La llamada “elección del poder judicial” es una farsa. Se trata de uno de los mayores fraudes públicos, disfrazado de proceso electoral que es, al propio tiempo, un mecanismo carísimo de “legitimación” del atropello para poner en los puestos de ministros que quieren los morenistas para dirigir la suprema corte de justicia de la nación. Pasamos de la era del saber a una era de oscuridad. La ministra presidenta, Norma Piña, tenía conocimiento profundo de las leyes, de la forma de interpretarlas, de la manera de relacionar sus conocimientos con la jurisprudencia actual, tiene criterio jurídico y experiencia de muchos años haciendo carrera en el Poder Judicial, pero ahora entran a dirigir la suprema corte quienes tienen muy poca experiencia y muy poco conocimiento de la materia. Por eso, debemos los mexicanos aprender a distinguir que este proceso, repito, carísimo y con nuestro dinero, abre el camino para eliminar la división de poderes y, al propio tiempo, abre paso a la dictadura para que Morena se perpetúe en el poder y pueda, así, manejar el presupuesto de la nación con el cual, como se ha sabido por la prensa, ha servido para enriquecer a muchos morenistas, con lo cual fomentan la corrupción que ellos dijeron que erradica
No es extraño para nadie que el Poder Judicial de la federación era una piedra en el zapato de la cuarta transformación, pues como poder independiente frenó varios atropellos que hicieron rabiar a la cabeza de Palacio Nacional. Ello se demuestra fácilmente: López Obrador dijo “al diablo las instituciones” y dijo también que se requería una reforma al poder judicial pues, según él, era un poder corrupto. Quiso, entonces, en primer lugar, meter el transitorio 13, violatorio de la Constitución en el que querían alargar el poder del ministro presidente de entonces Arturo Zaldívar. Se echó abajo la iniciativa y, de esa manera, se frenó la primera intentona de hacerse con el poder judicial por parte de Morena, pues luego vimos a Zaldívar bien fotografiado con Claudia Sheinbaum como candidata o precandidata, no lo recuerdo bien. Luego quiso Morena hacer una reforma al poder judicial que no pasó por no haber alcanzado mayoría calificada en el Congreso y, entonces, dijo López Obrador que se echaría a andar el “Plan C”, es decir, tener mayoría en las cámaras de diputados y senadores para proponer una reforma a modo y en septiembre de 2024 aprueban este esperpento.
?El resultado está a la vista: reformaron el mecanismo de selección de los ministros, magistrados y jueces para aparentar que estaban haciendo “democracia”; sin embargo, se nota que ya estaba todo “tamaleado”. Recientemente dijo la presidenta Claudia Sheinbaum que no era cierto que un partido se quería quedar con el poder judicial. ¿En serio? Para demostrarlo dijo que si así fuera le habrían hecho una reforma al poder judicial como la hizo Ernesto Zedillo en 1999, que cambió a los ministros y las ternas fueron propuestas por el presidente y el senado avalaba a alguno de los propuestos. Los primeros resultados están a la vista y si la presidencia de la sala superior va a rotarse cada dos años, el primero de ellos es afín a Morena, luego sigue Lenia Batres; luego la ministra Jazmín Esquivel, luego Loreta Ortiz, todas ellas morenistas ¿o no? Una cosa es la narrativa y otra cosa es la realidad y la realidad es que hicieron lo mismo que Zedillo con algunas diferencias significativas: cada voto emitido costó cuatro veces más que en la elección del 2024, a un costo de 619 pesos por cada voto y si votaron 13 millones como presume el INE (yo lo dudo) eso equivale a 8 mil 47 millones de pesos echados a la basura, que bien alcanzarían para construir 5 mil 300 aulas, por ejemplo. Por ende, en vez de gastar tanto, debieron hacer lo que Zedillo, porque el resultado es el mismo, pero con Zedillo más barato y con la 4T caro y malo.
?Lo peor del fraude, es que ni siquiera pudieron movilizar a sus bases: por Claudia Sheinbaum votaron 36 millones de mexicanos y si consideramos que todos los que fueron a votar en la elección del Poder Judicial, que dicen fueron 13 millones, fueron voto duro de la 4T, ello equivale a un 36 % de los que votaron por Sheinbaum. En otras palabras, han perdido capacidad de convocatoria. En la página del Bienestar hay 24 millones de beneficiarios, pero no se notó su presencia en las urnas. Para demostrar que hubo acarreo y, además, se aprovechan siempre de los más débiles, resulta que 27 % de los que votaron tenían 60 años o más y el 36 % de quienes tienen 50 años o más son beneficiarios directos de programas sociales. Llevaron a votar a los adultos mayores, a los de “sembrando vida” y a otros, con la amenaza de que si no iban y no mostraban su dedo pintado con la tinta indeleble, entonces, les quitarían el programa. La gente, por miedo, prefirió ir a “votar” y al no saber cómo hacerle, anularon sus boletas; o bien, llevaron sus acordeones que les entregaron los servidores de la nación. El resultado está a la vista: poco más del 10 % de boletas fueron anuladas, lo que no se había visto nunca en la historia de la democracia mexicana.
?Esto significa que el 90 % de los mexicanos en edad de votar desairaron la elección judicial, esto es, 90 millones de mexicanos y, como señalamos antes, el resultado es el mismo que logró Zedillo en 1999 con la diferencia de que esta vez nos costó 8 mil millones de pesos de nuestros bolsillos. Ahora tendremos, como dijo un amigo: ministros, magistrados y jueces del bienestar…, pasamos de la era del saber a la era del no saber; de la era de la carrera judicial, a la era de los abogados que no tienen experiencia en el Poder Judicial en esencia.
?Gente de adentro del Poder Judicial, en cierta ocasión me dijo que la ministra Lenia Batres no había resuelto prácticamente ningún caso que le competía, que andaba en campaña y sabes por qué, me dijo, porque no tiene idea de lo que hay que hacer. ¿No resulta un acto de corrupción poner en un puesto de tal relevancia y magnitud a alguien que no tienen idea de lo que tienen que hacer? Claro que sí, es un fraude a la patria. Pero también era la única manera de poder legitimar estas atrocidades y sin razones impuestas desde una cabeza fuera de lugar.
?El partido Morena, como esperpento de Frankensteinque es, con esta elección inicia su proceso de debacle, pero también se fortalece la dictadura que tanto hemos advertidoy son los pueblos los únicos capaces de derribar las dictaduras y las arbitrariedades del poder, por ello, debemos educarnos, organizarnos, formar un partido verdaderamente del pueblo para construir una patria más justa y mejor para todos en la cual quien mande, en serio, sea el pueblo y no las clases poderosas como hasta ahora sucede.
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