Desde marzo de 2023 iniciaron los trabajos para la transferencia de los servicios de salud de Hidalgo al IMSS Bienestar, a cargo del gobierno federal; hoy, a más de dos años, el desabasto de medicamentos, la falta de equipo y material gastable, así como la escasez de médicos generales y especialistas, continúa.
La federalización de los servicios de salud prometía el sistema de atención médica pública más grande del mundo y mejor que en los países de “primer mundo”; sin embargo, la realidad es otra.
Están dejando morir a la gente; no hay medicinas ni insumos, y mientras tanto, el sistema se esconde detrás de la burocracia y la simulación.
El cambio de nombre no logra esconder las carencias y deficiencias del sistema de salud anterior y, además, ahora los pacientes tienen que enfrentarse a un burocratismo mayor: para solicitar medicamentos que no hay en los centros de salud, para recibir hemodiálisis, estudios y cirugías, primero hay que averiguar si es responsabilidad del IMSS Bienestar o de la Secretaría de Salud, y después lograr que el IMSS Bienestar considere necesaria la solicitud y le dé permiso a Salud estatal de administrar y ejercer los recursos correspondientes. Si escribirlo es un enredo, imagínese transitar en esa “tierra de nadie” tratando de resolver una urgencia médica familiar.
La transferencia de los servicios de salud manejados por la Secretaría de Salud de Hidalgo al sistema IMSS Bienestar se anunció desde 2023, mismo año en que se iniciaron los trabajos, de acuerdo con la página oficial del Gobierno de Hidalgo, que asegura que del 9 al 27 de enero se realizó el levantamiento diagnóstico de las 557 unidades que integran los servicios de salud en la entidad.
El convenio lo firmó el gobernador el pasado 10 de octubre de 2023 y en marzo de 2024 inició formalmente la transferencia; para marzo de 2025 ha concluido la entrega de unidades médicas, hospitales y el almacén central del sector salud.
Posteriormente, el IMSS Bienestar aseguró que se ha iniciado la entrega de medicamentos de “manera progresiva”, alcanzando el 65 % de abasto en medicamentos y 70 % en material gastable.
Sin embargo, a través de diferentes denuncias, se sigue reportando el desabasto de medicamentos, incluso del cuadro básico. En Huehuetla, la señora Sofía acudió a consulta la semana pasada y no recibió ni el paracetamol que le recetaron: “no hay medicinas, están dejando morir a la gente”, dijo.
En Tulancingo, en la clínica 02, en mayo denunciaron la falta de eritropoyetina, medicamento utilizado en personas con anemia, VIH, hepatitis, insuficiencia renal, entre otras condiciones. Se registraron manifestaciones pacíficas del personal del Hospital Regional de Tula y del Centro Oncológico por el déficit en insumos y medicamentos.
El pasado 3 de marzo, personal de salud de cuatro municipios realizó protestas contra la red del IMSS Bienestar en Hidalgo debido a la falta de insumos y presupuesto que impide la recontratación de personal.
Este viernes, familias marcharon desde Soriana del Valle hasta la Secretaría de Salud para denunciar que en Pachuca, en el Hospital del Rosal y el centro de salud de la colonia Luz del Carmen, padecen la misma situación: no hay medicamentos. También señalaron que en gran parte de los centros de salud no hay medicinas para enfermedades crónicas como la diabetes, que afecta a 11 mil 729 hidalguenses; no hay insulina ni metformina.
También se ha reportado la cancelación consecutiva, por dos o tres veces, de cirugías debido a la falta de insumos quirúrgicos y personal especializado.
Las “Casas de Salud” son otro mecanismo más para supuestamente llevar servicios de salud a las comunidades más alejadas del estado, sobre todo en las regiones indígenas de la Huasteca y la Sierra Otomí-Tepehúa; a la fecha, la mayoría permanecen cerradas.
De ellas tampoco puede responder ni la Secretaría de Salud ni el IMSS Bienestar, pues son “competencia de las presidencias municipales”.
En conclusión, la salud de los hidalguenses es “tierra de nadie”: ni el nivel federal, estatal ni municipal, ni la concurrencia de todos estos tres han logrado hacer realidad el derecho a la salud de los hidalguenses.
Pareciera que, más que buscar la mejora de los servicios de salud, se disfraza la falta del prometido sistema de salud. El desabasto de medicamentos, los tiempos de espera injustificados, el deterioro en la calidad de la atención y, finalmente, la falta de acceso efectivo a servicios médicos esenciales, se mantienen, provocando que cada día miles de hidalguenses tengan que atenderse en el sector privado, y que aquellos con bajos recursos económicos se endeuden cada vez más para solventar la salud de sus familias.
Esta situación no tendrá grandes cambios sin un gobierno que se preocupe verdaderamente por su gente, por los miles de trabajadores que, sin recursos suficientes, se ven obligados a esperar ser atendidos en hospitales públicos que no cuentan con equipo, personal ni medicamentos, pues las políticas de austeridad los limitan.
El tan anhelado servicio de salud digno para todos los mexicanos no será posible sin un gobierno que busque el bienestar de las masas trabajadoras, y este solo puede surgir del mismo pueblo.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario