Las noticias sobre la situación social, económica, política y hasta climática en México cada vez se tornan más oscuras. Bien se sabe que los indicadores económicos y sociales son esenciales para saber si un país está avanzando o retrocediendo, son estos los que señalan los diversos problemas y las necesidades de la población, los que indican si se está creciendo, si se ha mejorado la educación, etcétera. En aras de informar correctamente a la opinión pública, compilo
aquí algunos datos necesarios para un análisis certero de la situación actual del país. Crecimiento económico:
El primer trimestre de 2019 tuvo un crecimiento económico de 0.2 por ciento, el peor desde Ernesto Zedillo (-1.9 por ciento). Si comparamos el inicio de sexenio de AMLO con el de Peña Nieto, la diferencia es abismal, pues este último comenzó con un crecimiento de 2.7 por ciento; y sí se comparan las cifras con el 2018, la diferencia sigue siendo tremenda: 2.1 por ciento contra 0.2 del 2019.
Es, pues grave. Y más todavía cuando, al día siguiente de publicadas las estadísticas, lo único que el Presidente pudo decir es que "la prensa fifí le estaba haciendo complot", que "revisen cómo le fue a Zedillo" y que "México sí crecería de acuerdo a lo estimado"; pero inmediatamente después se contradijo, cuando la Secretaria de Hacienda tuvo que ajustar sus expectativas de crecimiento para 2019 de 1.5-2.5 a 1.1-2.1.
Inversión pública y privada:
Respecto a la inversión pública, en este sexenio será casi inexistente. Con todo el dinero destinado a la entrega de apoyos monetarios y a grandes proyectos (que de "grandes" sólo tienen el nombre, por estar desfasados de la realidad y las necesidades actuales) y con el Ramo 23 eliminado del PEF, este año no habrá inversión en infraestructura, servicios y bienes que ayuden a mejorar la vida de los mexicanos más pobres.
Sobre la inversión privada, ya diversos analistas han dicho que ésta se ha estacionado. Las calificadoras han pasado el estatus de México de "estable" a "negativo" ocasionado que toda la inversión privada (incluso la destinada a los proyectos del Gobierno) dé un paso atrás.
Seguridad:
El primer trimestre de 2019 se ha registrado ya como el más violento en toda la historia del México moderno: 8,493 víctimas de homicidio doloso, según cifras oficiales de la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana ( SSPyPC). Cuando el periodista Jorge Ramos cuestionó al Presidente sobre los alarmantes datos, lo único que Lopez Obrador dijo fue: "Yo tengo otras cifras"; y sí, tenia otras, más graves todavía. Además, las cifras oficiales se dieron a conocer dos días antes de la masacre en Minatitlán, Veracruz, que dejó 13 muertos, de la cual el Presidente tampoco se quiso hacer ni remotamente responsable.
Empleo:
ésta es noticia vieja: el sexenio de AMLO comenzó con una serie de despidos en masa de trabajadores que, según él, eran aviadores o de confianza, pero que, en los hechos, eran simples trabajadores más de las dependencias federales. También, despidió a miles de especialistas porque "cobraban mucho", contratando gente poco capacitada que sólo ha ahondado los problemas a qué se enfrenta el país. A esto se suma, además, el escandaloso aumento del empleo informal, consecuencia clara del despido, y el aumento de los ninis y el número de desempleados, muchos de los cuales serán subvencionados por el Estado, cuando la solución verdadera sería, en realidad, crear empleos para ellos.
Educación:
En este ramo, las cosas también se muestran delicadas, sobre todo tomando en cuenta que ya se ha dado marcha atrás a la Reforma educativa impulsada por Peña Nieto y que la CNTE (el hijo no deseado del SNTE) por fin ha vuelto a tomar control de la educación (pastel que, parece, fue el prometido por AMLO). Si a esto se suma que al frente de la SEP se encuentra un personaje con poca o nula educación pedagógica, desde ya se vislumbra que el camino se llenará de baches.
Y la cereza del pastel, lo que AMLO prometió que se eliminaría por completo, que siendo él honesto, todos los serían: la corrupción: ¿hay avances en la erradicación de la corrupción? No, quedará para ejemplo de la posteridad el mal combate al huachicol, que sólo dejó 135 mexicanos muertos y ni un solo procesado por este delito. Lo que es más grave, el Gobierno morenista se ha visto envuelto en una serie de escándalos que involucran mal uso del dinero público. Doy tres ejemplos: 1) Hace unas semanas, se informó que el Gobierno entregaba contratos con adjudicación directa, dejando de lado las licitaciones de los contratos para los proyectos que se van a realizar. Esto, se le criticó, permitía la corrupción al no saberse por qué y con qué méritos la empresa en cuestión sería la seleccionada para el proyecto; AMLO, sin embargo, argumentó que él "le daba los contratos a las empresas que, sabía, eran honestas". 2) Igualmente, salió a la luz que en el PEF 2019 se contemplaba el pago de cinco millones de pesos a la fundación de la periodista Elena Poniatowska, ferviente creyente del morenismo. ¿A razón de qué se le dio el dinero? No se sabe, y aunque su fundación salió a decir que no se le había entregado ningún recurso, eso levanta aún más interrogantes: ¿dónde está ese dinero? ¿A quién se le dio? ¿Por qué y para qué? Y la lista sigue. 3) El escándalo más reciente: el diputado morenista en Baja California, Víctor Manuel Morán Hernández (con licencia, por cierto) gastó cerca de tres millones de pesos en farmacias, refacciones, comidas y hasta cirugías estéticas para sus familiares, todo con cargo al erario.
¿Son estos los claros ejemplos de honestidad y anticorrupción que prometía López Obrador?
En campaña, se utilizaba mucho la frase "ya no podemos estar peor, AMLO es la esperanza", pero ya vemos que sí se puede estar peor, que se necesitaba de un Presidente obtuso, ignorante, soberbio, incongruente e intransigente para tocar fondo, para, ahora sí, estar peor. Es tiempo, pues, de dejar de confiar en que mesías reaccionarios disfrazados de utopistas vendrán a componer la situación del país; a México sólo el pueblo mexicano lo podrá sacar adelante; es el momento de unirnos, de organizarnos y de luchar.
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