El 23 de mayo se celebra el Día del Estudiante, y su origen en México se remonta a 1929, cuando estudiantes de la Universidad Nacional de México (hoy UNAM) se manifestaron por la autonomía de dicha institución. Las protestas culminaron en una huelga general, y el entonces presidente Emilio Portes Gil ordenó el cierre temporal de la universidad. Finalmente, y después de varias manifestaciones, se logró la autonomía universitaria y se reconoció el 23 de mayo como Día del Estudiante.
Hay que motivar a nuestros jóvenes a no abandonar el estudio, porque este les servirá para un mejor entendimiento de todos los temas y problemas que nos rodean, y les ayudará a cambiarlos de manera crítica
La palabra estudiar significa: aplicar el entendimiento para adquirir conocimiento de algo (Diccionario Escolar Ibalpe 10). ¿Quién es un estudiante? Es aquel sujeto que tiene como ocupación principal la actividad de estudiar, percibiendo tal actividad desde el ámbito académico.
La principal función de los alumnos es aprender siempre cosas nuevas sobre distintas materias o ramas de la ciencia y el arte, o cualquier otra área que se pueda poner en estudio. ¿Cuáles son las funciones de un estudiante?
Cuando se menciona “las funciones de un alumno”, en realidad se habla de su rol como persona fundamental dentro de un instituto académico o como estudiante autónomo. El educando debe saber trabajar en equipo, ser capaz de autodirigirse, monitorearse y evaluarse (esto en el caso de las tareas que deben cumplirse en una institución), además de poseer habilidades de autoaprendizaje que puedan ser útiles para el resto de su vida.
De igual manera, debe saber resolver los conflictos que se le presenten en todo momento, pues eso va a definir su vida adulta. Por último, debe ser responsable, pues esta es la clave del éxito. Pero ¿es todo lo que debe hacer un estudiante? No. Veamos.
En algunas instituciones educativas ha sido recurrente que los alumnos se muestren inconformes por las malas condiciones de sus escuelas, y esto ha dado motivo para crear organizaciones estudiantiles que buscan la manera de resolver estas inquietudes. Cabe señalar que estas luchas no se dirigen hacia los directores y personal administrativo de la escuela, sino contra los diferentes niveles de gobierno.
Recordemos un poco “La noche de los lápices”: la noche del 16 de septiembre de 1976, un grupo de jóvenes militantes de la Unión de Estudiantes (UES) y de la Juventud Guevarista fueron secuestrados en la ciudad de La Plata, en la capital argentina, por miembros de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, siendo los primeros meses de la dictadura cívico-militar. Esta fecha quedó grabada en la memoria colectiva y es conocida por el secuestro y asesinato de varios estudiantes que luchaban por el boleto educativo.
Otro ejemplo más reciente fue el 18 de octubre del 2019, cuando Chile vivió un bombazo social sin precedentes: las calles de Santiago fueron invadidas por manifestantes que, por medio de protestas, demandaron un sistema económico más equitativo y llamaron a poner fin al neoliberalismo como forma de gobierno.
Jóvenes estudiantes de doce años en adelante iniciaron movilizaciones con la mundialmente conocida evasión del Metro en Santiago, manifestándose en contra del alza de tarifas. Lo que comenzó con un llamado a evadir desató la indignación social que popularizó la consigna “Chile despertó”.
Estos ejemplos buscan demostrar que la juventud ha jugado un papel muy importante en los cambios sociales, al querer luchar y mejorar las condiciones educativas y ayudar a sus compañeros de clase a vivir mejor. Pero, a pesar de esto, hay algunos otros ejemplos en los que se ha buscado mantener la lucha estudiantil en silencio y alejada del interés juvenil.
En muchos casos, el Estado ha buscado callar la lucha y usa a la policía y al ejército para reprimir estas manifestaciones. Claro ejemplo: el ya conocido movimiento del 68 en México.
La necesidad de la lucha conjunta entre pueblo y estudiantes está presente hasta nuestros días. Para evitar que se disuelvan los movimientos estudiantiles, se necesita la ayuda del pueblo. Si el pueblo organizado respalda la lucha de los jóvenes estudiantes, es imposible que el Estado termine con esto y más fácil que éste ceda y cumpla con los derechos educativos de los estudiantes.
En nuestra gran organización también tenemos la dicha de contar con estudiantes que son como esos jóvenes de la historia, dispuestos a defender sus derechos. En Antorcha tienen grandes posibilidades de crecer a nivel académico, pero, sobre todo, de elevar sus mentes enfocadas a un futuro diferente y digno para ellos.
Antorcha siempre ha estado de la mano y hombro con hombro con todo mexicano que luche por cambiar alguna inconformidad o desigualdad y por transformar de raíz estas situaciones. En este contexto existe una organización llamada FNERRR (Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios Rafael Ramírez), la cual vela por los derechos de los estudiantes de todo el país de manera justa.
Este 23 de mayo, la FNERRR cumplió 26 años de luchar por una educación democrática, crítica, científica y popular. Al igual que Antorcha, lleva a los jóvenes cultura, deporte y diferentes disciplinas artísticas; es por ello que estamos con esta organización, a la cual felicitamos por sus 26 años de lucha imparable.
Compañeros, los invitamos a que motiven a sus hijos —niños y jóvenes— a conocer esta organización y a seguir en el movimiento. Antorcha ofrece nuevamente mucho más de lo que imaginamos, y esto es un cambio total de pensamiento y, por ende, un cambio de vida.
Hay que motivar a nuestros jóvenes a no abandonar el estudio, porque este les servirá para un mejor entendimiento de todos los temas y problemas que nos rodean, y les ayudará a cambiarlos de manera crítica, no solo para ellos, sino para la sociedad donde vivimos.
Por eso debemos seguir luchando para cambiar la situación de nuestro país, organizados como lo hace Antorcha y la FNERRR, unidos hasta vencer.
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