MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El fútbol de clase

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El Fútbol en México ha jugado un papel importante en la formación de la personalidad de muchos paisanos, sobre todo entre las clases más humildes, ya que es el deporte más popular. Desde pequeños, en casa y por todas partes nos llega la tentación del balompié y se inicia uno en la toma de partido, y así, sin muchos argumentos, termina uno haciéndose seguidor o hasta fanático de algún club (de las "Chivas", por ejemplo, que muchos eligen por ser un equipo de puros "mexicanos").

El fútbol tiene su propio encanto, recuerdo perfectamente que lograba atrapar mi atención, tan desinteresada y desprejuiciada como la misma infancia, por ser un deporte bastante sólido, fuerte, dinámico, que requiere inteligencia, táctica, habilidades que te cautivan o motivan. Requiere también mucho trabajo de equipo, además de ser un deporte viril y estético, sin caer en lo violento o vulgar cuando se juega bien.

Todos ellos son los elementos que lo hacen el deporte más popular en México y eso lo ha convertido en un buen negocio. Esto se lo debemos al capitalismo, pues en él todo es negocio; en los países de libre mercado también el fútbol es una mercancía a la que se accede si se tiene dinero, y el dinero todo lo que toca lo pudre. Ahí se acabó el encanto.

El soez fenómeno de ver tan aguerrido deporte convertido en opulento negocio, en donde unas cuantas "estrellitas" ganan millonadas por jugar en las ligas y copas o "representar" a su País en torneos internacionales, la escandalosa parafernalia que se mueve en propaganda de bebidas carbonatadas o alcohólicas, ropa y calzado deportivo, comida chatarra y hasta campañas políticas. Es ofensivo escuchar sobre los escándalos de corrupción, transas, guerras comerciales por los derechos de transmisión, el Draft o mercado de piernas que condena a los jugadores a convertirse en propiedad exclusiva de los dueños de los clubes (y que desechan en cuanto ya no les son útiles); y todo lo que corresponde a un supernegocio en el que los más ganones no son, ni con mucho, esos famosos ídolos deportivos sino los grandes clubes de este deporte que comercian con ellos, las televisoras y los vendedores de todo lo que ocupa un fan.

Y no podemos dejar de destacar la forma en que los dueños del dinero utilizan y manipulan a la devoción a tan respetable deporte, como arma de mediatización, de amansamiento de los conglomerados populares, de elemento distractor ante los grandes problemas sociales y políticos, etc., etc.

Harto estiércol es el que rodea y abotarga al fútbol moderno y lo convierte en monarquía absoluta y ariete ideológico de las clases poderosas, las dueñas del dinero y de todo. Es el fútbol de la clase rica. Ese innegable uso clasista es el que ha llevado a algunos "críticos" a condenar al fútbol y a todo mexicano que de algún modo se sienta atraído por ese deporte, a quien inmediatamente insultan por su afición, colocándole en alguna categoría de idiota.

Pero no es cierto, el problema no es la afición del pueblo al fútbol, sino las cadenas doradas que le atan al carro del capital, el problema no es el fútbol, sino su secuestro por parte del interés, su uso por parte de la clase dominante como medio de control y mediatización, además de como pingüe negocio.

Y si esto es así, como considero, la tarea no es deshacerse del fut, atacarle con toda la batería de insultos y denostaciones, condenar y pretender quitarle al pueblo su pasión, sino liberarles a todos estos (pueblo, pasión, fútbol) de las características que le convierten en negocio y en instrumento de dominación.

Los primeros gritos de protesta, los primeros intentos de liberación se hayan en el futbol llanero, en su práctica a como dé lugar. Ahora recuerdo con respeto y admiración al joven aquel que nos juntaba, nos enseñaba y nos ayudó a formar el equipo del barrio que entrenaba en el tiradero de llantas del aeropuerto, donde había espacio de sobra para jugar. Lo hacía por nada, por el gusto de ver nuestros rostros brillar de placer sano...y yo recuerdo el suyo, que brillaba aún más que el nuestro. Por supuesto que no basta, se requiere sistematizar y meterle bofe a la tarea de liberar al fútbol, y ahí le vamos joven.

Son ya 18 las ediciones de la Espartaqueada Nacional Deportiva que desde hace 30 años organiza el Movimiento Antorchista y que ofrece a los sectores más humildes del pueblo mexicano un fútbol (entre otros deportes), su disfrute como espectáculo y sobre todo su práctica, libre de esas cadenas doradas. Dados los importantes avances en tan hercúlea tarea, el Movimiento Antorchista ha instituido el Tornea Nacional de Fútbol.

El éxito era inevitable, y me parece que las mejores sorpresas están por venir, auguro que de esos encuentros saldrán los jugadores que sabrán engrandecer a México, los "amateurs" que con el tiempo le habrán de ganar a los profesionales, al modo como ya lo hacen en el libérrimo beisbol cubano, motivo de orgullo para ellos y de admiración para todo el orbe, cantera de grandes jugadores libres e inmaculados. Así serán nuestros deportistas que se formarán en la fragua de las Espartaqueadas y los torneos deportivos nacionales antorchistas, entre ellos el de Fútbol. Por lo menos eso es lo que deseamos.

Y por eso le diremos a este proyecto emancipador como Neruda le dijo al aire: No te vendas...no te encadenes, no te fíes de nadie que venga en automóvil a examinarte, déjalos, ríete de ellos, vuélales el sombrero...vamos donde esté floreciendo la nueva primavera y en un golpe de viento y canto repartamos las flores, el aroma, los frutos, el aire de mañana. Yo con este me quedo, con el futbol libre, con el de los pobres, con el fútbol de clase proletaria.

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