MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La pobreza en Hidalgo, maquillada en las “cifras oficiales”

image

En el discurso de las esferas oficiales, se ha instalado una narrativa persistente: la pobreza en México, y por extensión, en sus entidades federativas como Hidalgo, está en retroceso. Se esgrimen porcentajes y gráficas que, tomados de forma aislada, pretenden demostrar una victoria incontrovertible contra la pobreza que lacera a los mexicanos. Sin embargo, la realidad cotidiana de las familias mexicanas e hidalguenses revela un panorama radicalmente distinto.

El discurso oficial que celebra una reducción de puntos porcentuales en la pobreza por ingresos es, cuando menos, miope, y en el peor de los casos, una manipulación peligrosa que desvía la atención de los problemas estructurales.

Lejos de disminuir, la pobreza se ha agravado, encubierta por un velo de estadísticas que ignoran deliberadamente variables cruciales: el poder adquisitivo real del ingreso, el crecimiento desbordado de las carencias sociales y la precarización absoluta del mercado laboral. Así, la pobreza no ha cedido; se ha maquillado.

“En Hidalgo, los ingresos laborales de las familias aumentaron en el periodo 2018-2024 al pasar de cuatro mil 914 a cinco mil 467 pesos, que son 553 pesos más, lo cual permitió que la pobreza disminuyera significativamente, sin embargo, las carencias sociales como es el acceso a servicios de salud y seguridad social crecieron. Así lo manifestó Acción Ciudadana Frente a la Pobreza (…) La reducción de la pobreza en el estado, pasó de 1.5 millones a 1.1 millones de personas durante esos seis años y de 50% a 35% de la población gracias al incremento de recursos en el seno familiar, de tal forma que el ingreso corriente por persona pasó de cuatro mil 914 pesos a cinco mil 467 pesos (en pesos de valor constante)” (El Sol de Hidalgo, 15 de septiembre de 2025).

“A pesar de que en Hidalgo en los últimos dos años disminuyó la población en situación de pobreza, al pasar de 41 a 35.3 por ciento, la entidad está en el lugar 10 de los más pobres del país y “hay muchos retos todavía”, señaló Carlos Henkel Escorza, secretario de Desarrollo Económico (Sedeco): Por supuesto que seguimos siendo uno de los estados en vías de desarrollo, para decirlo con palabras elegantes.”

En estas estadísticas, una persona se considera en situación de pobreza cuando su ingreso es insuficiente para adquirir una canasta básica de bienes y servicios y además tiene al menos una carencia social. Y aquí reside el primer pilar de la falacia: en la forma en que se mide el ingreso. La Línea de Pobreza por Ingresos se actualiza anualmente con base en la inflación.

Sin embargo, la inflación experimentada por los hogares más pobres –la inflación de la canasta básica– ha sido sistemáticamente superior a la inflación general. Según datos del propio Coneval, el incremento acumulado en el índice de precios de la canasta alimentaria (la canasta de pobreza extrema) entre diciembre de 2018 y diciembre de 2022 fue de aproximadamente 48.9 %.

Mientras tanto, el incremento en el ingreso laboral real de los hogares hidalguenses no se acercó a ese ritmo. El Índice de Tendencia Laboral de la Pobreza (ITLP) del Coneval, que precisamente mide cómo evoluciona el poder adquisitivo del ingreso laboral frente a la canasta alimentaria, ofrece un dato devastador: a nivel nacional, el porcentaje de la población que no puede adquirir la canasta alimentaria con su ingreso laboral (pobreza laboral) aumentó de 38.5 % en el primer trimestre de 2018 al 40.7 % en el último trimestre de 2022.

Además, el análisis de las carencias sociales desnuda por completo la mentira de la disminución de la pobreza. Las cifras del mismo Coneval contradicen la narrativa de mejores condiciones de vida para las familias.

· Acceso a la Seguridad Social: Esta es la carencia más extendida en México y Hidalgo no es la excepción. De 2018 a 2022, el porcentaje de la población hidalguense con esta carencia aumentó dramáticamente, pasando del 68.5 % al 73.5 %.

· Acceso a los Servicios de Salud: Paradójicamente, y a pesar de la retórica gubernamental sobre la “salud gratuita”, la carencia por acceso a los servicios de salud también aumentó en Hidalgo.

· Servicios Básicos en la Vivienda: Esta carencia, que incluye acceso a agua potable, drenaje y energía eléctrica, también empeoró. Subió del 19.4 % al 20.9 % de la población hidalguense. En municipios con alta marginación como Huautla, Xochiatipan o Yahualica, la falta de agua entubada o drenaje es endémica. El crecimiento urbano desordenado y la falta de inversión en infraestructura mantienen a miles de familias en condiciones de vida indignas.

Estos datos son incontrovertibles. Mientras el gobierno celebra una mínima reducción en la pobreza por ingresos (que ya vimos es engañosa), las condiciones estructurales que definen una vida digna se han deteriorado de forma alarmante. ¿De qué sirve tener un ingreso ligeramente superior si se carece de salud, de pensión para la vejez y de agua potable en casa? Esta es la paradoja del Hidalgo contemporáneo.

Las cifras de pobreza en Hidalgo no han disminuido de manera sustancial; se ha recombinado el método para medirla para ocultar la realidad. El discurso oficial que celebra una reducción de puntos porcentuales en la pobreza por ingresos es, cuando menos, miope, y en el peor de los casos, una manipulación peligrosa que desvía la atención de los problemas estructurales.

En síntesis, la pobreza en Hidalgo no ha disminuido: los ingresos nominales han perdido poder adquisitivo, empobreciendo a la clase trabajadora, es decir, cada vez alcanza para menos; las carencias sociales clave –seguridad social, salud y servicios básicos– han crecido de manera alarmante, negando a la población los derechos más fundamentales; por último, el empleo informal condena a siete de cada diez hidalguenses a la vulnerabilidad laboral perpetua.

Hablar de una disminución de la pobreza en este contexto es un insulto a la inteligencia y a la dignidad de los hidalguenses. Es confundir la fotografía con la realidad. Maquillar las estadísticas es solo un engaño; el reto más grande: generar una economía que cree empleos formales y bien remunerados, invertir de verdad en un sistema de salud robusto y funcional, y llevar infraestructura básica a todos los rincones del estado, sigue pendiente incluso con el gobierno de la 4T que se decía a favor del pueblo.

Hasta que eso no suceda, cualquier discurso sobre la disminución de la pobreza será solo eso: un discurso vacío, alejado de la cruda y palpable realidad de millones. Este nuevo engaño del gobierno en turno demuestra que no podemos seguir esperando “salvadores” y “mesías”, el pueblo tiene que tomar las riendas del país y comenzar la construcción de un México sin pobreza y más justo para todos.

0 Comentarios:

Dejar un Comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados *

TRABAJOS ESPECIALES

Ver más