MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Otra tragedia para los mexicanos y la poca ayuda del gobierno

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La segunda semana de octubre de 2025 será —ya es— otra de las fechas funestas que en México recordaremos con impotencia y un mar de tristeza. Hasta el día 12 de este aciago mes se contaban oficialmente 64 muertos y más de 65 desaparecidos por las torrenciales lluvias que castigaron, como siempre ocurre, a los más desamparados de nuestro país.

En la Ciudad de México once de las dieciséis alcaldías fueron afectadas por el meteoro, siendo las más afectadas Tláhuac e Iztapalapa; al interior de la República, Veracruz, Hidalgo, Puebla, San Luis Potosí y Querétaro son las entidades más afectadas y con víctimas mortales.

Hoy sólo existe un recurso económico que se asigna año con año dependiendo de si el gobierno en turno lo considera y, con la falta de dinero del gobierno actual, todos estamos a la buena de Dios en caso de desastres.

Al menos 64 personas han muerto y 65 se encuentran desaparecidas (cifras que se estiman minimizadas, si nos atenemos a los videos que circulan en redes y que informan de personas muertas y desaparecidas, dado que el gobierno siempre trata de disminuir el problema), miles más quedaron damnificadas, hay comunidades aisladas con gente que en estos momentos no tienen qué comer ni qué beber, y daños en aproximadamente 100 mil viviendas; carreteras, puentes, escuelas y servicios básicos como agua, drenaje y electricidad quedaron fuera de servicio.

Como siempre en los últimos tiempos viene pasando, la respuesta de las autoridades ha sido tardía en cuanto a los auxilios que demandan con urgencia y desesperación los necesitados.

Los antorchistas tenemos que lamentar la muerte de personas, unas en el pobrísimo municipio de Huehuetla, estado de Hidalgo, y otros tantos en la región del municipio de Huauchinango, estado de Puebla.

Es interesante consignar en este sitio lo dicho por la presidenta del país, Claudia Sheinbaum, en su reciente recorrido sobre algunos lugares devastados por las lluvias torrenciales y prolongadas por días.

Al respecto, en medio de grupos de sufridos supervivientes que en tumulto le solicitaban a gritos que por favor los escuchara, que ya tenían tres días limpiando y buscando, sin que el gobierno ni nadie los ayudara: “Hay personas desaparecidas, ¿dónde están? Los estudiantes no pudieron salir a la escuela”, a lo que contestó la mandataria que el retraso era porque la lluvia impedía llevar los auxilios y apoyos de su gobierno.

Al final de este encuentro prometió: “A todos se les va a atender, no se va a ocultar nada, muchas gracias”. Es decir, a un fenómeno que no es nuevo ni perdido en el tiempo, como el de las inundaciones, los afectados tienen que esperar por fuerza a que la burocracia del gobierno se despabile, hasta que ese elefante burocrático quiera atender; aunque la presidenta no dijo ni quiso decir lo anterior. Sin embargo, así nos tienen acostumbrados los del gobierno, a la lentitud en estos casos, a las largas esperas.

Los antorchistas conocemos nuestro país, sus instituciones y sus gobiernos. Cada vez que tiembla, o explotan sustancias inflamables en ciudades grandes y pequeñas, o se inundan con tempestades de agua que por su fuerza y cantidad derrumban lo que encuentran a su paso, nos seguimos preguntando: ¿por qué el gobierno morenista desapareció el Fonden, el Fondo de Desastres Naturales?

Ese fondo contaba con recursos asegurados en caso de emergencias como las sequías en los campos agrícolas, sismos e inundaciones; el Fonden tenía recursos propios que el gobierno, aunque quisiera, no podía tocar para otros fines.

Hoy sólo existe un recurso económico que se asigna año con año dependiendo de si el gobierno en turno lo considera y, con la falta de dinero del gobierno actual, todos estamos a la buena de Dios en caso de desastres.

El gobierno ha anunciado que los damnificados recibirán un apoyo de 9 mil pesos, ¡eso si les llega! ¿Cuándo regresarán esas pobres familias a la normalidad? 

Es doloroso ver a tantos mexicanos en una desgracia como la que están viviendo. En verdad, ¿cree el gobierno que con ese apoyo las familias recuperarán casas, muebles, ropa, comida, caminos, puentes? Y, desgraciadamente, lo que es irreparable: sus seres queridos.

En estas trágicas condiciones, el daño causado por las tragedias que últimamente nos pasan con frecuencia, la solidaridad del pueblo aflora, igual que ha sido en todas las circunstancias de desastres.

Los antorchistas de todo el país, siempre solidarios ante desgracias de impacto en la población, sacudida por sus pérdidas y padecimientos, estamos promoviendo intensamente la campaña de recolección de víveres, ropa, lo más necesario y urgente, vista la situación tan difícil de quienes han perdido todo: vivienda, muebles, ropa y utensilios del hogar.

¡Únete a estos actos de solidaridad! Tu ayuda puede salvar vidas. ¡El pueblo organizado siempre tendrá la mano solidaria tendida para salvar al pueblo!

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