MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Retiro de máquinas de hemodiálisis en Ixtapaluca, Estado de México, crimen de la 4T

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La enfermedad renal crónica (ERC) es una epidemia silenciosa que crece día a día en México, cobrando vidas y deteriorando la calidad de otras, sin que exista una política pública eficaz y equitativa para su atención. Mientras miles de personas requieren tratamientos especializados como la hemodiálisis o el trasplante renal, el sistema de salud mexicano —fragmentado, sobrecargado y muchas veces indiferente— no está preparado para enfrentar esta crisis sanitaria.

El costo de una hemodiálisis puede superar los 5 mil pesos por sesión, y se requieren hasta tres por semana, lo que convierte el retiro de estas máquinas en una condena económica y mortal.

Según datos del Instituto Nacional de Salud Pública, la ERC se ha convertido en una de las principales causas de muerte en el país. Factores como la diabetes, la hipertensión, la obesidad y el acceso limitado a servicios preventivos han disparado su incidencia.

La hemodiálisis es el procedimiento más común para los pacientes renales en etapa terminal. No obstante, su acceso está profundamente marcado por desigualdades.

Mientras que personas con seguridad social (IMSS, Issste) pueden tener cierto acceso, los pacientes sin afiliación o con escasos recursos quedan a la deriva, dependiendo de hospitales saturados, listas de espera interminables o incluso clínicas privadas cuyos costos son impagables para la mayoría, pues el costo de cada hemodiálisis está entre los 3 mil y los 5 mil pesos, y se requieren de dos a tres hemodiálisis por semana durante… toda su vida. 

Los 53 millones de mexicanos que Morena sacó del Insabi carecen de dinero para comer, vestir, etcétera, mucho menos para pagar privadamente su salud.

En estados como el Edomex, con municipios densamente poblados como Ixtapaluca, la situación es crítica. A pesar de contar con hospitales como el “Hospital Regional de Alta Especialidad de Ixtapaluca” y el “Hospital Pedro López”, la demanda supera con creces su capacidad.

No hay suficientes máquinas, turnos ni especialistas. Además, las unidades de hemodiálisis comunitarias son escasas o inexistentes, lo que obliga a los pacientes a trasladarse largas distancias, muchas veces sin recursos para transporte ni alimentación.

El desinterés de las autoridades se traduce en desabasto de medicamentos, instalaciones inadecuadas, personal mal capacitado y burocracia paralizante.

Además, la cobertura del Insabi demostró ser insuficiente para atender a esta población. Los cambios constantes en el sistema de salud han generado incertidumbre, y muchos pacientes denuncian la pérdida de continuidad en sus tratamientos o la cancelación de sus sesiones sin aviso previo.

Más allá de cifras, esta es una tragedia humana. Madres, padres, jóvenes y niños luchan cada día por una vida que pende de una máquina o de un donante. Las familias se endeudan, abandonan trabajos y se fracturan por la carga emocional y económica de una enfermedad que debería ser atendida con prioridad.

En lugar de recibir apoyo, a los pacientes renales se les suele tratar con indiferencia o incluso discriminación.

En los últimos días, les dieron la triste noticia a los enfermos que requieren de hemodiálisis y que se atienden en el “Hospital Pedro López” de Ixtapaluca de que las máquinas serían retiradas por la falta de pago a la empresa que las renta; es decir, ante la falta de presupuesto suficiente para este hospital, la medida es retirar el servicio y, por tanto, los pacientes quedan a la deriva, sin alternativa.

Ante este acontecimiento, los enfermos y sus familiares recurrieron a la protesta pública, y ahí, toda una noche fría y lluviosa, los enfermos esperaron una respuesta que no llegó. 

La política de la 4T, mejor conocida como Morena, es de total indiferencia; creen que la gente debe apechugar, como coloquialmente se dice, pues los encargados de atender el asunto, los que están llevando la política de salud como del resto del país, no hacen caso a ninguna solicitud, protesta o reclamo de los ciudadanos, aun esta sea por demás justificada. 

Su argumento es que ya le dan dinero a la gente en las tarjetas del Bienestar, y creen que con eso resuelven el problema, que cada quien se rasque con sus propias uñas.

Esta actitud es totalmente inhumana y hasta cierto punto criminal, pues a la gente, al no recibir su tratamiento, la están condenando a una muerte segura.

Ante este hecho de mucha indolencia, debemos darnos cuenta de que necesitamos participar más en las decisiones del país, en primer lugar exigiendo atención; debemos entender que hay que organizarnos y prepararnos, no solo para realizar una manifestación, sino para tener conciencia de que debemos cambiar de sistema político, que debemos tener claridad para construir una gran fuerza popular y tomar el poder político que nos permita diseñar políticas públicas humanistas, de ayudas reales y no de limosnas sociales. Nuestras familias necesitan vivir dignamente, más en un proceso de enfermedad crónica.

En lo inmediato, deberíamos todos, enfermos y no enfermos, protestar y exigir que no retiren las máquinas de las unidades de hemodiálisis, e incluso que las incrementen, dada la gran población que existe en Ixtapaluca y el gran número de pacientes con esta necesidad. Además, urgen médicos especialistas para que se prevengan estas enfermedades con mayor anticipación.

Los gobiernos federal, estatal y municipal deberían escuchar al pueblo y dejar de manipularlo, de sólo utilizarlo, dejar de presionarlo con sus tarjetas para las votaciones y realmente tener un poco de humanismo para atender a los demandantes. No es cuestión sólo de recursos, sino de voluntad política y de justicia social; condenan a miles de familias a vivir con dolor profundo, pues se les condena a la muerte.

En este contexto, ante este vil atentado contra la población que necesita hemodiálisis, el gobierno municipal, y en particular el presidente municipal Felipe Arvizu, guarda silencio para no enemistarse con el gobierno federal; tampoco ofrece ninguna ayuda del presupuesto municipal. Tal postura significa traicionar al pueblo.

Con hechos como estos de las malas políticas, debes despertar, ciudadano, y decidirte a organizarte y dar la lucha por un México sin injusticias, sin oídos sordos de los gobernantes.

En el Movimiento Antorchista, estamos empeñados en organizarnos y prepararnos para construir un mejor México. Te invitamos a que te unas a nosotros.

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