El gobierno de México destaca en estos días el bajo porcentaje de desempleo que hay en el país; claro, de acuerdo con sus datos. Sin embargo, habrá que ver si este anuncio se refleja en el incremento del empleo formal, su relación con la informalidad y el impacto en la calidad de vida de los mexicanos.
Habrá que recordar que ellos, los del gobierno, tienen otros datos. No siempre los más acercados a la realidad, aunque deberían ser los más interesados en ello. Ya hemos constatado también que, en ocasiones, las cifras contenidas en los informes presidenciales han entrado en contradicción con los que proporcionan sus propias secretarías.

La información que ofrece la presidenta de la república (2.7 por ciento en la tasa de desempleo), no significa, de ninguna manera, que todos los que están empleados en alguna actividad tienen un trabajo formal, con todos los derechos y prestaciones que ofrece la ley vigente. Lo único que parece propagar la encargada del poder ejecutivo, es un porcentaje que coloca a nuestro país como el segundo lugar en índices de desempleo, pero la cifre pregonada no ofrece información acerca del mejoramiento de la calidad de vida ni de la disminución, en términos reales, de la pobreza.
Formalmente se define a la desocupación o desempleo como el porcentaje de la Población Económicamente Activa (PEA) que está sin trabajo, pero lo busca de manera activa. Sin embargo, sabemos que, ante la dificultad para encontrar un empleo formal y la urgencia por conseguir de forma honrada el alimento, ya no se asiste a las empresas ni oficinas de gobierno a llenar algún formulario; los mayores de 50 años, los que no tuvieron la oportunidad de prepararse para acceder a un empleo calificado, los carentes de experiencia laboral, son solamente algunos de ellos, por tanto; si con los datos de las personas que solicitan empleo se elaboran las estadísticas del gobierno, estamos ante una gran inconsistencia.
De acuerdo con los datos sobre informalidad que ofrece el Instituto Nacional de Geografía e Informática (INEGI) para el tercer trimestre de 2025, la tasa de informalidad laboral fue del 54.9 por ciento de la PEA, es decir, más de la mitad de las personas que están en posibilidades de trabajar, sobreviven con actividades que no les ofrecen garantías laborales ni acceso a la salud y prestaciones sociales; además, la tendencia es al alza, lo que implica una agudización de la situación en los próximos meses.
Los datos de septiembre de 2025 indican que la PEA en México es de 60.3 millones de personas, de ellos 27.2 millones tienen un empleo formal y 33.1 millones laboran en el sector informal, dicho de otra manera, el 54.9 por ciento de los trabajadores, no cuenta con un empleo seguro y no tiene prestaciones sociales. El bajo índice de desempleo pregonado, ¿significa que hay un alto número de mexicanos con un empleo formal?, de ninguna manera. Lo que se si puede deducir es que un gran número de mexicanos ha encontrado la manera de emplearse en la informalidad y lo que esto implica; al parecer, no hay muchas razones para presumir.
Los que vivimos a ras del suelo y no en las alturas, sabemos que el mexicano busca las alternativas para llevar alimento a su familia; hoy de dulcero en el transporte público, más tarde como vendedor ambulante, jardinero, destapa caños, cantor en los bares, plazas y autobuses (proletarios de la música, diría Roque Dalton), mecánicos, peluqueros, albañiles, limpia parabrisas, malabarista en los cruceros, jornaleros agrícolas y una infinidad de actividades más; todo lo que pueda ayudar a colocar el pan y la sal en nuestra mesa, como bien dice la expresión popular.

El índice de desempleo, no implica, necesariamente empleo formal son dos cosas que no deben confundirse, de lo contrario, la apariencia nublaría nuestro entendimiento para darnos cuenta de la dolorosa realidad que padecemos los mexicanos; hay quienes sobreviven en la informalidad y que no necesariamente están en búsqueda de un empleo formal porque están seguros que, ante la falta de oportunidades no lo encontrarán y sólo perderán su tiempo ante la urgencia de ganarse algunos pesos.
Uno de los factores que impiden a la población acceder a un empleo formal, es que, en nuestro país, no se generan en la misma proporción en que las personas lo necesitan; por ejemplo, en comparación con el tercer trimestre de 2024, en el presente año, el crecimiento de la población ocupada en un empleo formal alcanzó 59.5 millones de personas, sólo un incremento de 5 mil en el trimestre respectivo; de acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en todo 2025 sólo se crearon 599 mil puestos de trabajo.
Si el gobierno no puede crear o incentivar la creación de empleos formales, al menos no debería criminalizar a los ciudadanos que buscan alternativas honestas para sobrevivir, como sucede en el municipio de Coatepec, en el estado de Veracruz, donde, desde el pasado 22 de diciembre los comerciantes ambulantes del mercado Miguel Rebolledo son hostigados y violentados por una camarilla que pretende ejercer el control económico de quienes, por necesidad y ante la falta de oportunidades, encuentran en el comercio informal una alternativa para ganarse unos pesos.
Lo que sucede en Coatepec, no es exclusivo de Veracruz; es un problema que se replica en todos los estados de la república, es un problema estructural propio de un sistema capitalista en crisis. Sin embargo, en este caso en particular, se evidencian dos aspectos inmediatos: el primero es la falta de voluntad política, propia de los gobiernos autoritarios y de capacidad para ofrecer alternativa laboral a las familias humildes y, la otra, es la existencia de grupos que pretenden sacar provecho de las necesidades de la población, amparándose en compadrazgos políticos con funcionarios de la actual administración municipal como es el caso de las familias que controlan el 80 por ciento de los puestos de dicho mercado y exigen un elevado precio por su alquiler.
Es posible crear empleos bien remunerados para todos los que lo requieran; nuestro país es la treceava mejor economía en el mundo, es decir, hay forma de hacerlo. Sin embargo, hay que tocar intereses de los acaudalados empresarios y el gobierno actual no ha querido afectarlos y ha demostrado que no lo hará, por tanto, no es bajo esta administración con la que el empleo informal dejará de mantener en el desamparo a millones de mexicanos; es imprescindible la formación de un gobierno del pueblo, verdaderamente al servicio del pueblo, que elimine estos problemas que afectan a millones de familias.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario