles de atención de los países desarrollados”. Esta reducción afecta a casi todos los programas de la Secretaría de Salud, incluyendo el Programa de Vacunación, la atención a la salud y programas para hospitales como los Institutos Nacional de Nutrición y Cancerología.

Prácticamente todos los programas de la Secretaría de Salud enfrentan recortes. Por otra parte, según la Secretaría de Hacienda, este 2025 se propuso un gasto en salud para las personas sin seguridad social de 298 mmdp, (22 % menor al aprobado en 2024). Se trata del peor inicio de sexenio en este siglo para las personas más pobres.

Estos son datos reales que contrastan con la muy famosa frase de AMLO de “yo tengo otros datos”, con la cual gustaba declarar en donde quiera que se presentaba, ufanándose de que la atención al sector salud en México era incluso “mejor que la de Dinamarca”. Como ve usted, amigo lector, ¿de verdad la atención a la salud en México es mejor que la de Dinamarca?

Por lo anteriormente descrito, nuevamente alzo la voz para expresar que urge un cambio de modelo económico en el país que tenga por prioridad a los sectores más marginados y desprotegidos de nuestra patria, donde la atención a la salud esté en el primer lugar de las políticas de Gobierno, porque hasta el momento, con datos reales, se demuestra el desprecio que sienten nuestros gobernantes por el pueblo al asignar una mínima parte del Producto Interno Bruto de nuestra nación a la atención médica del pueblo que confió en ellos, ya que este sector no les reditúa los votos que necesitan para mantenerse en el poder.

Aquellos que dijeron que no eran como los gobiernos neoliberales anteriores resultaron peores, y se demuestra en el presupuesto que desde el gobierno federal se designa al sector salud. Pero como mi intención no es polemizar, sino proponer alternativas, les invito a organizarse con el Movimiento Antorchista, donde se lucha todos los días para resolver las necesidades de los más pobres de nuestro país.

Aquí encontrarán una mano amiga para ayudar a resolver los múltiples problemas, no sólo del sector salud, sino de toda índole; porque un pueblo bien organizado y concientizado puede aspirar a tener un mejor gobierno.

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