Del jueves 16 al domingo 19 de octubre, los zacatecanos recibimos la visita de nuestro Comité Regional encabezado por el licenciado Lenin Campos Córdova; derivado de ello, se efectuaron encuentros con estudiantes, profesores, campesinos y colonos en los municipios de Trancoso, Guadalupe, Loreto y Fresnillo; y se sumaron también compañeros de Vetagrande, Villanueva y Pánuco.
En primer lugar, quiero por este medio reconocer el esfuerzo del Comité Estatal zacatecano para realizar la convocatoria a los eventos señalados; desde luego, también el logro de los activistas que organizaron a los contingentes para llegar puntuales a la convocatoria, pues el trabajo de todos dio cuenta de que somos una organización sólida con presencia en toda la entidad.
A los antorchistas nos mueve un ideal que no se limita a lograr apoyos gubernamentales inmediatos; a nosotros nos hermana un objetivo superior, que es cambiar el modelo económico y promover una sociedad más justa.
En segundo lugar, reconocer la asistencia de quienes participaron en las productivas asambleas; sé que muchos de ellos salieron desde muy temprano de sus domicilios y regresaron cuando ya caía la noche, además de que todos pagaron sus pasajes; mientras que los villanovenses se organizaron, incluso, para comprar alimentos y resistir la jornada.
La asistencia puntual y absolutamente voluntaria es una prueba irrefutable de desprendimiento y del entendimiento de nuestra causa, pues a los antorchistas nos mueve un ideal que no se limita a lograr apoyos gubernamentales inmediatos; a nosotros nos hermana un objetivo superior, que es cambiar el modelo económico y promover una sociedad más justa, y si ello requiere acción conjunta, no escatimamos ningún esfuerzo para lograrlo. ¡Gracias, compañeros, por su firmeza y determinación!
Creo, en tercer lugar, que los encuentros fueron sumamente productivos, porque demostraron la coherencia lógica con los elocuentes ejemplos y la claridad de nuestra dirigencia por la causa revolucionaria, a cargo no solo del licenciado Lenin Campos, también del licenciado Lázaro Edain y del ingeniero Alberto Miguel, que pusieron de manifiesto argumentos y razones para continuar unidos. ¡Vaya también para ellos nuestro agradecimiento por su convicción y entusiasmo!

De las locuciones vertidas se desprende, con urgencia, la necesidad de estudiar con detenimiento la realidad circundante; debemos entender que los problemas más complejos tienen como explicación el modelo económico existente, que reproduce relaciones de explotación de la clase trabajadora; por ende, resolver temas profundos como el desabasto de medicamentos, la inseguridad o la mala alimentación de los mexicanos solo puede lograrse cambiando la forma de organización económica y, para eso, debemos formar una vanguardia instruida, consciente y dispuesta a luchar hasta el último aliento por conseguir el objetivo.
Por ello, convoco a los jóvenes moradores del albergue estudiantil, a los jóvenes bachilleres, a los maestros y, desde luego, a los campesinos y colonos que conforman los plenos a que nos preparemos; que, como lo indicó nuestro dirigente nacional, conozcamos de memoria el libro de Marta Harnecker, “¿Qué es la sociedad?”, para que sepamos el papel de cada elemento de nuestro entorno y enfoquemos que es viable la transformación profunda.
Finalmente, quiero convocar a que todos, con entusiasmo, nos sumemos a la actividad educadora y logremos despertar la conciencia de la mayoría, sabedores de que es posible una patria más justa; ejemplo de ello es el gran gigante asiático: China, que entre 1981 y 2018 sacó de la pobreza a cerca de 800 millones de ciudadanos; por tanto, pongamos manos a la obra para lograr la politización del pueblo como una tarea impostergable; otras actividades quedaron trazadas, pero de eso me ocuparé en una colaboración futura.
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