“El trabajo del hombre y las riquezas naturales, cada país posee, en mayor o menor número, determinadas riquezas naturales. Entre las principales riquezas naturales se encuentran los yacimientos naturales, las tierras fértiles para la agricultura y la ganadería, los mares con sus peces, los grandes ríos que proporcionan energía eléctrica barata”.
El reparto de la riqueza, que debería traducirse en una mejora salarial adecuada y en el pago justo de impuestos por parte de los grandes capitalistas, permitiría generar un Estado de bienestar real.
Así inicia la gran escritora chilena Marta Harnecker su libro ¿Qué es la sociedad?, dedicado a los trabajadores para que se inicien en el estudio del sistema social capitalista. Aunque su estudio está dirigido a cualquiera, con el fin de comprender el difícil entramado de la sociedad actual, la autora va elaborando a lo largo de su obra diversas preguntas que, con un poco de esfuerzo, el lector podrá utilizar para reafirmar los planteamientos expuestos.
“Sin los trabajadores de las minas esa gran riqueza minera quedaría para siempre hundida en la tierra. Sin el trabajo de muchos hombres, las aguas de la cordillera se perderían en el mar sin ser aprovechadas para iluminar las ciudades y hacer andar las fábricas. Sin el trabajo de los pescadores, el mar no entregaría sus peces. Sin el trabajo de los campesinos, la tierra no entregaría sus frutos.
Es, por tanto, el trabajo del hombre el que permite arrancar a la naturaleza sus riquezas. Las riquezas naturales de nada sirven sin el trabajo del hombre, … en los países capitalistas… van a parar a las manos de unos pocos privilegiados”.
Aunque el libro fue escrito en 1971, la situación no ha cambiado mucho. México cuenta con una población de 133 millones de habitantes; somos el décimo país más poblado del mundo, con una fuerza laboral de 61 millones de trabajadores, y la décimo tercera economía más grande del mundo.
México es el primer productor de plata en el mundo, con una producción anual de 196 millones de onzas; en Fresnillo, Zacatecas, se encuentra la mayor empresa del sector. Somos el noveno productor de oro en el mundo, con una producción anual de 148 mil 502 kilogramos; de esa cantidad, Zacatecas proporciona el 28.8 %.
Los yacimientos minerales son innumerables, pues México encabeza la lista de los diez países más desarrollados en producción minera, destacando minerales como cobre, aluminio, plomo, zinc, estaño, hierro, platino, níquel, bismuto, fluorita, celestita, cadmio, molibdeno, diatomita, barita, grafito, yeso y sal.
Somos el décimo cuarto productor pesquero, el primer lugar mundial en producción de aguacate (con dos millones de toneladas anuales, el estado de Michoacán proporciona el 50 %), el séptimo lugar en tomate, con una producción anual de más de cuatro millones de toneladas, y el séptimo lugar en maíz (aunque producimos más de 27 millones de toneladas anuales, somos también un gran importador).
También somos el primer productor mundial de cerveza, tequila, mango y espárragos; el segundo lugar en chile, nuez, limón y frambuesa; y el tercer lugar en cártamo, guayaba, pimientos, pepino, lechuga, jugo de naranja y cebolla. Ocupamos el octavo lugar mundial en producción de leche, carne bovina y porcina, y el sexto lugar en carne de pollo.
Marta Harnecker en su estudio plantea la siguiente pregunta: “Pero ¿a manos de quién van a parar las riquezas? ¿Van a parar a manos de los trabajadores? En los países capitalistas subdesarrollados una parte muy importante de las riquezas va a parar a manos extranjeras, a los poderosos de los países capitalistas más desarrollados. Otra parte permanece en el país y se reparte entre los capitalistas locales, siendo los trabajadores los más perjudicados.”
En México se padecen algunas de las jornadas laborales más largas del mundo, que exprimen hasta la última gota de sudor de los trabajadores, mientras los salarios son los más bajos, incluso por debajo de países con economías menores que la nuestra.
Esta enorme producción de riqueza solo se explica porque los trabajadores y sus familias están sometidos a una política de desigualdad social descarada. El reparto de la riqueza, que debería traducirse en una mejora salarial adecuada y en el pago justo de impuestos por parte de los grandes capitalistas, permitiría generar un Estado de bienestar real, en el que se mejoren la educación, la salud y la prestación de servicios como vivienda digna, agua potable, drenaje, electrificación, pavimentación, etcétera.
En medio de tanta riqueza, el 78 % de la población, según investigadores como Julio Boltvinik, vive en condiciones de pobreza. Analistas y economistas al servicio del poder utilizan eufemismos como “grupos vulnerables” o “clase humilde” para maquillar una cruda realidad. En México, la pobreza es el resultado de un sistema económico que concentra la riqueza en unas cuantas manos mientras deja a la mayoría en condiciones precarias.
De acuerdo con datos de la encuesta Ensanut, publicados por la Secretaría de Salud, el 16.2 % de las niñas y niños de cero a cuatro años en México presenta baja talla para la edad. A su vez, los hogares de habla indígena presentan un mayor porcentaje de niñas y niños con baja talla en comparación con los hogares donde no se habla lengua indígena (27.4 % y 12.3 %, respectivamente).
A nivel nacional, el porcentaje de baja talla en ese grupo de edad era mayor entre el 20 % con menor Índice de Condiciones de Bienestar (ICB) que entre el 20 % con mayor ICB (20.8 % y 8.4 %, respectivamente).
Todos los que queremos un mundo mejor necesitamos entender y comprender el sistema social capitalista. Para encontrar una solución viable y aspirar a mejores condiciones de vida, la única salida es el estudio profundo del sistema social.
A eso nos llama Marta Harnecker, y junto con el estudio, la creación de una organización capaz de realizar dicho cambio. No hay otra salida.
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