El 23 de mayo se celebra en el país el día del estudiante, fecha importante que, no obstante, como otras conmemorativas de oficios y familiares, muchas veces es tomada sólo como día de asueto o de fiesta, para que las mercaderías alusivas circulen más aceleradamente en beneficio de comerciantes y, sobre todo, de fabricantes apropiadores del trabajo excedente arrancado durante, y mediante, el proceso de trabajo a los productores directos al pagarles sólo su energía vital o fuerza de trabajo con mísero salario, que cubre sólo el costo de los medios de vida necesarios para su sobrevivencia, en vez de calcularse con base en el trabajo propiamente dicho; o sea, quedándose con el trabajo del obrero a cambio de pagarle otra cosa: su fuerza de trabajo; maniobra que le deja exorbitantes ganancias cuando vende los productos en el mercado.
Lo señalo, no por considerar que sea error festejar o celebrar el esfuerzo hecho por el estudiantado para sacar adelante su tarea, sobre todo de aquellos que arrastrando todos los sacrificios propios de la pobreza se esfuerzan y luchan por salir adelante y alcanzar su meta de estudiar para poder dominar la técnica que es la que permite dominar la naturaleza, como recomendara “El Che” a sus hijos. Por el contrario, sostengo que eso no basta, ni con mucho; incluso que es hasta dañino mediatizar, trivializar y desvirtuar así, la gran tarea y responsabilidad que pesa en las manos de la juventud estudiosa.
El mundo actual está cambiando aceleradamente y reclama verdaderos sabios: con conocimientos firmes, entusiastas, nobles y valientes, dado que los intereses, y la lucha por estos, llevada a cabo por las clases antagónicas que forman la sociedad (la inmensa masa empobrecida y trabajadora por un lado, y el pequeñísimo grupo de ricachos que dominan todo el edificio social construido al propósito para defender su poder económico, por otro), se agudizan aceleradamente en el mundo y ponen en riesgo incluso la existencia de la vida en el planeta mediante la amenaza de una guerra nuclear, si pierden la partida los imperialistas, o mediante el agotamiento de todos los recursos naturales que hacen posible la vida, si la ganan.
Y es que se están acabando las condiciones que permitieron al imperialismo hegemónico imponer su voluntad por medio de sanciones económicas, amenazas geopolíticas y aún a sangre y fuego sobre el resto de las naciones. Surgen nuevos polos de desarrollo, y con ello la necesidad de un mundo nuevo multipolar en el cual, si la sociedad lucha por ello, el trabajo (que ha sido cada día más social hasta hacerse planetario o global), lo producido sirva a los intereses de toda esa sociedad, es decir para satisfacer las necesidades de la población, en vez de servir para acumular la riqueza encerrada en las mercancías, que vista objetivamente como valor no es otra cosa que trabajo humano “coagulado” en los objetos útiles.
Y lo que sucede en el mundo, repercute en nuestro país, lo queramos o no. La juventud en general, y los estudiantes en particular, deben saber bien todo esto, hacerlo consciente, conocerlo a fondo mediante el estudio profundo, para poder ser partícipes y no permanecer al margen de la vida o apartarse del lado correcto de la historia. Por eso, desde mi punto de vista, el estudiantado nacional debe hacerse cargo de que está mal y muy mal el hecho cierto de que a pesar de que se produce en el mundo riqueza suficiente como para que todo el género humano tuviera lo necesario para vivir decorosa y dignamente, como resultado de la altísima productividad del trabajo y los modernos medios de producción, exista la miseria y todas sus horrorosas consecuencias y expresiones, como el hambre, la insalubridad, la inseguridad social y pública, la falta de buenos salarios, la falta de servicios básicos, etc., etc., que nos constan a todos. Saber, por ejemplo, que el desempleo existe porque los ricachos necesitan un ejército industrial de reserva para mantener bajo el salario y el sometimiento total de los obreros con el fantasma del desempleo. Pues prefiere sobreexplotar al obrero del campo o de la ciudad, en vez de otorgarle empleo a todos con el consiguiente tiempo libre aprovechable del que dispondrían los trabajadores; o que el salario está bajo, no por la baja productividad del trabajo de los obreros puesto que con la tasa de ganancia actual en 5 minutos de su trabajo el obrero produce el valor equivalente a lo que le pagan por ello, dejando el valor del trabajo restante en manos del patrón para que siga siendo capitalista, sino porque si el obrero pudiera ahorrar dejaría de ser obrero al servicio de un patrón.
Saber y mucho, para aplicar esos conocimientos en la práctica con su quehacer diario. Esa es la tarea de los estudiantes.
Felicito a los estudiantes por su día, sobre todo a aquellos que enarbolan la lucha estudiantil por conquistar en el país una educación DEMOCRÁTICA, que los tome en cuenta como factor activo y decisivo en un esquema de toma de decisiones en las cuestiones que los atañe y afecta directamente. CRÍTICA, que los aliente en un espíritu de conocimiento objetivo profundo, que los haga cuestionar enarbolando la duda razonable y fructífera asumiendo un papel activo del conocimiento y no sólo el de un recipiente de fórmulas y contenidos, sometiendo a juicio la realidad que les permita apreciarla tal cual es conociendo las partes, su función, así como el todo en su desarrollo de cada uno de los fenómenos del tipo que sean. CIENTÍFICA, en toda la extensión de la palabra, no sólo acorde con el desarrollo del conocimiento contemporáneo, sino también a las necesidades del presente y del futuro, apegada rigurosamente a las características de la ciencia particular de que se trate, pero infaltablemente alumbrada a prudente distancia por una concepción del mundo también necesariamente científica. POPULAR, para que el talento depositado en la inagotable cantera del pueblo, de las grandes masas, pueda educarse y acceder a la herramienta científica del conocimiento profundo y verdadero, en beneficio de la humanidad entera, que víctima de la inequitativa y absurda apropiación privada de esta fuerza productiva del género humano, produce soluciones elitistas para beneficio de unos cuantos.
Felicidades a los jóvenes que luchan por una educación no sólo integral, sino revolucionaria, es decir, apta para la transformación de lo caduco y el desarrollo de los gérmenes de la formación social futura, que reclama la adhesión y la acción consciente de las nuevas generaciones; para lo cual es indispensable la tarea de desarrollar el trabajo intelectual, haciendo todo lo posible por librarse del pesado lastre que significa la educación formadora sólo de mano de obra capacitada, tecnificada y dócil, para el mejor aprovechamiento y explotación del trabajo de la sociedad por parte del capital.
Adelante jóvenes estudiantes, ya el presente les pertenece, pues, parafraseando al vate poblano Gregorio de Gante: ¡Caballeros andantes, al torneo, águilas solitarias, al espacio…es tuyo el porvenir, tuyo el mañana... Juventud al combate, ya es la hora. Capullo perfumado, brota rosa. Tiniebla de la noche, surge aurora!
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