MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Las lluvias evidencian las grietas de una infraestructura

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Serias afectaciones en comunidades del municipio de Siltepec y en la zona limítrofe con Chicomuselo, han dejado las lluvias torrenciales que cayeron recientemente en la sierra de Chiapas, debido al desbordamiento del río Tachinula. En la región ganadera del norte, generaron complicaciones en corrales, pérdida de alimento almacenado, deterioro en infraestructura y riesgo sanitario por exceso de humedad.

En el caso de la región norte de la entidad, Los caminos que conectan a la comunidad de San Antonio Tres Picos en el municipio de Amatán, se encuentran en grave deterioro, provocando que la población enfrente situaciones de riesgo para realizar sus actividades cotidianas; entre los afectados se encuentran los jóvenes estudiantes y maestros que diariamente tienen que trasladarse desde diferentes puntos para cumplir con sus compromisos escolares. Cabe señalar que en esta región en años anteriores se ha colapsado un pequeño puente dejando totalmente incomunicados a los habitantes del lugar. Otra situación que es necesario destacar es la del pasado 19 de septiembre, cuando un puente sobre la carretera Pijijiapan-Tapachula, colapsó en su totalidad, justamente la noche anterior a la visita de la presidenta Sheimbaum a aquella ciudad fronteriza.

Los deslaves y derrumbes, y los fenómenos meteorológicos relacionados con esta temporada, se han convertido en el dolor de cabeza y requieren de ser tomados en cuenta si se está trabajando el campo ya que no solamente se dañan los cultivos, sino también ocasionan el incremento de precios debido a la disminución de oferta por quedar bloqueada la salida de los productos del campo hacía la ciudades, escasez que se ve agravada por la reducción de los apoyos al campo y los programas federales, cuyo presupuesto ha disminuido en casi 60% provocando que el trabajo en el campo se mantenga en números rojos por su falta de producción, incentivando la migración de Chiapanecos a otras partes del país o al extranjero.

Como ya quedó dicho, estas últimas precipitaciones generaron -en el caso de Siltepec-, que las comunidades del Barrio San Francisco y el Ejido Mal Paso, fueran de las más afectadas, dando como resultado viviendas dañadas, pérdida de animales, terrenos y cosechas destruidas, así como afectaciones en tramos de la carretera Chicomuselo–Siltepec. Además, la red eléctrica quedó interrumpida y la tubería que abastece de agua potable a la cabecera municipal de Chicomuselo fue destruida, por lo que el servicio no podrá restablecerse en lo inmediato.

Los habitantes de San Antonio Tres Picos, por su parte, hacen un llamado urgente a las autoridades federales para que realicen trabajos de rehabilitación y mantenimiento de los caminos, antes de quedar totalmente incomunicados.

Sin embargo, hay que recordar que desde el 21 de julio de 2021, fecha en que desapareció el Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden) con sus 6 mil 861 millones de pesos que originalmente se destinaban sólo a la realización de actividades de rehabilitación y reconstrucción de infraestructura pública federal, estatal y municipal; vivienda de la población de bajos ingresos y ciertos elementos del medio ambiente, ya no hay ninguna garantía de que los habitantes que resulten perjudicados en sus bienes, puedan ser atendidos; tal  como sucedió en el puerto de Acapulco, Guerrero, con el huracán Otis y John, en octubre de 2023, que dejó un saldo de cerca de 50 personas sin vida, 162 mil viviendas dañadas y mas de 486 mil habitantes afectados. 

El argumento para desaparecer el Fonden, como se sabe, fue la corrupción; sin embargo, nunca se demostró ni se abrió ninguna carpeta de investigación para poner tras las rejas a los culpables de haber incurrido en el mencionado delito; pero lo que sí pasó, fue dejar en el desamparo -aún más de lo que ya antes sucedía-, a las víctimas de la furia de la naturaleza.

Para ilustrar lo dicho en el caso de Guerrero, datos del gobierno federal anunciaron que se destinaría la cantidad de 61 mil millones de pesos (que vayan ustedes a saber si se aplicó o no), pero cálculos de instituciones privadas estimaron entre 200 a 300 mil millones de pesos los gastos que se tenían que erogar para reparar los daños ya descritos. Es decir, que lo que el gobierno estaba dispuesto a invertir, representaba apenas el 20 o 30 % de lo que se necesitaba en la realidad; siendo, como siempre, los mas perjudicados por la falta de apoyo, las familias radicadas en las comunidades y pueblos marginados.

Otra cosa que sucedió en el caso que venimos comentando es, que todo el apoyo que se destinó para beneficio de los damnificados se dio a través de programas como: Jóvenes Construyendo el Futuro, las tarjetas del Bienestar, Pensión para discapacitados, La Escuela es Nuestra, Programa Producción para el Bienestar, entre otros; es decir, se otorgó a través de programas diseñados de origen para captar votantes y satisfacer fines electoreros.

Por todo esto, queda claro que los gobiernos por sí mismos, “no dan paso sin huarache” como se dice coloquialmente; el escaso apoyo que se filtra hacia los más necesitados, y en este caso, los más afectados por una tormenta o huracán, no se da en el mero cumplimiento del encargo gubernamental, sino pensando en perpetuarse en el poder, pensando en primer lugar, no tanto en ayudar al que mas lo necesita sino en beneficiar políticamente al gobernante o a su partido, que no es otra cosa que poner siempre y por delante, los intereses personales del político o de su grupo. A pesar de que muchas veces, el colapso de puentes, drenes pluviales, sistemas de drenaje, derrumbe de carreteras y deslave de cerros, ponen en evidencia el desvío de recursos de las obras a otros fines y a otros bolsillos, no llegan las autoridades preocupadas por ayudar al que ha caído en desgracia, sino que aún en estos momentos difíciles se mueven por intereses muy ajenos a la solidaridad y el humanismo.

Por esta razón, nos tiene que quedar claro a todos, que sólo cuando los marginados de siempre seamos capaces de unirnos en torno a un proyecto de país como el que propone nuestra organización, sólo en ese momento empezaremos a ganar terreno y a adquirir la fuerza necesaria, no solo para arrancar de las arcas gubernamentales los recursos suficientes para construir obras de infraestructura capaces de resistir y canalizar la fuerza de la naturaleza, sino también, para colocar a México en manos de gobernantes que pongan por delante los intereses de las grandes mayorías, que pongan en primer lugar los intereses de los trabajadores.

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