Estoy de acuerdo con las palabras de Aquiles Córdova Morán, líder de los antorchistas de todo el país, cuando mencionó en una plática reciente que México necesita cambiar, y cambiar a fondo, no por encima o de pasada, cambiando de persona o de color en el poder, ya que esto ha sucedido desde hace mucho tiempo.
Los mexicanos más pobres, los más humildes, debemos sensibilizarnos, solidarizarnos y entender la importancia que tiene organizarnos y concientizarnos, y no actuar como aquel que oye llover y no se moja.
Ahora es necesario un cambio encabezado por líderes nacidos de las entrañas del pueblo, que luchen y busquen transformar el país en beneficio de los más pobres de México.
Si vemos la situación en la que se encuentra nuestro país, nos podemos dar cuenta de que esta no está mejorando, como tanto lo presume el actual gobierno en turno de la 4T, sino que las cosas están mal: la inseguridad se agudiza, la pobreza aumenta, la salud se encuentra abandonada, etcétera.
Ahora podemos ver que buscan eliminar a todo aquel que se niegue a mentir, es decir, a todo aquel que no esté de acuerdo con su política, cuya base es una mentira.
En esta ocasión, uno de los afectados es el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), encargado de generar la medición estadística de la pobreza en México con base en criterios técnicos y objetivos.
Esto se da tras la reforma recientemente aprobada que busca, según la bancada de Morena, “eliminar la duplicidad de funciones” y transferirlas al Inegi. Sin embargo, la verdadera razón parece ser que el Coneval no se ha prestado a maquillar los datos, y ha evidenciado con sus informes que la pobreza en México no ha disminuido, sino que se ha agudizado.
Por ejemplo, el informe más reciente del Coneval señala que, entre 2018 y 2022, el número de personas en situación de pobreza se mantuvo alto: 46.8 millones de mexicanos vivían en pobreza en 2022, y aunque hubo una ligera reducción respecto a 2020, el número de personas en pobreza extrema aumentó en varios estados del país.
Además, más del 50 % de la población no tiene acceso garantizado a servicios de salud, una de las carencias sociales más graves señaladas por el organismo. Estos datos contrastan con el discurso triunfalista del gobierno, que intenta imponer una narrativa de progreso, mientras la realidad de millones de mexicanos dice lo contrario.
A la clase en el poder no le conviene que al pueblo se le muestre la verdad, y aunque se quiera engañar al pueblo, la realidad de explotación y marginación que viven día con día los trabajadores demuestra todo lo contrario a lo que se dice. Cada día, la explotación del capital aumenta para exprimir hasta la última gota de ganancia de los trabajadores.
Si esta es la realidad de nuestro país, entonces ¿por qué el pueblo no se ha sacudido a los políticos que sólo buscan el poder y el dinero? Porque le faltan dos cosas fundamentales: estar organizado y tener conciencia de lo que es México, hacia dónde va y hacia dónde hay que llevarlo para construir un país rico en salud, educación y trabajo, en beneficio de la clase trabajadora. Pues, si el pueblo no se organiza, no lucha y no se concientiza, nadie más lo va a hacer por él.
Los mexicanos más pobres, los más humildes, debemos sensibilizarnos, solidarizarnos y entender la importancia que tiene organizarnos y concientizarnos, y no actuar como aquel que oye llover y no se moja. Necesitamos hacer el esfuerzo de entender y estudiar con mucho cuidado y profundidad la realidad del país, para poder quitarle el lastre al pueblo que vive engañado.
Para esto es necesario —es indispensable— conocer cómo está estructurada y organizada la sociedad, y ser capaces de convencer y demostrar a los mexicanos que nos escuchan en nuestras pláticas, o que nos leen en nuestros escritos, que la salida la podrán encontrar organizándose en el Movimiento Antorchista: la única organización que realmente busca cambiar la realidad de los mexicanos.
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