MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La manipulación social

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Todos estamos sometidos a un constante influjo de opiniones y estímulos que moldean nuestra visión y pensamiento a lo largo de nuestra vida.

Ahora bien, ¿Quién está detrás de estos influjos y qué objetivos persigue? Esa es siempre la gran pregunta. Y precisamente, el éxito de las campañas de manipulación, sean de la índole que sean, consiste en conseguir que los sujetos manipulados no se den cuenta del engaño, ni de cómo ni de quién lo realiza. Todavía mejor: que piensen que la idea o la decisión son propias.

Las clases dominantes no sólo tienen en sus manos el poder económico, sino que también, y como consecuencia de ello, tienen en sus manos el poder político y el poder ideológico.

Lo cierto es que estamos ante una imparable guerra de manipulación universal y constante de la que nadie se libra. Se busca el aplanamiento de la sociedad, distraernos de los graves problemas nacionales y entretenernos con películas, videojuegos, redes sociales, etcétera.

Nos olvidamos de los problemas rutinarios a través de la promoción de la música, el alcohol o las drogas. Estas fuentes de placer inmediato buscan moldear seres humanos dóciles, que aceptan como inevitables todos los males sociales: la pobreza, el desempleo, que no se rebelen por los bajos salarios, las largas jornadas de trabajo o los pésimos servicios de salud y los altos índices de inseguridad. Así lo expone Pedro Baños, en su libro El dominio mental.

Para responder a la pregunta formulada más arriba, tenemos que retomar el libro de Marta Harnecker, ¿Qué es la sociedad?, donde nos da los fundamentos del materialismo histórico.

Las clases dominantes no sólo tienen en sus manos el poder económico, sino que también, y como consecuencia de ello, tienen en sus manos el poder político y el poder ideológico.

En toda sociedad entendida como modo de producción, existen, por lo tanto, dos niveles fundamentales: el nivel económico es el que desempeña el papel fundamental dentro de la sociedad; es la base sobre la cual se eleva todo el edificio social, que se llamará estructura de la sociedad. 

El otro nivel está formado por elementos jurídico-políticos (estado, derecho, etcétera) e ideológicos (ideas y costumbres sociales); lo llamaremos superestructura de la sociedad.

Esto quiere decir que las leyes y la ideología dominante que se difunden en una sociedad no son elementos neutrales, no están al servicio de toda la sociedad, sino que están al servicio de los explotadores, de los grandes capitalistas; ellos imponen su ideología como clase dominante a los explotados, a los trabajadores, que son la inmensa mayoría de la población; a esto se le conoce como el Estado.

El Estado surge cuando la sociedad se divide en clases sociales, en explotados y explotadores. El Estado se caracteriza por mantener el “orden social”; para ello tiene a su disposición a destacamentos especiales, es decir, de hombres armados (policías, ejército, Guardia Nacional, etcétera), las cárceles y otras instituciones represivas. Tiene la necesidad de cobrar impuestos para pagar a esa fuerza pública.

Por último, tiene a su disposición a un grupo o cuerpo de funcionarios, que nos hace creer que están por encima de la sociedad; se sienten intocables. A este cuerpo de funcionarios se le ha denominado burocracia.

Para Vladimir Ilich Lenin, lo más característico del Estado burgués es la existencia de un ejército permanente y de la burocracia.

Expuesto lo anterior, podemos entender que las armas de manipulación social con que cuenta la clase dominante son para mantener las cosas como están; si los métodos de manipulación no funcionan, pone en marcha a la policía, amenaza con la cárcel y, si es necesario, usa al ejército para reprimir toda protesta contra el régimen capitalista.

El medio por excelencia de manipulación es la televisión; sigue siendo el principal instrumento de distracción de la sociedad, y todo lo que vemos en la pantalla tiene un impresionante efecto en nuestra percepción. Más del 70 % de la población ve un promedio de cuatro horas diarias.

Las drogas son una fuente de ingresos económicos extraordinarios y son también una poderosa herramienta de manipulación, sobre todo en la juventud. El mundo del entretenimiento, la industria de la música, acompañan el uso de las drogas. Se estima que una de cada diecinueve personas en el planeta es consumidora habitual de drogas, habiendo crecido el dato en un 30 % en los últimos diez años.

Una mente drogada es mucho más susceptible a los influjos externos y, sobre todo, es parte de un sujeto pasivo.

El uso de las redes sociales transformó la vida de millones de niños y adolescentes en el mundo y tiene efectos directos en la autoestima y el desarrollo emocional de los más jóvenes. 

El diseño de las plataformas determina qué contenido aparece en el feed de cada usuario; este mecanismo puede amplificar la exposición a imágenes de cuerpos y vidas idealizadas, logros espectaculares o estilos de vida inalcanzables, generando efectos en el desarrollo emocional de los adolescentes. Genera la percepción de la vida ajena como perfecta y la propia como insuficiente, y puede traducirse en ansiedad, depresión y baja autoestima.

Si nos cuesta tanto leer un libro, es también porque nuestra capacidad de atención se ha reducido notablemente.

En el año 2000 Microsoft hizo un estudio que calculaba la atención del ser humano en doce segundos; para 2013, ese tiempo ya había caído a nueve segundos. Actualmente, se estima que las personas no prestamos atención durante más de ocho segundos seguidos. Tanto es así que, si una página web no se carga en tres segundos, casi la mitad la abandonamos.

La realidad es que el contexto actual nos induce al abandono de la lectura, esa placentera práctica que nos hace más libres. No sólo por aportarnos conocimientos esenciales, sino por estimular nuestro intelecto, por hacernos pensar; si leemos, tenemos argumentos, opinión propia, y nada puede haber más peligroso para los que manejan a su antojo esta sociedad injusta.

Enfrentemos la manipulación de los poderosos con el estudio de las leyes y las fuerzas motrices más generales del desarrollo de la sociedad: el materialismo histórico.

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