MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Manzanillo: balazos y no abrazos con Morena

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Antes que nada, también yo quiero sumarme a los miles de manzanillenses que mostraron preocupación alarmada, ante los recientes sucesos violentos que pretendieron, al menos así pareció, privar de la vida a la presidenta municipal de Manzanillo, Griselda Martínez Martínez. Y la verdad es que hay mucha razón para alarmarse. Ya cuando hasta la jefa misma de los encargados de cuidar tu seguridad y la de tu familia, sufre en persona los estragos mortales de la inseguridad a tal grado, ya es necesario preguntarse, como lo hacía un personaje de la televisión: y ahora ¿quién podrá defendernos? Sé que suena un poco hilarante, pero esta es la pura verdad.

En un trabajo anterior a este, di mi opinión acerca de un altercado público que exhibió las diferencias, al menos así me pareció, de dos personajes muy encumbrados en el partido Morena y su gobierno de la Cuarta Transformación (4T), me refiero a la Diputada Federal Claudia Yáñez Centeno y Cabrera, por un lado, y la Delgada de los programas Federales, Indira Vizcaíno Silva, por el otro. Luego de referirme, a la sarcástica y socarrona contestación pública que le hiciera a través del Facebook, la licenciada Indira a la Diputada Yáñez, dije que me llamó la atención cómo, a manera de rúbrica, cerró su reclamo la representante de AMLO en Colima: "AbrazosNoBalazos"; a lo que añadí en mi escrito, que sería conveniente que, por salud de su proyecto de nación, convendría que, públicamente también, aclararan cada una su dicho. Pero sobre todo hice una pregunta: ¿qué quiso decir, exactamente, la licenciada Indira con eso de AbrazosNoBalazos? Pero nunca hubo aclaración alguna. Pues bien, a pocos días de este sonado altercado morenista, la Presidenta Municipal de Manzanillo, Griselda Martínez, también de filiación morenista, recibió literalmente lo contrario: "BalazosNoAbrazos". ¿A esto es a lo que se refería, la licenciada Indira Vizcaíno? Pues si así arreglan las diferencias en Morena, ya podemos imaginar desde ahora, lo que pasará en el próximo proceso electoral.

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Pero dejemos que los Morenos hagan las aclaraciones pertinentes al caso si así lo consideran. La verdad es que el tema de inseguridad y el aumento de la violencia en Manzanillo es algo históricamente mucho más serio. Desde mediados del año pasado, varios meses antes de que Griselda Martínez se enterara siquiera de su triunfo electoral, ya Manzanillo era nota nacional como uno de los municipios más violentos en todo el territorio nacional, junto con Tecomán y Colima. Los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública —que concentra carpetas de investigación reportadas por las procuradurías estatales— indicaron el día 22 de junio de 2018 en el portal estacionpacifico.com, que en Manzanillo se reportaron 72 casos de homicidio doloso entre enero y mayo de 2017, mientras que en ese año de 2018, ocurrieron 89 durante el mismo periodo. Se dijo también, que en el municipio porteño se concentró el 35.3% de los homicidios ocurridos en toda la entidad, porcentaje mayor al de cualquier otra demarcación; en Tecomán ocurrió el 30.5% de todos estos crímenes y en Colima capital el 13.8%. Todo esto, se dijo, explica el aumento de la violencia en general en el estado de Colima, que se mantiene con la mayor tasa de homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes (con 33.17) de todo el país, desde febrero de 2016.

Vistas así las cosas, y dado lo intempestivo e inesperado del triunfo del "Tsunami" morenista, se me hace que, por lo menos en materia de seguridad, la actual presidenta municipal nunca midió correctamente la magnitud y complejidad del problema de inseguridad que priva en el municipio que le tocó gobernar, que por lo mismo y creo que sin darse cuenta, confiada en la temeridad con que acostumbra conducirse el presidente López Obrador en sus mañaneras, provocó al enjambre de avispas del que ahora tiene que cuidarse. Que esto es así, lo demuestra el atentado mismo y la manera tan sencilla en cómo sus atacantes pudieron actuar libremente; pero además, hay que ver la contradicción tan evidente en las declaraciones que anda dando a los medios. El martes 06 de agosto pasado, en una misma plana del periódico EL NOTICIERO, aparecen dos notas que llamaron mucho mi atención, la primera dice así, con letras muy grandes: "Temen otro ataque contra la alcaldesa" Modifican su programa de atención ciudadana [...] ¿Otro ataque?, Es decir, ¿esperan más ataques como estos, donde mueren inocentes ciudadanos que nada deben?, ¿acaso buscan generar la mayor psicosis posible entre la población, que para eso lo andan anunciando en los medios? No, en verdad que no le encuentro la más mínima lógica a esta manera de gobernar.

Pero la segunda nota que refiero esta peor. Declara así la Presidenta municipal: "Aquí, [es] donde más se invierte en seguridad" y luego dio los detalles: "Hemos invertido 25 millones de pesos en materia de seguridad [...] destacando que Manzanillo es el municipio que más ha invertido en dicho rubro; además se ha invertido 2.5 mdp en prevención del delito." Muy bien, pero ¿de qué sirvió invertir tanto dinero público en seguridad, si al final no pudo ni siquiera garantizar su propia seguridad? Otra vez no encuentro la lógica. ¿A dónde se fue tantísimo dinero para la seguridad, si ahora tenemos que andarnos cuidando solitos, de no estar cerca de la Presidenta, porque "temen otro posible ataque"? No, creo que, cuando menos en materia de seguridad, no vamos bien en Manzanillo con la 4T. Informar todo lo invertido en seguridad a pocos días de un ataque armado a la presidenta municipal, no es una muestra de triunfo y buen gobierno, sino todo lo contrario. Ojalá alguien los oriente mejor.

Finalmente, creo que la inseguridad, como la corrupción, el maltrato infantil, la violencia familiar, y otros muchos males sociales que solemos condenar, son todos hijos de la misma causa: la injusta desigualdad social que genera la pobreza. Es por eso que, sinceramente yo no encuentro ningún entusiasmo en las recientes noticias dadas por el Gobernador, donde afirma que, citando datos del Coneval, dice que, en 2018, disminuyó significativamente la pobreza en el estado de Colima. No, no es que quiera por fuerza ser aguafiestas, es que la realidad social dice, como diría el Presidente, que tiene "otros datos", y Manzanillo es un buen ejemplo de lo que digo hoy. En Antorcha cumplimos ya 45 años combatiendo la pobreza en México, y por eso sabemos lo que decimos. ¡Ya basta de violencia e inseguridad! Urge una verdadera transformación.

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