Diferentes medios de comunicación en el mundo registran que nuestra nación tiene un grave problema de inseguridad que requiere una verdadera atención de manera urgente, que se deben atender a profundidad las causas que la generan y que afectan cada vez en mayor grado la vida cotidiana de las personas. De acuerdo con el Índice Global del Crimen Organizado de Global Initiative, México ocupa el tercer lugar en criminalidad a nivel mundial; en primero está Birmania y en segundo, Colombia.
La inseguridad en México está estrechamente vinculada al crimen organizado que, día a día, diversifica sus actividades delictivas, y cada vez más se sabe que funcionarios y políticos del partido gobernante están involucrados en ilícitos.
Recientemente, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) publicó las cifras de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, que abarca el segundo trimestre del año, y los resultados sobre la percepción de inseguridad en el territorio nacional advierten que, en este periodo, la población mayor a los dieciocho años se sintió más insegura respecto al periodo anterior. Las cinco ciudades más inseguras son Culiacán, Ecatepec de Morelos, Uruapan, Tapachula y Ciudad Obregón. Por género, son las mujeres quienes se sienten más vulnerables en un 68.5 %, mientras que en hombres es de 56.7 %.
En el estado de Guanajuato, las ciudades de León, Irapuato y Guanajuato capital se mantienen como las más inseguras del estado. El incremento mayor de percepción de inseguridad se registra en la ciudad zapatera, donde el 80 % de la población vive con una preocupación permanente ante los hechos delictivos y de la violencia urbana.
Aunque el Gobierno del Estado señala que se trabaja para disminuir la violencia, los resultados siguen siendo insuficientes y prueba de ello es que Irapuato se ubica en el séptimo lugar nacional entre las ciudades más inseguras, León en el lugar diecisiete y la capital del estado en el lugar treinta y uno.
Se cumplen siete años de que el morenismo acapara el gobierno federal y la mayoría de los gobiernos estatales, y aunque se comprometieron a devolver la tranquilidad a los mexicanos, las cifras demuestran que la violencia es un problema que se ha salido de control. Lamentablemente, la inseguridad en México está estrechamente vinculada al crimen organizado que, día a día, diversifica sus actividades delictivas, entre ellas, el robo de combustible, el contrabando y explotación de migrantes, la minería ilegal y el lavado de dinero, y cada vez más se sabe que funcionarios y políticos del partido gobernante están involucrados en actividades ilícitas.
Cómo olvidar Sin seguridad no habrá 4T, frase célebre de Andrés Manuel López Obrador, quien durante todo su sexenio alardeaba que acabaría con la inseguridad y la corrupción, pero estas, como muchas otras promesas del tabasqueño, no se cumplieron, y somos los mexicanos quienes pagamos las consecuencias de esta forma demagógica de gobernar.
Y tenemos que señalar, además, que en el gobierno de Claudia Sheinbaum no hay un cambio sustancial en su política de gobierno, y problemas como el abasto de medicamentos, la atención a las personas enfermas de cáncer, el combate a la pobreza extrema, el crecimiento económico y la creación de fuentes de empleo formal siguen sin atenderse. Y, por el contrario, se usa el poder del Estado para proteger y encubrir a los integrantes de su partido.
Y mientras el país se desangra y se hunde cada vez más en inseguridad y pobreza, nuevos casos de incongruencia política y de insensibilidad por parte de destacados morenistas se han dado a conocer por los medios de comunicación. Mientras se desgarran las vestiduras señalando que no puede haber gobierno rico con pueblo pobre, por el bien de todos, primero los pobres y que se debe mantener la cercanía con el pueblo evitando los lujos, políticos como Ricardo Monreal, Mario Delgado y Enrique Vázquez, entre otros, han sido fotografiados en lugares lujosos y exclusivos de Europa vacacionando, con lo que se demuestra que, para ellos, eso de la austeridad es solo un discurso para engañar a la gente.
Estos casos deben servir como un ejemplo más de que esta falsa izquierda que gobierna nuestro país no busca realmente construir una sociedad más justa y equitativa para todos. Sus actos de corrupción y de enriquecimiento ilícito nos deben llevar a la conclusión de que sigue estando vigente la tarea de organizar y educar al pueblo trabajador para asaltar el cielo y construir una patria donde la riqueza social sea realmente de todos.
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