Los mexicanos comienzan a decepcionarse a gran escala, al ver cómo la realidad se impone ante lo que fue en su momento, una exitosa campaña mediática que enarbolócomo principal bandera el combate a la corrupción, promovida y protegida, se dijo, por los gobiernos que precedieron a la llamada 4T, principalmente a partir del gobierno de Carlos Salinas de Gortari hasta el de Enrique Peña Nieto. La difícil situación económica que priva a los mexicanos hasta de satisfacer sus necesidades básicas como la adquisición de alimentos y de medicinas, aunado a la crisis del sistema político mexicano, allanaron el camino para que Morena, con Andrés Manuel López Obrador a la cabeza, llegara al poder político de la nación. Pero lo importante no es llegar, sino mantenerse. Además, es necesario dar resultados que cambien la realidad criticada y proponer algo superior; llevar a la práctica el plan de gobierno propuesto y demostrar en los hechos que efectivamente se tenía razón. La crítica del Presidente y sus seguidores ha sido estéril con sus "adversarios", pero sobre todo infructuosa para transformar la realidad.
Como reza el dicho popular, en la forma de agarrar el taco se conoce al que es tragón, y todo indica que, de continuar con la actual forma de gobernar, no se esperan cambios sustanciales que permita a los mexicanos mejorar su situación económica, política y social. Un día sí y otro también, el titular del Poder Ejecutivo evade los cuestionamientos de los medios de comunicación, saliéndose por la tangente, eludiendo así los problemas que permanecen y se agudizan en todo el territorio nacional. La inseguridad, por ejemplo, se ha elevado a niveles nunca antes vistos, siendo el primer trimestre de 2019 el más mortífero para los mexicanos, en el que se registraron 8 mil 737 homicidios dolosos, casi 9 por ciento más que en el mismo periodo de 2018, según las estadísticas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Pese a esta alarmante situación, la respuesta a la pregunta ¿cómo solucionar el problema de la inseguridad? es imprecisa por parte del gobierno federal, pero en general, se atribuye como la causa del problema a la corrupción, un error que comienza a costarle simpatías al presidente; peor aún, los mexicanos están sufriendo en carne propia y pagando la cuota de sangre de una visión errada en cuanto al funcionamiento de la sociedad, de un mal diagnóstico y, por tanto, de un remedio equivocado para la enfermedad del paciente.
Y si alguien pensaba que por ser paisanos del presidente de la República, las cosas para los tabasqueños irían mejor, se equivoca rotundamente. Aunque en la mayor parte del Estado, los tres órdenes de gobierno están alineados y pertenecen al mismo partido político, Morena, la violencia está imparable. En este sentido, el Comité de Derechos Humanos de Tabasco refirió que al corte del 31 de marzo se registraron 146 ejecuciones, por lo que el primer trimestre de 2019 se posicionó como el más sangriento en la historia de la entidad. Los pronósticos para el próximo trimestre no son positivos, ya que durante el mes de abril las ejecuciones se han multiplicado en municipios como Centro, Cárdenas y Huimanguillo. Al respecto, el titular del Ejecutivo estatal, Adán Augusto López Hernández, aseguró que se está combatiendo a los delincuentes, confiando en que la problemática de inseguridad no afecte las inversiones como la Refinería de Dos Bocas, que se construirá en la zona donde la violencia se ha incrementado. Lo cierto es que los tabasqueños viven con el Jesús en la boca, sorteando día a día la falta de empleo, los bajos salarios y una ola de violencia que ha obligado al cierre de comercios.
¿Cuánto tiempo estarán los mexicanos dispuestos a esperar pacientemente los resultados de las políticas en materia económica y de seguridad implementadas por el titular del Poder Ejecutivo? El tiempo se agota. Y mientras en las conferencias mañaneras del presidente sólo se habla de tendencias y más tendencias positivas y se pide más tiempo para lograr estabilizar los problemas en el país, la realidad se encarga de demostrar que la situación se agrava día a día para las clase trabajadora de México. Los que creían en un verdadero cambio a favor de los más necesitados, ahora dudan; los que dudaban, ahora no creen, sino que confirman su error; y los que vieron a tiempo la navaja en el pan, reafirman su acierto. Sólo una organización de millones de mexicanos decididos y conscientes puede hacer frente a los poderosos, amarrarles las manos y tomar el poder político de la nación a favor de los intereses de la clase trabajadora. Al pueblo de México sólo le queda una opción: organizarse, educarse y luchar. Después de 45 años luchando por los más pobres de este país, el Movimiento Antorchista Nacional está listo para esta titánica tarea.
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