MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El ataque sionista-estadounidense a Irán

image

Israel y Estados Unidos, al unísono, han atacado Irán, dejando una secuela de muerte: 610 fallecidos y 4 746 heridos (Sputnik, 24 de junio). Atacan a un país que, desde la revolución de 1979, lucha por su soberanía y ha resistido firmemente las atrocidades y el expansionismo sionista-imperialista en el Medio Oriente.

Irán no es víctima fácil, y en su recién signada alianza estratégica con Rusia y su incorporación a los Brics, ha desarrollado una gran fortaleza y capacidad defensiva.

Los atacantes pretenden justificar su acción aduciendo que Irán prepara armas nucleares, patraña como la empleada por George W. Bush en 2003 para invadir Irak, pretextando que Saddam Hussein poseía “armas de destrucción masiva”, pero que, después de invadido Irak, jamás fueron mostradas. Todo fue un colosal engaño, como hoy ocurre con Irán. Veamos.

El 20 de junio, el argentino Rafael Grossi, director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), declaró: “No hay pruebas de un programa nuclear militar activo en Irán”. El jefe del OIEA tomó distancia de la resolución aprobada por la Junta de Gobernadores del organismo el 12 de junio, que denunció a Irán por incumplir sus compromisos nucleares.

Las declaraciones surgen tras el ataque aéreo lanzado por Israel contra territorio iraní el pasado 13 de junio, en el que Tel Aviv argumentó que Teherán intentaba desarrollar armas nucleares, una acusación que el gobierno iraní rechaza categóricamente.

El máximo responsable del OIEA reiteró que no existen señales de que Irán mantenga un plan activo para fabricar armamento nuclear. Un reconocimiento tardío: Israel ya había atacado Irán “justificándose” mediáticamente en el informe de la Junta de Gobernadores del OIEA del 12 de junio. Pero entonces, ¿cuál es el motivo real concreto de la embestida?

A este respecto es ilustrativa la explicación puntual que hace el reconocido analista internacional Thierry Meyssan: 

“Lo que está en juego con el programa nuclear iraní no es lo que todos creen saber. Irán renunció a la bomba atómica desde 1988. Pero, con la cooperación de Rusia, la República Islámica ha venido tratando de descubrir los secretos de la fusión nuclear de uso civil”.

Y desarrolla: “En 2005, Mahmud Ahmadineyad fue electo presidente de la República Islámica. Ahmadineyad es un científico que considera que los secretos de la energía atómica pueden permitir a todos los pueblos liberarse del yugo de las transnacionales occidentales del petróleo […] Por eso Irán cuenta hoy con decenas de miles de científicos nucleares. A lo largo de toda una década, el Mosad israelí ha asesinado grandes científicos iraníes, supuestamente para impedir que fabriquen una bomba… que Irán no quiere. Tras esos actos terroristas de Israel se esconde también el interés de ciertas transnacionales del petróleo […] El proyecto consiste en utilizar la fusión nuclear para generar electricidad y poner ese beneficio a la disposición de los Estados en vías de desarrollo […] Pero contradice directamente la visión británica del colonialismo”.

Y agrega Meyssan, refiriéndose a la normatividad: “China y Rusia han destacado constantemente que Irán no tiene un programa nuclear de carácter militar desde 1988. Y, contrariamente a los occidentales, Rusia sí sabe de qué habla… porque está asociada a las investigaciones que Irán realiza. En otras palabras, hay rusos en numerosos centros nucleares iraníes. No debemos olvidar, además, que Irán firmó el Tratado de No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP). Y, como Estado firmante, se somete a las inspecciones del OIEA. Desde 1988, el OIEA no ha encontrado nunca algo que permita suponer la existencia del hipotético programa nuclear iraní de carácter militar […] Y no está de más recordar que Israel ni siquiera es miembro del OIEA. El 4 de mayo de 2010, la República Islámica de Irán presentó a los Estados firmantes del Tratado de No Proliferación de las Armas Nucleares de la ONU una propuesta de ‘Creación de una Zona Libre de Armas Nucleares en el Medio Oriente’. La propuesta de Irán fue acogida favorablemente por todos los Estados de la región… con excepción de Israel” (Red Voltaire, 24 de junio).

