Las políticas sociales, en México y en el mundo, están basadas en las clases sociales, en quienes son dueños de los medios de producción y en quienes solamente tenemos la fuerza de trabajo para poder sobrevivir todos los días. Los gobernantes, en el nivel que sea, son los encargados de materializar dichas políticas; basta con observar el entorno donde nos desarrollamos: para la clase rica, desarrollo constante y, para la clase trabajadora, estancamiento total. La pobreza y la desesperanza son cada vez más evidentes para la clase trabajadora; uno no puede ignorarlas. Los dueños de los medios de comunicación, junto con los gobernantes, han jugado su papel difundiendo la idea de que los gobiernos no tienen una responsabilidad directa por el bienestar de la población, pero la realidad es que sí son los responsables directos, ya que concentran el poder político y económico.
En Oaxaca, con sus 570 municipios, la riqueza cultural contrasta con la pobreza económica de sus habitantes. El estado de la Guelaguetza es un estado pobre y los gobernantes han contribuido a que sea así; muestran en los anuncios publicitarios los atractivos turísticos, pero esconden la realidad, una que lacera a millones de oaxaqueños día con día. Veamos, según datos del “Informe anual sobre la situación de pobreza y rezago social 2024” emitido por la Secretaría de Bienestar, Oaxaca se encuentra dentro de los estados con un alto grado de marginación, ya que el 90.6 por ciento de su población padece necesidades de algún tipo, desde pobreza extrema hasta falta en acceso a la vivienda digna; tan sólo el 9.4 por ciento de la población oaxaqueña no tiene carencias de ningún tipo.
La cosa no termina ahí. El 74.3 por ciento de la población no tiene acceso a la seguridad social; el 65.7 por ciento no tiene acceso a los servicios de salud; el 55.2 por ciento no tiene acceso a los servicios básicos en la vivienda; el 29.1 por ciento tiene rezago educativo; el grado promedio de escolaridad es de segundo de secundaria y, por si fuera poco, siete de cada diez niños y niñas menores de seis años de edad viven en condiciones de pobreza en el estado. Aún hay más. Al primer trimestre del 2025 se registró un incremento de la pobreza laboral en el estado, es decir, la condición en la que el ingreso laboral de un hogar es insuficiente para adquirir la canasta básica alimentaria para sus integrantes. Este incremento asciende al 63.9 por ciento de la población; más de dos millones 640 mil oaxaqueños no podrán cubrir sus necesidades básicas con el fruto de su trabajo. Seguirá siendo una odisea poder satisfacer un derecho elemental en la cuna del quesillo.
La estadística solo sintetiza la realidad que padecen millones de oaxaqueños. Con todo lo descrito hasta aquí, las tareas y preocupaciones para los gobernantes en cualquier nivel están más que enlistadas; basta con que den paso a la acción y en la dirección marcada para transformar la realidad, dirección que es impuesta por la propia situación de marginación y miseria del estado. La situación avanza hasta las demarcaciones locales; Oaxaca tiene los tres municipios con el mayor porcentaje de habitantes en condiciones de pobreza de todo el país: San Simón Zahuatlán (99.6 %), San Francisco Teopan (99.3 %) y Coicoyán de las Flores (99.3 %), según datos del Consejo Nacional de Evaluación para la Política de Desarrollo Social (Coneval). ¿Qué diría Benito Juárez si viviera? Morena y su 4T, que se presentan como sus feligreses, lo traicionan como Judas al saquear y hundir su estado natal en la miseria.
Sin embargo, los gobernantes de Oaxaca también actúan bajo los intereses de todos menos de la clase trabajadora, o sea, de los oaxaqueños en situación de pobreza. Así lo demuestran algunos hechos recientes cometidos en contra de estudiantes pobres organizados en la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios Rafael Ramírez (FNERRR) y que sólo buscan una oportunidad para poder culminar sus estudios.
El pasado 26 de abril del año en curso, el presidente municipal de Miahuatlán de Porfirio Díaz, Isidro César Figueroa Jiménez, despojó a jóvenes estudiantes de su albergue estudiantil “Juan Manuel Celis Ponce”, espacio destinado a hospedar a los jóvenes oaxaqueños con interés de culminar sus estudios superiores de manera gratuita, una gran ayuda en un estado donde cunde la pobreza al por mayor. ¿Esas son las políticas sociales del municipio para acabar con la pobreza? Recordemos que Miahuatlán de Porfirio Díaz tiene al 93 por ciento de su población padeciendo, en alguna medida, desde pobreza extrema hasta moderada. El 77.9 por ciento no tiene acceso a la seguridad social; el 69.7 por ciento no tiene acceso a los servicios de salud. No es novedad que las familias acudan a los consultorios de farmacia para poder atender su salud; el 46.6 por ciento no tiene acceso a los servicios básicos en su vivienda; el 20.6 por ciento no tiene acceso a la alimentación digna; el 18.4 por ciento tiene mala calidad de espacios de vivienda y, por último, el 34 por ciento de su población padece de rezago educativo (¡!); en un municipio con graves problemas educativos, lo “racional” es actuar contra los estudiantes, ¡vaya acción! Están más que claras las necesidades que impone la pobreza y miseria del municipio: ¿Por qué no actuar en dicha dirección? ¿Por qué lo urgente es atacar a los estudiantes? La prioridad es todo menos acabar con la dolorosa realidad.
Continuamos con otro atentado en contra de los estudiantes pobres. El pasado 5 de agosto, alrededor de las 9:30 p. m., un grupo de “cholos” del municipio de Oaxaca de Juárez, con armas de fuego de grueso calibre, allanó el albergue cultural y estudiantil “Villas de Monte Albán”, donde viven jóvenes de escasos recursos, al mismo tiempo que vandalizaron y robaron una tienda de abarrotes. Dicho acto fue reportado a las autoridades municipales, quienes al llegar al lugar se pusieron del lado de los agresores, presuponiendo una colusión a ojos vistos. ¿Es esta la manera en que se le brinda seguridad a la población estudiantil, que representa el 30 por ciento de los habitantes del municipio? Dichas acciones no van a revertir el 10.4 por ciento de la población que padece rezago educativo en la demarcación. Eso sí, no paran de ofrecer los atractivos turísticos y esconder esta situación alarmante. El 59.3 por ciento de la población municipal no tiene acceso a la seguridad social; el 49.6 por ciento no tiene acceso a los servicios de salud y el 13 por ciento no tiene acceso a los servicios básicos en la vivienda. Por último, la cereza del pastel: tan sólo el 25.2 por ciento de los habitantes del municipio no tienen carencias de ningún tipo; por el contrario, la inmensa mayoría, que es el 74.8 por ciento, tiene necesidades de todo tipo, desde pobreza extrema hasta pobreza moderada. Con todo esto, ¿no es claro sobre lo que hay que trabajar?
Los números no mienten: Oaxaca está lleno de pobreza, y además es muy claro las prioridades que atienden los gobernantes, entonces surge la duda, ¿por qué no lo han hecho? La respuesta está a la vista. Los antorchistas del estado de Jalisco estamos pendientes de nuestros compañeros en el estado de Oaxaca, porque, como dice nuestra consigna: somos un solo hombre y somos un solo ideal.
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