Mucho se ha dicho ya que la juventud de ahora es el futuro de nuestro México, pero poco se ha confiado en ella para dirigir u opinar en los asuntos económicos, políticos y sociales de nuestro país, ejemplos de ello los encontramos en el promedio de edad de los colaboradores de primer nivel de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el cual rebasa los 57 años; o en la escasa o nula inversión realizada para el llamado Programa de Universidades para el Bienestar Benito Juárez, programa "prioritario" del gobierno de AMLO que "ofrece estudios superiores a jóvenes que, pese a tener certificado de bachillerato, han sido excluidos de oportunidades de estudio en ese nivel" y que hasta la fecha aquello de "todos los servicios" se reduce a recibir clases en lugares comunes, sin laboratorios, sin libros para investigación, sin un proyecto de infraestructura que alimente la esperanza de la escasa comunidad estudiantil.
En contraste a ello, la labor que el Movimiento Antorchista lleva a cabo con la juventud es imprescindible en los tiempos que corren; formar un hombre nuevo es una de las tareas en las que trabaja Antorcha desde hace ya varios años, pues lucha incansablemente por la creación de escuelas de todos los niveles, albergues estudiantiles, bibliotecas, unidades deportivas, teatros, Espartaqueadas de Matemáticas, conferencias, y un largo etcétera de obras y actividades para alimentar el espíritu de los estudiantes y conseguir que los jóvenes no abandonen sus estudios y puedan contribuir al desarrollo económico y científico de nuestro país.
El Movimiento Antorchista tiene claro que los estudiantes de hoy deben alcanzar un nivel de preparación de excelencia que les permita desarrollar la tecnología, la ciencia, la medicina, la economía y, en general, todos los campos del conocimiento; se tiene que lograr que los profesionistas que se están formando hoy sean de calidad para que mañana se construya un México vigoroso, con un desarrollo económico y social sostenido que le garantice bienestar a su población y, al mismo tiempo, se integre al concierto del desarrollo de los países del mundo.
Sin embargo, se nota que al gobierno que encabeza AMLO no le interesa mucho invertir en ciencia, tecnología, educación y cultura. Por ejemplo, en 2019 el presupuesto para ciencia y tecnología se redujo en 13.6%, es decir, 6,744 millones de pesos menos: el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) sufrió una reducción de 2,561 millones de pesos. Y las tres instituciones de educación superior más importantes del país UNAM, UAM y el IPN, tuvieron que funcionar con presupuestos inferiores al 2018. Pero no son los únicos casos, las áreas de la cultura y el deporte también sufrieron severos recortes: por ejemplo, el presupuesto de la Secretaría de Cultura se redujo en 3.9%, es decir, 1,319 millones de pesos menos; y el presupuesto para la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE) tuvo una reducción de 600 millones de pesos, pues las becas de los deportistas de alto rendimiento se redujeron considerablemente.
Ahora bien, es cierto que necesitamos jóvenes estudiantes bien preparados, que cuenten con el conocimiento que se requiere para hacer de México una nación progresista y sustentable, pero esto no es suficiente; necesitamos jóvenes que, además, estén comprometidos con su pueblo, profesionistas de excelencia con un fuerte arraigo popular que estén comprometidos en la construcción de un México donde exista menos pobreza y desigualdad.
En este sentido, en la construcción de una nación más próspera, quisiera recordar a nuestro camarada de siempre, Ricardo Márquez Muñoz, hijo de padres antorchistas, joven inquieto que entendió la necesidad de luchar por una patria justa y equitativa, un joven que luchó por mejorar las condiciones de educación, vivienda, salud, por la construcción de hospitales y la adquisición de medicamentos, en beneficio de su comunidad, un joven que conoció en carne propia las carencias económicas y de falta de oportunidades y que al conocerlas no se quedó inmóvil, contemplando pasivamente cómo pasaba la vida sin mover ni si quiera un ápice de su voluntad para cambiar las cosas, sino al contrario, se integró a las filas del Movimiento Antorchista a sus 16 años de edad, luchó por el mejoramiento de las condiciones materiales para su comunidad, por becas estudiantiles, por espacios educativos en preparatorias, por despensas para el Albergue Estudiantil "Ezequiel A. Chávez", pero que, lamentablemente, perdió la vida en un accidente automovilístico.
Hoy, en este séptimo aniversario luctuoso, refrendamos nuestro compromiso para continuar trabajando a lado del pueblo humilde de nuestro país, para que la educación que recibimos sea integral, para que los pueblos cuenten con todos los servicios, para que todos podamos tener una vivienda, para que todos tengamos un sistema de salud digno, para que los jóvenes podamos educarnos con excelencia y convertirnos en la vanguardia que encabece al pueblo trabajador en la lucha no solo por mejorar sus condiciones materiales de vida, sino en la lucha por la toma del poder político y así establecer un modelo económico que distribuya equitativamente la riqueza que producimos los mexicanos.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario