MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Ante los ataques contra Antorcha: ¡más lucha!

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El sábado 22 de septiembre, en la ciudad de Guaymas, Sonora, el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, pronunció un discurso frente a la población que se había reunido para recibirlo. Por supuesto, las palabras del licenciado fueron recogidas por los más importantes diarios del país, que ahora prestan atención hasta a la acción más pequeña de Andrés Manuel, su familia y su equipo de gobierno. No me sorprende que, ahora que prácticamente ya es presidente, los medios de comunicación les den cobertura total a los discursos de AMLO. Lo que sí llama mi atención, sin embargo, es el cariz que está tomando la llamada "gira de agradecimiento". Parece que, disfrutando anticipadamente el poder que da la silla presidencial, Andrés Manuel ha decidido expresar con mayor fuerza que antes la especial antipatía que siente por Antorcha, la organización de los pobres de México.

Veamos a qué me refiero. En el citado evento de Guaymas, el licenciado Obrador, hablando de los programas que impulsará su gobierno, dijo lo siguiente: "Habrá apoyos con tarjeta, directos, sin intermediarios. Nada de agrupaciones. No a Antorcha mundial. Ya no vamos a requerir intermediarios". Esto, como dije, ocurrió el 22 de septiembre en Guaymas. Pero hay más. Dos días antes -el 20 de septiembre- en un mitin realizado en la ciudad de Mexicali, Baja California, el presidente electo ya había lanzado una primera arremetida contra Antorcha. Hablando de las reestructuraciones que hará su gobierno en el programa Prospera, el licenciado afirmó que a partir del 1 de diciembre los apoyos serán personalizados: "Nada de que soy de la organización Francisco Villa, Emiliano Zapata, la Antorcha no sé de qué, y que ‘me tienes que entregar a mí porque yo le voy a repartir a mi gente’. Eso ya se acabó". Así, en solo tres días, AMLO lanzó dos ataques directos contra Antorcha. ¿Por qué? ¿A qué se debe que el futuro presidente haya agarrado como costal de boxeo a la organización.

En realidad, lo que molesta al licenciado López Obrador no es que Antorcha sea una organización "intermediaria", sino que hay otros motivos, de los que me limitaré a mencionar dos. La primera es una enemistad histórica que data, por lo menos, del periodo en el que AMLO fue Jefe de Gobierno de la CDMX. En esos años, ante la falta de soluciones por parte del gobierno, varios capitalinos se acercaron a Antorcha buscando ayuda. Frente a esta situación problemática, la respuesta de Andrés Manuel fue una política de puertas cerradas, primero, y, después, una política de fuerte represión policial contra los antorchistas de la capital. Ya desde entonces, el ahora presidente electo había asumido el lema de "nada para Antorcha", mismo que mantuvo durante los seis años que gobernó el D.F.

Como parte del primer motivo, hay un video proselitista de la reciente campaña electoral que da fe de que la postura de AMLO no ha variado ni un ápice. En el documental "Esto soy", donde se muestran aspectos de su vida, el entonces candidato expresó nuevamente su descontento con Antorcha y aseveró que esta es una corporación del PRI que ejerce el gobierno de manera facciosa. Es decir, la dicha antipatía de López Obrador por Antorcha no es nueva, sino ya de larga data. El segundo motivo de la molestia actual del presidente electo es que, seguramente, en su "gira nacional de agradecimiento", Andrés Manuel ha notado la presencia de Antorcha en los diversos estados que recorre. Este hecho, que para él resulta calamitoso y alarmante, para los antorchistas es motivo de orgullo y señal de que avanzamos con paso firme, pues cada año son más quienes se acercan a luchar codo a codo con la organización de los pobres de México.

El licenciado López Obrador, como queda claro, busca debilitar y, si es posible, eliminar a Antorcha. Por parte de la organización, sin embargo, la posición es diferente. Como lo ha manifestado el ingeniero Aquiles Córdova Morán, dirigente Nacional del Movimiento Antorchista, ahora que AMLO ganó las elecciones, Antorcha no se propone boicotear su administración. Todo lo contrario. Si realmente el presidente lleva a cabo cambios que mejoren sustancialmente las condiciones de vida de las clases trabajadoras del pueblo mexicano, la organización no será obstáculo alguno, sino que, incluso, apoyaremos las medidas encaminadas a dicho fin. Finalmente, como lo hemos repetido tantas veces, si no existiera la pobreza en nuestro país, Antorcha no tendría razón de ser. Si la organización se ha mantenido en pie de lucha durante más de 40 años, esto se debe, exclusivamente, a que la miseria en México no solo no ha desaparecido, sino que ha aumentado en las últimas décadas.

