Cada 17 de octubre se conmemora el día mundial de la erradicación de la pobreza, y yo, cuando menos, desde que tengo uso de razón, recuerdo que las autoridades todo el tiempo han hablado de acabar con ese mal que acecha por todos lados, pero nunca la pueden eliminar. Motivada por esta fecha, la organización no gubernamental Acción Ciudadana Frente a la Pobreza (ACFP) publicó un estudio en el que llega a la conclusión de que México tardaría al menos 57 años en erradicar la pobreza si mantiene el ritmo de reducción reflejado entre 2016 y 2024, que, según datos oficiales, fue de 4.6 % anual.
Los apoyos en efectivo no sacan de la pobreza a la gente, por eso hemos exigido una y otra vez la generación de empleos.
Acto seguido, reconoce que el avance es insuficiente para cumplir los compromisos asumidos ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
De acuerdo con dicho estudio, en Tabasco hay más de un millón de habitantes viviendo en pobreza, por lo que se necesitarían 53 años para cumplir con esa meta; pero si en cinco años se puede reducir la pobreza a la mitad —lo cual está en chino—, estaríamos en posibilidades de cumplir con la agenda 2023 de la ONU.

La mencionada ONG recomienda diez puntos para avanzar con mejores probabilidades de éxito:
Atender la pobreza en comunidades indígenas, zonas rurales y estados del sur, donde seis de cada diez indígenas viven en pobreza, y casi una cuarta parte en pobreza extrema.
Atender las carencias en la primera infancia, porque la pobreza infantil supera en 72 % a la de las personas adultas; para tal efecto, se debe brindar nutrición y cuidados para el desarrollo infantil, garantizando un esquema de vacunación completo y oportuno.
Resolver carencias de la niñez. Para ello, se debe mejorar la educación, elevando la calidad de la infraestructura y la enseñanza en los lugares que presenten mayor pobreza, contando con maestros capacitados, además de equipamiento, e implementar acciones que prevengan la deserción escolar.
Jóvenes con rezago educativo. Este problema aumentó a 28 %; por consiguiente, se propone potenciar la educación técnica en el nivel medio superior, así como la educación dual, y priorizar habilidades digitales y el aprendizaje desde la práctica.
Combatir la exclusión laboral de los jóvenes, ya que 85 % de ellos ni estudian ni trabajan (los famosos “ninis”), mientras que 79 % de quienes tienen trabajo precario carecen de estudios universitarios o presentan rezago educativo; aquí se recomienda (mucho ojo para la 4T) implementar programas de primer empleo y no sólo transferencias monetarias, además de garantizar capacitación para el trabajo, certificar aprendizajes y vinculación con ofertas laborales.
Atacar la exclusión laboral de mujeres, ya que para las que realizan quehaceres domésticos la pobreza es 21 veces mayor. La propuesta aquí es invertir en estancias infantiles, centros de cuidado y educación inicial, así como en escuelas de tiempo completo.
Mejorar los salarios. Porque, a pesar de que los recientes incrementos contribuyeron en la reducción de la pobreza, aún no es suficiente. El 30 % de quienes tienen trabajo formal ganan salarios de pobreza, por lo que se propone la recuperación del salario mínimo general, equivalente al costo de dos canastas básicas.
Abatir los ingresos y empleos precarios. Debido a que la productividad se estancó y se están frenando la inversión y la creación de empleos, la propuesta es la adopción voluntaria del salario digno de 13 mil 400 pesos al mes por parte de más empresas, así como exigir la actualización de tasas de retención de ISR e IMSS, de modo que personas trabajadoras de bajos ingresos queden exentas de ellas.
Atender la carencia por acceso a la salud y a la seguridad social. Actualmente, 75 % de las personas vive en pobreza extrema, mientras que 59 % en pobreza no tiene acceso a la salud. Además, 71 % cuenta con un empleo informal sin seguro social; trabaja en el campo y en micro o pequeñas empresas. Se propone crear el régimen IMSS–Resico (similar al que opera en el SAT) para afiliar a quienes trabajan en el campo y en micro o pequeñas empresas, y también asignar un presupuesto equitativo por persona para subsidiar su atención médica.
Cambio climático. El año pasado, los fenómenos climáticos afectaron a 5.8 millones de hogares, especialmente a los de menor ingreso. Se propone establecer políticas económicas y ambientales para un nuevo modelo de producción y consumo, mayor inversión en energías limpias, sustituir subsidios a fertilizantes por incentivos a la agroecología y el cuidado forestal.

Quise citar casi textualmente estas recomendaciones de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza porque muchas de ellas coinciden con lo que el Movimiento Antorchista ha venido planteando desde siempre.
Un ejemplo de lo anterior: atender a las comunidades indígenas, crear más escuelas, mejorar las que ya existen y elevar la calidad educativa; hemos dicho que los apoyos en efectivo no sacan de la pobreza a la gente, por eso hemos exigido una y otra vez la generación de empleos, y señalado que los incrementos salariales que se han anunciado con bombo y platillo por parte de las autoridades son insuficientes.

Igualmente, protestamos cuando desaparecieron los comedores comunitarios, las escuelas de tiempo completo y se mutilaron los planes y programas de estudio; también lo hicimos cuando escasearon las vacunas y se dejó de aplicar el esquema completo para los niños.
De igual forma, manifestamos nuestra inconformidad cuando desapareció el sistema de salud popular dejando sin seguro a tanta gente; por último, también planteamos un nuevo sistema tributario escalonado en el que pague más impuestos quien gana más, es decir, que permita a los más pobres pagar menos o, de ser posible, los exente del pago, a pesar de que durante los 50 años de vida de nuestra organización, esas han sido en muchos casos nuestras banderas; simplemente se nos ha ignorado.

¿Cuál es la conclusión? Que, en el fondo, no hay realmente una intención verdadera de acabar con la pobreza. Los diferentes partidos que han gobernado nuestro país han atacado sólo el efecto y no la causa de este flagelo. Porque si en verdad quisieran que cada vez hubiera menos pobres, tendrían que hacerle como China, que, mediante un estricto plan de acción, con metas y plazos rigurosos, se pusieron a generar fuentes de empleo en las zonas más marginadas y pobres, elevaron los salarios, introdujeron los servicios básicos y vías de comunicación y dotaron de vivienda digna a sus habitantes; fue así como, de 1978 —cuando la pobreza afectaba a casi 97.5 % de sus habitantes—, pasaron a menos de 1 % en 2019; es decir, que en cuarenta años lograron sacar de la pobreza no mil ni cien mil: lograron rescatar aproximadamente a 800 millones de personas.
Por lo tanto, sí es posible sacar de la pobreza a todos los que la padecen. ¿Qué hace falta? Un gobierno como el de los chinos.
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