El problema, pues, no está donde pretenden hacernos creer los medios occidentales, sino en el tenaz rechazo estadounidense a la revolución iraní de 1979, que terminó con el reinado títere del sha Mohammad Reza Pahlevi (considerado uno de los hombres más ricos en aquel entonces). De esa revolución surgió un régimen antiimperialista que Estados Unidos busca derrocar mediante sanciones económicas, incitando la disidencia interna, propalando acusaciones absurdas y ahora con el ataque militar abierto.

Sputnik relata esa historia. Jimmy Carter promovió un golpe de Estado, aunque luego desechó la idea y mejor congeló 8 100 millones de activos iraníes e impuso un embargo comercial. Ronald Reagan, en 1984, calificó a Irán como “Estado patrocinador del terrorismo”, con todas las implicaciones que ello conlleva. Bill Clinton, en 1995, afirmó que Irán buscaba armas de destrucción masiva.

En 1996, calificó a Irán de “principal Estado patrocinador del terrorismo”. La Ley de Sanciones a Irán (1996) aumentó la presión económica. George Bush, en su discurso anual al Congreso de 2002, llamó a Irán parte del “Eje del Mal”. En 2003, sostuvo: “Irán sería peligroso si tuviera un arma nuclear”. La Ley de Apoyo a la Libertad de Irán (2006) otorgó 10 millones de dólares a la oposición iraní.

El vicepresidente, Dick Cheney y el embajador ante la ONU, John Bolton, respaldaron el cambio de régimen. Barack Obama insistió en que “Irán estaba en camino de tener una bomba nuclear” (Sputnik). Así, desde hace más de dos décadas, el imperialismo viene utilizando ese espantajo.

Pero las razones reales son otras, de orden económico y con raíces históricas. El Estado de Israel, fundado en 1948, es una creación del imperialismo, primero británico y después estadounidense; una operación conjunta del capital judío, la City de Londres y Wall Street; una cuña de Occidente clavada en la entraña del mundo árabe, en el corazón del Medio Oriente, en tierras habitadas desde tiempos inmemoriales por los palestinos y que ahora, cobijados bajo un supuesto “mandato divino”, los sionistas ocupan, y donde, desde octubre de 2023, han masacrado a más de 52 mil habitantes de Gaza.

Para funcionar como bastión imperialista, Israel se ha convertido en una potencia militar de primer orden. Por su población (9.8 millones de habitantes), ocupa el lugar 96 mundial; en contraste, según el Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI), ocupa el octavo sitio entre los países exportadores de armamento y el decimoquinto en importaciones. 

Además, desde finales de los años cincuenta (a menos de una década de nacer como país), desarrolló, con ayuda de Francia, la bomba atómica, que obtuvo a finales de los sesenta, y hoy es uno de los nueve países con armas nucleares, octavo por el número de ojivas. Israel, pues, no es un país más, sino un gran cuartel del imperialismo en la región, un bastión de la principal potencia armamentista mundial y promotora de guerras: Estados Unidos.

Este es, con mucho, el primer exportador mundial de armas: 43 %; le siguen de lejos: Francia (9.6 %), Rusia (7.8 %) y China (5.9 %) (SIPRI, 2024). Y ahora mismo la OTAN obliga a sus miembros a elevar el gasto en “defensa”, del 2 al 5 % del PIB, obviamente en beneficio de los fabricantes estadounidenses, principales proveedores y promotores de los ataques a Irán. Pero más en lo profundo subyace el sistema económico imperialista, que hace de las guerras un poderoso factor de acumulación de capital.

En este episodio, entre otros que han sido y que vendrán, Irán, después de fuertes descalabros sufridos durante los últimos años, como el asesinato de altos mandos militares y destacados científicos nucleares, estuvo ya en condiciones de responder muy eficazmente a los bombardeos israelíes, e incluso al ataque de Estados Unidos, evidenciando así que sus atacantes no son omnipotentes como hasta ahora parecían serlo; quedó también de manifiesto que Irán no es víctima fácil, y que en su recién signada alianza estratégica con Rusia, y económicamente con su incorporación a los Brics, ha desarrollado una gran fortaleza y capacidad defensiva, y hoy, ante el asombro del mundo entero, hizo retroceder a Israel y a Estados Unidos, que en otras circunstancias hubieran ido hasta el fondo, como han hecho en incontables países.

Pero tuvieron que reconocer que Irán no era Libia, ni Irak, ni Granada. Ello constituye, sin duda, un valiosísimo aporte a la paz mundial y al debilitamiento del poder imperialista.

0 Comentarios:

Dejar un Comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados *

TRABAJOS ESPECIALES

Ver más