Pero, así como Antorcha está dispuesta a colaborar con el gobierno morenista -siempre y cuando sea para combatir a la pobreza-, López Obrador debe estar dispuesto a trabajar con Antorcha; pero para ello se necesita, en primerísimo lugar, que el futuro presidente reconozca el derecho de Antorcha a existir. En este punto parece necesario recordarle a AMLO que, incluso si él quisiera desaparecer a Antorcha del panorama nacional, no hay motivos legales para esto, porque la organización ha actuado siempre dentro de lo establecido por la Constitución, la ley de leyes de todos los mexicanos. En esta, nuestra carta magna, se establece que una de las garantías individuales para todos los nacidos en México es el derecho de asociación.

Según reza el artículo 9 constitucional, "no se podrá coartar el derecho de asociarse o reunirse políticamente con cualquier objeto lícito [...] No se considerará ilegal, y no podrá ser disuelta, una asamblea o reunión que tenga por objeto hacer una petición o presentar una protesta por algún acto a una autoridad [...]". Eso dejaron asentado los congresistas de 1917. Y yo pregunto: cuando los antorchistas exigimos vivienda, luz, agua, drenaje, escuelas, fertilizante, empleos, salarios dignos, etc., ¿hay en nuestra petición un objeto ilícito? No. De hecho, toda esta serie de demandas fue considerada por los constituyentes, emanados de la gesta revolucionaria de 1910, como obligaciones del gobierno mexicano. Estamos, pues, totalmente dentro de la ley. No se le puede negar a los millones de antorchistas su derecho a existir como organización, aunque este fuera el deseo del propio Presidente de la República.

No es ninguna novedad que la vida política de México se ha caracterizado desde siempre por el peso preponderante que tiene el titular del poder ejecutivo en turno. Algunos han dicho que se trata de un "sistema presidencialista", otros, que en el país existe un presidente supervitaminado, y demás cosas por el estilo. Precisamente, considerando que el poder casi omnímodo del presidente debía tener contrapesos, los congresistas que redactaron la Constitución de 1857 (¡ya desde entonces!) estipularon el derecho de asociación que nos asiste a todos los mexicanos. Por otro lado, negar la necesidad de que existan las organizaciones de la sociedad civil, implica aceptar que cualquier voz que se alce en contra del gobierno, está equivocada y debe desaparecer. Pero este tipo de concepciones es más propio de los regímenes totalitarios (los de Hitler, Mussolini y Pinochet) y se aparta completamente del espíritu democrático que se supone que existe en México. El futuro presidente debería sopesar todo esto.

Finamente, me referiré a Colima. En las pasadas elecciones, la mayoría de los electores colimenses votó por Andrés Manuel López Obrador para Presidente de la República; votó, también, por los candidatos a diputados y senadores federales de Morena; es también gracias al voto de la mayoría de los electores colimenses que los diputados de Morena ocupan ahora la mayoría de los escaños del Congreso del estado; y, por último, de los diez municipios de Colima, en cuatro -Armería, Ixtlahuacán, Manzanillo y Tecomán- el próximo presidente municipal será de filiación morenista. Como se ve, el tsunami de Morena se llevó buena parte de los cargos disputados en la entidad. Casi carro completo, como se dice en la jerga electoral.

En Colima, ¿seguirán los presidentes municipales, diputados locales, diputados federales y senadores morenistas, la posición del nuevo Presidente de la República sobre Antorcha? En vista de que decir Morena es casi lo mismo que decir López Obrador -pues nadie ignora que la mayoría de los candidatos morenistas ganó por los méritos de AMLO y no por los propios-, es muy probable que así sea. Pero, ante la tormenta, los antorchistas no nos arredramos. Sabedores de que nuestra lucha es justa, nadaremos contra corriente -como siempre lo hemos hecho- para resolver los problemas de los pobres de Colima. Si el gobierno morenista de Manzanillo resuelve, por poner un ejemplo, el grave problema de la vivienda popular que aqueja al municipio desde hace muchos años, los antorchistas aplaudiremos el triunfo. Pero si no hay resultados contantes y sonantes para los más desprotegidos, el Movimiento Antorchista de Colima hará lo que mejor sabe hacer: luchar a brazo partido para mejorar la vida de los trabajadores colimenses. Ante los ataques contra Antorcha: ¡más lucha!

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