El año 2007 Tabasco sufrió una fuerte inundación (no vista en 50 años a causa del desbordamiento de ríos y el desfogue de la presa Peñitas), en ese momento se decía que era las más grave que había vivido la entidad en cincuenta años, teniendo un saldo de 850 mil damnificados, más de 120 mil viviendas afectadas, entre otras muchas carencias que dejo el frente frío. Además, algunos creyeron que se aprendería de los errores del gobierno del estado y federal cometidos, que harían lo posible por mejorar las condiciones ejecutando un plan hidráulico que evitara inundaciones a futuro, si bien es cierto, los desastres naturales no los controla el hombre, y por ende el gobierno en turno que nos dirige, pero este último sí tiene las condiciones económicas políticas y sociales de crear mecanismos para no ser afectados a excesos inimaginables, lo cierto es que, en noviembre del año pasado volvieron a sufrir inundaciones, podíamos ver en todos los noticieros que el agua llegaba hasta los tres metros de altura dejando a seiscientos veintitrés mil seiscientos sesenta y cuatro damnificados en cuatrocientos sesenta y ocho comunidades de catorce municipios (según datos oficiales de Protección Civil del estado) lo más grave fue escuchar a nuestro "flamante mandatario federal” aceptar que tomó la difícil, pero certera decisión, de inundar a los pobres de los municipios aledaños a la capital tabasqueña con el desfogue de la presa peñitas, evitando así daños catastróficos, según él, lo cierto en todo esto es que no tenían un plan emergente que pudiera evitar el sufrimiento humano, lo vimos también como diletante de la política desgarrarse las vestiduras, acusando a los gobiernos anteriores de corrupción y desvío de recursos; sin embargo, en sus dos años de gobierno no ha hecho nada para remediar en serio este mal, en sus mismas causas y no sólo en sus efectos, pues han pasado tres meses y todo vuelve a lo mismo, pequeños paliativos compradores de conciencia en cara a las elecciones del 2021 ¿y los que perdieron todo, Cultivos, casa, animales de crianza doméstica, mercancías que ayudaban a sobrevivir diario a las familias, será que con 10 mil pesos, un refrigerador o una estufa van a recuperar toda una vida de trabajo arduo y sufrimiento? ¿Y qué pasa con el desempleo?, pues por increíble que parezca son el primer lugar a nivel nacional en desempleados y no tienen la seguridad de llevarse un pan a la boca. A esta desgracia le sumamos el no haber superado la crisis sanitaria sumando ya 49,756 infectados, 3,377 decesos hasta el 20 de enero y sólo se consideran 9,750 vacunas para una población de 2,600,000 habitantes, de los cuales el 53.6% está en pobreza, ¡es de locos decir que vamos domando la pandemia! Y pensar que no se le daría uso partidista a la vacunación.

Así se vive actualmente en el edén tabasqueño, las palabras que la definen son hambre, miseria y desolación sin que nuestras autoridades que nos rigen y gobiernan hagan uso racional de los recursos que le llegan a la nación y solo se dediquen a dar palos de ciego convirtiéndose en jueces y verdugos de todo aquel que se atreva a criticarlos.
Amigos, sumenos nuestros fuerzas a formar un comité ciudadano en donde participemos todas las organizaciones y grupos sociales por un solo objetivo, creemos un frente ciudadano inquebrantable que encabece las demandas más sentidas de la gente empezando por el plan hídrico integral que abarque todo el estado, que se resuelvan los proyectos del campo, ganadero, salud, educación, de infraestructura, etc., que nos permita vivir en estados dignos, eso es lo que debemos hacer, así lo exige la realidad, por el contrario, seguiremos escuchando los cantos falsos de sirenas que nuevamente por el país no harán nada.
Están invitados a sumar firmas para buscar un nuevo Tabasco sin inundaciones.
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