Resulta curioso observar a los renombrados políticos que padecemos, al presentarse una crisis grave o importante en sus dominios. Con la periódica vuelta del ya viejo problema de la contaminación ambiental en la Ciudad de México vemos nuevamente al Jefe del gobierno perredista Miguel ángel Mancera, desesperarse por que, en su opinión, no se le tomó en cuenta en la decision tomada por el gobierno federal al decretar la primera contingencia de este año que dejó fuera de circulación por varios días contínuos a millón y medio de automotores por día. La medida, según la Comisión Ambiental de la Megalópolis (Came), el organismo federal encargado, fue para proteger la salud de los millones de capitalinos y habitantes del Valle de México de las dañinas y canceríginas partículas que surgen y se concentran en la atmósfera que respiramos, por causa de la aparición del ozono que rebasó los 150 Imecas. Por esta razón, hasta los escolares perdieron su hora de recreo aunque no las clases.
Para contradecir las indicaciones precautorias de salud, y hacer valer su autoridad lastimada, Mancera promovió en días de rigurosa prohibición, el ciclopaseo del domingo, el ejercicio al aire libre por las mañanas; en el ángel de la Independencia, clases de Yoga y box, y en el Monumento a la Revolución, exhibiciones de box. Todas estas actividades realizadas entre las ocho y las tres de la tarde con mala calidad del aire. Dos días antes, el propio Jefe de Gobierno declaró reprochando en plena contingencia que la calidad del aire de la ciudad no era de "una situación de emergencia" (periódico Reforma del sábado 20 de mayo). Así desprecia, sin ningún recato, las normas nacionales e internacionales de salud respecto al problema de contaminación.
Para no quedarse atrás, la Sra. Tanya Müller, su secretaria del Medio Ambiente, que es buena para echar abajo con buldozers, viviendas de capitalinos pobres que compraron sus lotes con mucho esfuerzo, como las trescientas familias del predio "La Ciénega" en Tláhuac, que hasta la fecha siguen esperando y presionando después de casi un año y medio de lucha tenaz con Antorcha, les reconstruyan sus casas; esta señora, al ser interpelada por periodistas acerca de la contingencia del momento, respondió airada, que mala calidad de aire, "en China", refiriéndose al problema igual de polución en Pekin o Beigin, la capital de aquel lejano país.
Sacarle al bulto, con pretextos de toda índole, como en esta ocasión, con berriches y malas respuestas, es la actitud cotidiana de estas autoridades ante los grandes y graves problemas de la enorme y principal metrópoli de México.
Pero ya estamos acostumbrados, y no nos sorprende. Al contrario, el PRD a lo largo de 20 largos años de mal gobernar esta histórica ciudad orgullo de todos los habitantes de la república, no ha contribuido en nada a hacerla mejor para sus millones de residentes dándole un mejor aspecto, hacerla más bella y cordial para propios y extraños.
La contingencia ambiental que sufrimos y que acaba de pasar es la más larga en años; no le merece a Mancera y su gobierno, mas que comentarios chuscos siguiendo fielmente la política del avestruz, escondiendo la cabeza en la tierra para no ver la realidad. Las medidas molestas para los automovilistas de dejar el carro en casa y enfrentar el peligroso, apretujado y tardado transporte público, se deben precisamente a las políticas de Mancera y quienes del partido amarillo le antecedieron e hicieron lo mismo que él: nada, absolutamente nada en serio y responsablemente. López Obrador, hoy en Morena, tampoco hizo en su gobierno en la capital algo contra la contaminación; menos se ocupó del problema Alejandro Encinas, el representante principal del pastelote de promesas que lleva por nombre "Constitución de la Ciudad de México" que, a la que sí beneficia, es a la clase política de la que forma parte privilegiada pues habrá más huesos políticos para más. Mancera corrió hace un año a varios de sus funcionarios principales, según para mejorar el funcionamiento de su gobierno, pero ya vemos. Y cuando, como ahora, le vuelven a estallar los problemas en la cara, con graves repercusiones en la salud para los ciudadanos comunes y corrientes que somos la mayoría, sale dando cátedra para oponerse a las medidas de la Organización Mundial de la Salud como ya vimos.
Yo he manifestado anteriormente lo que recomiendan los especialistas en el problema mundial de la contaminación del aire en las ciudades; hace falta que las autoridades, empezando por las de la Ciudad de México, lleven a cabo medidas enérgicas como obligar a los multimillonarios empresarios del transporte de mercancías y de todo, al uso de un disel no contaminante, cambiando el motor de sus miles y miles de unidades automotoras, y la reducción del número de automóvil particular, aumentando drásticamente el transporte público. Pero los poderosos intereses creados y la complicidad de las altas autoridades políticas locales y federales son el freno más potente al combate de la gigantesca y espesa nata contaminante.
Para remachar esta nueva crítica a Mancera y funcionarios de su administración, me remito a lo afirmado por expertos del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM; que consideran que la actual "contingencia si debe ser considerada una emergencia ambiental", ante tal bomba, sobran las palabras. El asma, las afecciones respiratorias graves y el cáncer son el presente y el futuro de los niños, adultos y ancianos de esta ciudad. Lo fundamental para Mancera es su carrera a la presidencia de la república y esperar agosto próximo para renunciar, dejando más problemas que cuando empezó. Poca, regular o mucha como en estos días, la contaminación es cosa de todos los días.
Tampoco Morena ni ningún color de partido va ser la respuesta que esperamos los capitalinos a este y otros mega problemas que sufrimos, porque todos estan cortados con la misma tijera.
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