MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

ENTREVISTA | Educarse para acceder a una vida mejor

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  • Desde 2012, una secundaria levantada por vecinos organizados en Lomas de Cuautitlán ha crecido de 16 a 200 alumnos y sigue luchando por agua, mobiliario y reconocimiento pleno

La escuela secundaria número 1121, “Rafael Ramírez”, ubicada en la comunidad de Lomas de Cuautitlán, municipio de Cuautitlán Izcalli, tiene su origen en el movimiento social que impulsa mejores alternativas de vida para las familias humildes de las colonias populares, que inician, por lo regular, como asentamientos con alto grado de marginalidad.

Convencido de que la lucha honesta es la forma en que las multitudes desposeídas pueden acceder a mejores condiciones de vida, el maestro Zúñiga enfatiza que la lucha de los jóvenes es legítima.

En el conjunto de luchadores sociales que impulsan las mejoras materiales en el seno de estos asentamientos, se encuentran profesionistas, hijos de trabajadores, que no han olvidado sus orígenes y que ahora están dedicados al aspecto educativo: generan e impulsan instituciones bajo las cuales se forman la niñez y la juventud que habita estos lugares, de la misma manera que lo hicieron ellos años atrás.

Así lo practica el maestro Jorge Zúñiga Barrientos, director de esta institución, quien comenta las particularidades del proyecto educativo que impulsa, bajo la guía del Movimiento Antorchista.

En el año 2012, se aceleró el crecimiento poblacional de la colonia Ejido de Guadalupe; cientos de familias encontraron la posibilidad de adquirir un pedazo de tierra para construir una casa para su familia. Por tanto, también se incrementó el número de niños y jóvenes que arribaron con esas familias y que no encontraron alternativa para la continuidad de sus estudios.

La colonia creció sin un proyecto integral de atención a la población. Los fraccionadores sólo previeron la ganancia económica y no el bienestar ni el futuro de sus habitantes.

La escuela más próxima se encontraba a más de cinco kilómetros de distancia y, lo que agravaba la situación, además de la pobreza de las familias, era que en esa institución no se aceptaba a los niños provenientes de esta localidad; siempre fueron vistos con desconfianza y menosprecio.

Entonces surgió el intento de un grupo de docentes que conocieron la problemática y que decidieron, en ese mismo año, formar un conjunto de instituciones educativas, desde el preescolar hasta la secundaria. Fue así como surgieron el jardín de niños “Tlacaélel”, la primaria “Citlalmina” y la secundaria “Rafael Ramírez”, las tres instaladas en un galerón rústico improvisado, que hoy se utiliza como local para la lechería comunitaria.

Escuelas de nueva creación, se les catalogó al inicio de sus actividades y, al ser una iniciativa que nació desde la necesidad de la comunidad, no siempre encuentran la posibilidad de contar con el reconocimiento oficial ni con la disposición de los funcionarios gubernamentales para otorgarlo, por lo cual, debido a la misma necesidad de ofrecer certeza legal a los estudios de los alumnos, comenzó la lucha por su incorporación al sistema educativo estatal.

La “Rafa”, como se le conoce, logró obtener su reconocimiento oficial de validez de estudios en el año 2017, no sin una lucha previa de la comunidad de Ejido de Guadalupe y los alumnos de la institución, quienes en las gestiones fueron guiados por los dirigentes del Movimiento Antorchista Nacional.

Las instalaciones que hoy ocupan ese conjunto de instituciones no están en el interior de la colonia. Están en la vecina Lomas de Cuautitlán y estaban abandonadas desde años atrás.

Las construyó la compañía que edificó una unidad habitacional que se encuentra en el camino hacia Tepojaco. En ellas, con sus limitaciones de espacio, se acomodaron lo mejor que se pudo y en ellas permanecen hasta hoy, con los problemas que implica el crecimiento natural de la matrícula estudiantil.

La escuela secundaria comenzó con una matrícula de dieciséis alumnos; hoy la matrícula se ha incrementado hasta llegar a los 200. Los educandos provienen principalmente de las colonias Los Aíles, Lomas del Rosario, Árbol Solo y, por supuesto, de Loma de Guadalupe.

Familias trabajadoras de los tianguis de la localidad, del basurero cercano, de empleos informales, de extracción proletaria, de la gente que lucha para salir al día, vieron en la institución una alternativa para la formación de sus hijos.

Con el paso del tiempo, han depositado su confianza en ella, gracias al proyecto de educación integral desarrollado por los docentes y directivos.

Recientemente, como resultado de la lucha que han desarrollado los alumnos integrantes de la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios Rafael Ramírez en esa institución educativa (FNERRR), junto a sus maestros y padres de familia, lograron que el Ayuntamiento de Cuautitlán Izcalli dotara de 40 bancas universitarias en buen estado para facilitar el proceso de enseñanza-aprendizaje.

El maestro Jorge Zúñiga Barrientos enfatizó que las necesidades apremiantes de la escuela son diversas, una de ellas era la falta de mobiliario escolar en buenas condiciones. El que se utilizaba tenía ya muchos años y algunos se encuentran con un grado de deterioro tal, que “ya no es posible que funcionen, incluso después de múltiples reparaciones”.

El otro problema que denuncia el académico es la falta de agua potable. La escuela no cuenta con red para el suministro continuo y es abastecida mediante camiones cisterna o pipas; sin embargo, no son regulares, por lo que continuamente se presentan problemas para el uso y limpieza de los sanitarios y el lavado de manos de los alumnos que es necesario hacer continuamente en esta zona expuesta a las polvaredas.

Convencido de que la lucha honesta es la forma en que las multitudes desposeídas pueden acceder a mejores condiciones de vida, el maestro Zúñiga, como lo conocen sus alumnos, enfatiza que la lucha de los jóvenes estudiantes es legítima y están en su pleno derecho:

“Son visibles las carencias en la escuela, no han recibido mobiliario escolar desde su fundación; el que tienen se debe a la solidaridad de otras instituciones y porque han tenido que obligar a los gobiernos para que, a cuentagotas, envíen algunos materiales. El Estado debe garantizar el acceso de los niños y jóvenes a la educación, y eso significa que se les dote de todo lo necesario para ello”.

Por eso, señala el maestro Zúñiga, cuando los funcionarios se olvidan de sus obligaciones, hay quienes les deben recordar sus obligaciones y en este caso, en particular, son los jóvenes alumnos.

Los estudiantes se han estado movilizando para solicitar la intervención del presidente municipal, “en conjunto solicitamos que se nos escuche y que se nos resuelva pues en nuestro país hace falta mucha inversión en el aspecto educativo”.

Los docentes analizamos junto a los alumnos la realidad de nuestro país, las condiciones en las que vivimos, las razones que permiten que sólo unos cuantos lo tengan todo y la mayoría de los trabajadores de nuestro país tenga muy poco o no tenga nada. “Queremos que nuestros jóvenes sepan defenderse de las injusticias de los gobiernos”, expresa con seguridad.

Tenemos derecho a pedir butacas, agua potable, computadoras, pero también es nuestro derecho organizarnos y luchar en contra de los gobiernos que no quieran resolver nuestras necesidades.

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