MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Un Estado que sí funciona

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México se convierte poco a poco en una tierra de disputa a plena luz del día, donde por un lado se encuentran quienes tienen acaparado el dinero y el poder, y por el otro, aquellos que no tienen más que su fuerza de trabajo.

Son constantes las manifestaciones de los colectivos de familiares de desaparecidos que claman, a veces, volver a ver a sus seres queridos y que, a cambio, sólo reciben largas y más largas en los avances de las investigaciones (y eso, si bien les va).

Según datos del Gobierno de México, en 2025 se recaudó un billón 522 mil millones de pesos de los impuestos de los mexicanos, lo cual indica que los ciudadanos sí están haciendo su parte.

Hay declaraciones del sector de salud donde se denuncian las carencias que sufren no sólo como empleados, sino que también evidencian la falta de infraestructura, equipo y medicamentos en hospitales y centros médicos, cuya única respuesta suele ser la indiferencia y la repetición de que el sistema de salud en México está cada vez mejor.

Los alumnos salen a las calles a protestar contra las condiciones en las que se encuentran sus centros educativos: falta de laboratorios, aulas, canchas y planes de estudio más acordes a la realidad en que se vive. También están en las calles los maestros que luchan por mejores salarios, pensiones y calidad en la educación; quienes, en lugar de soluciones, reciben represión.

Los obreros de varias empresas del país también se han manifestado y han ido a paro por las condiciones laborales, los bajos salarios y la falta de prestaciones. Los jornaleros han dejado de laborar. Se manifiestan policías y custodios de penales por las condiciones en las que se encuentran.

Y así podríamos enumerar a los tantos sectores que se lanzan a las calles a denunciar que están inconformes y que quieren un cambio, al menos, en el terreno que cada uno defiende.

Todos los que hemos mencionado líneas arriba pertenecen a ese enorme ejército de desposeídos a quienes el capital les ha arrebatado todo y solo les ha dejado su fuerza de trabajo como mercancía para intercambiarla por monedas que garanticen su supervivencia. Por medio de marchas, mítines y al calor de las consignas buscan ser escuchados y, sobre todo, que el gobierno del segundo piso de la Cuarta Transformación, encabezado por la señora presidenta Claudia Sheinbaum, atienda sus llamados y les garantice una solución a sus demandas.

Recurren al Estado para pedir seguridad y servicios básicos que una sociedad necesita para vivir dignamente, pues siempre se nos ha dicho que es el Estado quien debe garantizar el orden, la justicia y el bienestar general, proveer los servicios públicos y fomentar el desarrollo económico y social, ya que es quien recaba los impuestos de todos los contribuyentes del país.

Si este aparato regulatorio existe y su función se conoce, entonces ¿por qué el pueblo mexicano está en las calles?

Surgen dos incógnitas. La primera: ¿no hay recursos para cumplir su función? Y la segunda: ¿realmente el Estado está para beneficio del pueblo?

Si nos inclinamos por la primera, debemos decir que, según datos del Gobierno de México, en 2025 se recaudó un billón 522 mil millones de pesos de los impuestos de los mexicanos, lo cual indica que los ciudadanos sí están haciendo su parte.

Pero es el Estado quien destina esos recursos a otros rubros como la entrega de tarjetas con dinero y las obras faraónicas que siguen sin funcionar correctamente; por lo tanto, podemos decir, sin ir a profundidad, que no es la falta de recursos económicos lo que impide al Estado cumplir con sus funciones.

Si nos inclinamos por la segunda —que el Estado no está en favor del pueblo— podemos decir, quizá de manera temeraria, que aunque haya recursos y funciones estipuladas por escrito, no se cumplen, porque en realidad se vela por los intereses de los grandes capitales.

Es por eso que las huelgas, las marchas y las manifestaciones no causan una diferencia significativa, porque están jugando del lado de la cancha donde están quienes acaparan la riqueza, y su función real es lograr que eso siga sucediendo muchos años más, eternamente si es posible.

Esto sólo va a cambiar cuando al frente del país haya un gobierno que realmente se preocupe y trabaje para el pueblo, y eso sucederá cuando ese gobierno esté integrado por personas del pueblo: los más buenos, los más nobles y valientes.

Mientras eso no suceda, seguirán llegando al poder representantes de diferentes colores, pero todos del mismo equipo, mientras al otro lado de la cancha siguen las carencias y las inconformidades. Porque el Estado sí funciona, pero en beneficio de los grandes ricos y en contra de los de a pie.

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