El pasado 1 de junio del año en curso, por primera vez en la historia de nuestro país, millones de mexicanos salieron a las calles para elegir, por medio del voto, a jueces, ministros de la Suprema Corte y magistrados de todo el país. A decir de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, el evento fue catalogado como algo “inédito, impresionante, maravilloso y democrático”.
Hoy más que nunca urge organizar al pueblo y educarlo, para que este tome conciencia y se decida a tomar el poder político del país.
El portal web CNN México menciona que las cifras preliminares del Instituto Nacional Electoral (INE) estiman que la participación no superó el 13 %, un nivel considerablemente menor al observado en las elecciones presidenciales de 2024, donde Sheinbaum obtuvo un amplio respaldo y en las que votó el 59.6 % del electorado. De los casi 100 millones de personas que estaban llamadas a votar, solo acudieron alrededor de 13 millones.
Para ser este un evento histórico y emblemático para el gobierno de la Cuarta Transformación, donde se esperaba la participación de todo el pueblo de México para quitar la “corrupción” dentro del Poder Judicial, y así el pueblo pudiera elegir, mediante votación popular, a jueces y magistrados, los resultados de la votación no fueron los esperados, aunque se haya dicho lo contrario.
No es para menos. Por más que se quiere engañar al pueblo, cada vez es más evidente que este, lento, pero va aprendiendo a distinguir a los gobiernos mentirosos y corruptos. El control del Poder Judicial es la pieza que hacía falta, junto con el Poder Ejecutivo y el Legislativo, para que Morena pueda controlar la patria entera, sin que haya un contrapeso que frene sus excesos de poder y el control absoluto sobre el país.
Pero algo que no se puede ocultar es la realidad en la que viven millones de mexicanos que han decidido no salir a votar, que han decidido no dar el voto de confianza al gobierno morenista ante los resultados de su administración. Y no es para menos lo que la gente vive día con día en México.
Y como muestra de lo que digo, tenemos a nuestro bellísimo estado de Colima, donde, de acuerdo con el conteo rápido del Instituto Nacional Electoral, Colima se ubicó a nivel nacional como el cuarto estado con menor participación ciudadana en la elección extraordinaria del Poder Judicial: sólo nueve de cada 100 personas inscritas en el padrón electoral participaron en la elección.
Y es que los resultados no pudieron ser otros. Colima, un estado pequeño, encierra graves problemas que aquejan a los ciudadanos. La Comisión Nacional de Búsqueda de Personas informó que Colima ocupa el segundo lugar en hallazgo de fosas clandestinas, con 308, sólo después de Veracruz, donde se han registrado 344 entierros ilegales.
Colima ha ocupado los primeros lugares en homicidios dolosos en 2022 y 2023. De acuerdo con el ranking de las 50 ciudades más violentas del mundo, Colima lideró el primer lugar con 140.32 homicidios por cada 100 mil habitantes.
Y a esto agreguemos la falta de abastecimiento de medicamentos en centros de salud y hospitales de todo el estado, donde cada vez más surge la inconformidad por parte del personal médico, que no puede hacer bien su trabajo por falta de los insumos necesarios para atender a los pacientes, y de los familiares que tienen que conseguir dinero para comprar los medicamentos que hacen falta para la atención de sus enfermos.
Y eso dejando de lado los problemas graves de falta de vivienda de miles de colimenses; la falta de servicios básicos como luz, agua potable y drenaje en diversas colonias; la falta de infraestructura deportiva y educativa; y la falta de obras públicas.
Colima es sólo un reflejo de lo que pasa en todo México. Este primero de junio ganó la inconformidad y el hartazgo social que han impedido una vida digna para millones de mexicanos, una vida que los gobiernos prometieron y que no será posible si seguimos dejando nuestra suerte a ellos, nuestra vida y nuestra seguridad en sus manos.
Hoy más que nunca urge organizar al pueblo y educarlo, para que este tome conciencia y se decida a tomar el poder político del país. Pero esto sólo lo puede hacer con una guía que sepa hacia dónde dirigirlo, y esa luz es el Movimiento Antorchista Nacional. Sólo organizados y con rumbo podemos crear un mejor futuro para todos.
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