MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Unidad y lucha estudiantil, necesarias ante la 4T

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Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica

Salvador Allende

En lo que va de este siglo, la lucha de los estudiantes ha tomado gran relevancia, después de las represiones y violaciones a sus derechos por parte del gobierno en el siglo pasado, pues todos recordamos lo sucedido el 2 de octubre de 1968: la brutal represión contra estudiantes, que, además, fue orquestada, según datos históricos, por el propio gobierno. Este ataque se convirtió en el parteaguas en la historia del país, pues después de ese día México fue otro en lo social y lo político.

Por un tiempo, la lucha estudiantil se tornó calmada; solo se escuchaban luchas aisladas en algunos estados. El golpe recibido y la represión contra las manifestaciones hizo mella en la conciencia revolucionaria del estudiantado mexicano.

La lucha de los estudiantes es más que necesaria y está respaldada por el artículo 3º de nuestra Constitución, aunque aún haya autoridades que la pisotean y niegan apoyo con actos de represión.

Fue hasta finales de la década de los noventa cuando se reavivó la llama revolucionaria entre la juventud académica. Nuevos liderazgos se hacían presentes para encabezar demandas educativas ante la inacción del gobierno y el claro estancamiento y falta de inversión en los centros educativos. Estos movimientos iban a la par de la lucha de otros sectores, como el campesinado y los obreros del país, que también se organizaban para reclamar la solución a sus demandas.

Una organización estudiantil que se ha mantenido firme en su lucha por lograr una educación de calidad, democrática, crítica y científica es la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios “Rafael Ramírez” (FNERRR), que a lo largo de 26 años ha encabezado demandas que van desde la construcción de escuelas, laboratorios, bardas perimetrales, becas, albergues estudiantiles, transporte escolar, pago para docentes, además de levantar la voz para exigir un plan de estudios a la altura de otras naciones de primer mundo, así como más inversión para este pilar fundamental del desarrollo del país.

Hablando propiamente de una demanda fundamental e insignia de la FNERRR, está la construcción de albergues estudiantiles en todo el territorio nacional, donde jóvenes de escasos recursos tienen la oportunidad de alojarse sin pagar renta, con todos los servicios, cercanos a sus centros educativos. Estos albergues han sido de gran apoyo para miles de familias pobres que, dada su condición y, muchas veces, la distancia entre sus comunidades y los centros educativos, se ven imposibilitadas para poder mandar a sus hijos a la escuela. 

Estos, al ver las limitaciones económicas familiares, se emplean a temprana edad y, en estos tiempos, son buscados por los grupos delictivos, como se ha dado a conocer en días recientes.

Por mucho, la lucha de los estudiantes es más que necesaria y está respaldada por el artículo tercero de nuestra Constitución. Las autoridades de los tres niveles de gobierno conocen la ley, pero hay quienes la pisotean, negando rotundamente apoyo a los estudiantes; incluso se atreven a reprimir, como en los viejos tiempos. Ahí tenemos el caso de los normalistas de Ayotzinapa, que hasta la fecha no se ha esclarecido.

Pero el caso más reciente donde el autoritarismo se hizo presente para reprimir y desalojar a estudiantes fue el pasado 26 de abril, en el municipio de Miahuatlán de Porfirio Díaz, Oaxaca, cuando policías municipales retiraron por la fuerza a jóvenes del albergue “Dr. Juan Manuel Celis Ponce”. 

Este desalojo fue ordenado por el presidente municipal, César Figueroa Jiménez, y dejó a los estudiantes fuera del inmueble y sin acceso a sus pertenencias.

Este acto reprobable contra los jóvenes estudiantes es el reflejo de una política enemiga del progreso, de la educación, que sirve a intereses particulares y que deja de lado la lucha del pueblo, de los más necesitados; en este caso, de los estudiantes de Oaxaca, quienes han luchado de la mano de su federación para lograr la construcción de su albergue, equiparlo y que se tiene en comodato el inmueble por noventa y nueve años.

Ante este tipo de sucesos, el estudiantado nacional debe unirse, debe convertirse en un puño de acero para romper toda resistencia de quienes se aprovechan del poder para impedir el progreso educativo.

La FNERRR tiene la experiencia y la fuerza necesarias para hacer frente a este tipo de represiones; su lucha es de todos, ellos tienen la razón y cuentan con el respaldo de miles de estudiantes de todo el país.

Hoy su lucha se vuelve más necesaria para hacer frente a la política educativa de retroceso que plantea la 4T, esa política que quiere a un pueblo ignorante para seguir manipulándolo a su antojo.

Por eso, a seguir firmes en la formación de una verdadera vanguardia estudiantil para defender nuestro sistema educativo de las garras de la Cuarta Transformación.

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