La desigualdad extrema de la riqueza en nuestro país es enorme. La fortuna total de los catorce ultrarricos mexicanos, aquellos con más de mil millones de dólares de riqueza, aumentó hasta casi duplicarse desde el inicio de la pandemia.
Por cada 100 pesos de ingreso que se observan en el país, 35 pesos se concentran en tan sólo 1 % de la población mexicana, que son las familias más ricas, de acuerdo con el Instituto de Estudios sobre la Desigualdad (Indesig) y Oxfam México.
Sólo el 0.1 % de las familias en México tiene el 22.3 % de la riqueza neta (activos físicos, más activos financieros, menos pasivos financieros).
En un análisis de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (Enigh), las organizaciones destacaron que si bien en los últimos años hay avance en la disminución de las desigualdades, las desigualdades extremas continúan.
Muestra de ello es que los hogares del decil 1, es decir, los más pobres, tuvieron ingresos mensuales de 2 mil 168 pesos. En contraste, los ingresos de los multimillonarios sumaron 958 mil 777 pesos mensuales por persona.
Para dimensionar esta disparidad, las organizaciones desagregaron el último decil en dos grupos (percentiles 91 al 95 y 96 al 100), además de identificar a 1 % de hogares en la cima de la distribución, quienes concentran la mayor riqueza del país.
“Este ingreso es 44 veces mayor que el promedio nacional, que son 21 mil 825 pesos mensuales, así como 442 veces superior a los ingresos del primer decil. De esta manera, los hogares más pobres concentran apenas 2 % de los ingresos totales del país, mientras que los hogares más ricos, que representan 1 % de la población, se quedan con 35 %” (El Economista, 21 de agosto de 2025).
A nivel nacional, de acuerdo con los datos de la Enigh, los ingresos promedio de los hogares mexicanos aumentaron 18.7 % entre 2018 y 2024.
“La ligera reducción de la desigualdad y la pobreza no es suficiente para garantizar el pleno acceso a derechos humanos, el desarrollo de proyectos de vida, la movilidad social y la reducción de la brecha entre los más ricos y los más empobrecidos” (El Economista, 21 de agosto de 2025).
Al presentar el informe La distribución del ingreso y la riqueza en México y países seleccionados, en el Auditorio Jesús Silva Herzog del Posgrado de la Facultad de Economía de la UNAM, Miguel del Castillo Negrete Rovira, jefe de la Unidad de Desarrollo Social de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), sede subregional en México, indicó: “la riqueza está mal distribuida en México, el 1 % posee el 41.2 %”.
Del Castillo también señaló que “en los activos financieros la concentración es mayor: el 1 % posee el 87.9 % de la riqueza financiera, existe a la par una pobreza de patrimonio, ya que el 64.2 % de los hogares tiene menos del 50 % de la media de riqueza neta”.
Subrayó que sólo el 0.1 % de las familias en México tiene el 22.3 % de la riqueza neta.
De acuerdo con este estudio, sólo el 0.1 % de las familias en México tiene el 22.3 % de la riqueza neta (activos físicos, más activos financieros, menos pasivos financieros).
En México, 19.7 millones de personas recibieron 3 billones de pesos en remuneraciones de las empresas privadas; es decir, sólo 12 mil 900 pesos mensuales en promedio. En contraste, tan sólo 1.1 millones de familias recibieron 3.7 billones de pesos en dividendos; es decir, 280 mil pesos mensuales en promedio.
Decir por parte del gobierno federal que se ha sacado de la pobreza a 13.4 millones de mexicanos es propaganda que no le sirve ni al mismo régimen.
La pobreza no es sólo cuestión de ingreso; hay que ver lo que ha sucedido con los accesos a la salud, a la educación, a la seguridad social. Sí aumentó el ingreso, pero eso no redujo otras carencias básicas y quien más claro lo tiene son las personas de menores ingresos.
Aunque el plazo de medición sea de un sexenio, no deja de ser un dato coyuntural que está influido por factores temporales. Por ejemplo, ¿cómo influyó el repunte económico pospandemia? ¿Cuánto tiempo aguanta el sector privado con aumentos al salario mínimo tan superiores a la inflación?
Urge, para acortar la brecha de esta desigualdad financiera, una reforma fiscal progresiva, pero más que eso, urge que el pueblo trabajador se organice y, de una vez por todas, tome en sus manos el poder político para acabar con el flagelo de la pobreza.
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